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OTU, Colombia.- Unos dos mil combatientes paramilitares, incluyendo uno de sus caciques que Estados Unidos considera un importante narcotraficante, se formaron en pelotones ayer para entregar sus armas a cambio de una amnistía en una de las más grandes ceremonias de desmovilización de estos grupos en años.
Milicianos usando su traje camuflado con el símbolo del Bloque Central Bolívar de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), se reunieron frente al escenario ensamblado en una fuertemente custodiada finca en la que depusieron su lucha entregando sus armas de combate y hasta dos helicópteros artillados.
Cuando uno a uno empezaron a entregar sus armas y darle la mano al comisionado de Paz, Luis Carlos Restrepo, varios empezaron a disparar al aire.
Los organizadores abruptamente apagaron la música festiva y pidieron por los altavoces que pararan.
?Por favor no disparen más. Esto es supremamente peligroso?, dijo un funcionario gubernamental.
El comandante del grupo Carlos Jiménez, alias ?Macaco?, dio un breve discurso a los combatientes y les agradeció por sus servicios.
?Pido perdón por todos los hechos que podría haber hecho a los colombianos?, dijo el paramilitar.
Otro de los jefes, Ernesto Báez, afirmó que se lanzará a la política y pidió dos curules en la cámara para los paramilitares que hayan dejado las armas.
