El tabaco es la primera causa de muerte por cáncer pulmonar.
El radón se encuentra en todo el mundo y aumenta en ambientes o edificios cerrados.
Ginebra, (EFE).- La Organización Mundial de la Salud (OMS) reveló que el radón, un gas radiactivo de origen natural, es la segunda causa de cáncer de pulmón en el mundo, después del tabaco.
Los científicos atribuyen a ese gas radiactivo del 10 al 15 por ciento de casos de cáncer de pulmón, pero ese riesgo se multiplica por 25 cuando se trata de fumadores, afirmó el responsable del Programa sobre Salud y Radiación de la OMS, Mike Repacholi.
El radón se encuentra en todo el mundo y su grado de concentración depende de la presencia de uranio en la tierra, desde donde emana a la superficie, entrando incluso a los inmuebles a través de grietas u orificios.
Según Repacholi, "el radón expone a todas las poblaciones a un riesgo sanitario que puede prevenirse fácilmente, pero hasta ahora se trataba de un tema que no había llamado la atención".
"En nuestras habitaciones se trata de la principal fuente de exposición a radiaciones ionizantes, lo que en numerosos países representa el 50 por ciento de la exposición de la población a la radiactividad natural", declaró el experto.
Para hacer frente a este factor de riesgo, la OMS ha lanzado un proyecto internacional, de tres años de duración, para ayudar a los países a reducir los riesgos sanitarios asociados al radón.
Entre las medidas concretas que se propondrán destacan la evaluación de riesgos, la adopción de normas para reducir la exposición y la concentración del referido gas, así como campañas de sensibilización dirigidas a los políticos y las opiniones publicas en general.
El grado de exposición al radón aumenta en ambientes o edificios cerrados, advirtió Repacholi, lo que explica que su presencia se haya detectado sobre todo en países donde el invierno es intenso y los inmuebles están provistos de sistemas efectivos de aislamiento térmico.
Ese gas penetra en las viviendas por aberturas como las fisuras en el hormigón, agujeros en el suelo, pequeños poros en los muros, agujeros negros o desagües.
La concentración de este gas radiactivo puede reducirse de manera inmediata teniendo las ventanas abiertas para permitir la circulación del aire, abriendo sistemas de ventilación o instalado extractores de aire.
En este sentido, los sótanos son considerados lugares donde el riesgo es mucho mayor.