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Es hora de pagar/Del tintero

Fidencio Treviño Maldonado

-A Arturo Gámiz y al profesor José Santos

Valdés a cuarenta años del ataque al cuartel de Madera, Chihuahua (23/09/65).

En la sierra cafetalera de Atoyac de Álvarez del Estado de Guerrero a finales de los sesenta trabé amistad con un luchador social, un trovador y soñador, erudito en literatura rusa y una lumbrera en novelas y cuentos latinoamericanos, su nombre Rosendo Radilla.

Vestigios de los juglares que en aldeas, caminos y veredas con su guitarra entonaba corridos, canciones folclóricas que ponderaba a los guerrilleros de ese tiempo en la sierra guerrerense, un lugar paradisíaco con sus cumbres bañadas por blanquiazules nubarrones, sin embargo en el lugar del conflicto, como a Lucio Cabañas, Genaro Vázquez y otros “guapillos” de la región que por el pretexto de una trampa en simple pelea de gallos se mataban, a ellos Radilla les cantaba.

Rosendo Radilla fue un profesor egresado de Ayoxinapa, Guerrero. Una de las treinta y dos escuelas Normales Rurales, las había para hombres y mujeres, instituciones distribuidas en el país (en La Laguna la de Santa Teresa, en Chihuahua, Salaices y Saucillo, por citar algunas) y que el Gobierno fue cerrando, según las autoridades educativas porque representaban un foco de rojo y caldo de cultivo de guerrilleros, incluso inventando supuestos nexos con el conflicto de Madera, Chihuahua, donde nace el nombre de la Liga 23 de Septiembre.

En el año de 1974 la “Guerra Sucia” ya estaba declarada y en esa desolada parte de Guerrero el imperio del terror lo llevaba a cabo el gobernador Rubén Figueroa, solapado por el demagogo y entonces presidente de México, Luis Echeverría Álvarez y so pretexto de detener a guerrilleros en esta sierra se cometieron atrocidades contra aldeas enteras, el sitio por parte del Ejército de pequeñas comunidades era frecuente, su gente era sacada al patio (cancha) y de ahí tomaban estos “escuadrones con derecho para matar”, todo aquello que según ellos eran o parecían guerrilleros o en su caso señalados por alguien.

El tomar café y leer por largas horas era mi pasatiempo, sobre todo en épocas de lluvia en Río de Santiago, una comunidad cafetalera en lo alto de la sierra de Guerrero, donde entre otras cosas la miseria es el principal tatuaje de sus habitantes.

El lugar de reunión era en la fonda de Don Dimas García y su esposa Doña Sosima y era cuando Rosendo Radilla le empezaba a “rascar” a su guitarra y componer corridos o coplas.

Radilla compuso un corrido que le cambió por una cena a Tere “La Sirena” M., dueña de una fonda en el centro de Atoyac de Álvarez cuando su amante Rafael Miñarro a quien le apodaban “La Muñeca” se batió a balazos con la Policía Motorizada, “La Muñeca”, resistió varias horas en un destartalado jacal tiroteándose con la Policía Judicial (Motorizada) y con muchos balazos en el cuerpo aún no se explican cómo repelió el ataque hasta que el parque se le agotó.

Rosendo fue una más de las víctimas de la “Guerra Sucia”, en 1974 fue aprehendido por un comando en un camión de transporte público (Acapulco-Atoyac), un Flecha Roja que fue detenido por elementos del Ejército en un puesto de revisión en esta carretera.

Desde esa fecha (agosto del año 1974) a Rosendo Radilla jamás se le volvió a ver. Rosendo Radilla pasó a ser un número más de las estadísticas de esta “Guerra Sucia” por hombres con derecho para matar.

El caso de Nassar Haro, Quirós Hermosillo y desde luego las mentes ejecutoras desde arriba, Moya Palencia como secretario de Gobierno de Luis Echeverría Álvarez, presidente de la República sin contar a Rubén Figueroa, gobernador de Guerrero con sed de venganza de todo lo que oliera a guerrillero.

El profesor rural Rosendo Radilla fue detenido, después llevado a una casa de seguridad en las cercanías de San Gerónimo, de ahí junto a otros tres detenidos que estaban en mal estado por la tortura, fueron trasladados a una especie de campo militar y campo de aviación en Pie de la Cuesta, cerca de Acapulco.

Los cuatro jóvenes, tres hombres y una mujer fueron subidos a un avión y a unos veinte kilómetros mar adentro arrojados y por si fuera poco, liados de pies y manos y entre sí para que un cuerpo arrastrara a otro.

Estas mentes maquiavélicas aún están vigentes y su castigo se ve lejano y como todo en México la justicia se posterga, el pueblo se soslaya y los crímenes de cientos de jóvenes en esa “Guerra Sucia” lo más seguro es que queden impunes.

Como quedaron los del dos de octubre del 68 y el jueves de Corpus, diez de junio de 1971.

La Fiscalía Especial para Delitos contra la “Guerra Sucia” debe llevar a los tribunales a cada uno de los autores intelectuales y manos ejecutoras de estos crímenes para que paguen por ellos.

Por lo pronto los matones de estudiantes del 68 ya están exonerados de todo delito, lo mismo pasará con los del 71, sin embargo, para los asesinos de la “Guerra Sucia” es hora de pagar, si aún la justicia y la Ley en nuestro surrealista país tiene algo de luz y la Femospp (Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado) es quien tiene la palabra.

Correo electrónico:

linga_1031@hotmail.com

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