Un sospechoso de terrorismo dijo ayer que el sur de Filipinas se ha convertido en un importante centro de entrenamiento para el grupo terrorista Yemá Islamiya y en un refugio de indonesios involucrados en ataques, incluyendo los atentados de 2002 en Bali.
Rohmat, arrestado la semana pasada como un presunto operador de este grupo en Filipinas, dijo que había entrenado a nuevos reclutas del grupo Abu Sayyaf -vinculado a Al Qaeda- y que sus líderes tramaban efectuar más atentados y secuestros.
Los detalles proporcionados por el indonesio experto en artes marciales muestran una relación cercana y altamente organizada entre dos de los grupos más peligrosos del sureste asiático, y en parte explican por qué persiste la amenaza terrorista a pesar de años de lucha para erradicarla.
Cuando partió de un campamento de la Yemá Islamiya llamado Jabal Qubá en el sur de la isla de Mindanao, poco antes de ser detenido en un puesto de control del Ejército, Rohmat dijo que 23 reclutas indonesios acababan de concluir entrenamientos en la selva que incluían lecciones para el manejo de explosivos y armas, técnicas de combate y conocimiento del Islam.
“Había 23 hombres que acababan de concluir los cursos. Me enteré que serían enviados a sus casas y otros se quedarían para entrenar a más reclutas”, dijo Rohmat, de 26 años, en un cuartel oculto del Ejército en que estuvo esposado y escoltado por oficiales.
El entrenamiento de reclutas de la Yemá Islamiya en Mindanao comenzó a fines de la década de 1990, indicó.