Es que nadie me lo dijo. Si lo hubiera sabido? jamás lo hubiera hecho. Ésta es una de las frases que, con más frecuencia, Yordi Rosado y tu servidora escuchamos al entrevistar a muchas jóvenes entre 14 y 22 años, que pertenecen a diversos campos e ideologías.
Estas palabras nos motivaron a realizar el proyecto Quiúbole, que nos llevó tres años y medio realizarlo.
¿Sabías que??
-De acuerdo a un estudio realizado en la UNAM y publicado en Reforma, anualmente, 500 mil niñas de entre 12 y 19 años se embarazan en nuestro país. Esto significa mil 369 embarazos al día.
-De acuerdo con la Consulta Mitovski, a los 18 años, 86 por ciento de los jóvenes ya tuvieron relaciones sexuales. La edad en la que tienen su primera relación sexual es a los 17.6 años.
-Según datos del INEGI, sólo 45 por ciento de mujeres entre 15 y 19 años utilizan métodos anticonceptivos, cuando 96 por ciento de los jóvenes los conocen.
-Hace cincuenta años se conocían cinco E.T.S. (Enfermedades de Transmisión Sexual); ahora, más de 50 y 25 de ellas son muy comunes entre los jóvenes; muchas de ellas son asintomáticas y 30 por ciento incurables.
-Es cuatro veces más probable que una joven contraiga una E.T.S. que se embarace.
-Hoy, más mujeres mueren por Virus de Papiloma Humano que por SIDA.
-El 38 por ciento de los abusos sexuales suceden en la casa de la víctima, 38 por ciento en la de familiares y amigos; en su mayoría la niña lo calla.
-El consumo de drogas en los últimos diez años ha aumentado exponencialmente, y la edad de los jóvenes que la consumen es menor. Antes, empezaban a los quince años; ahora comienzan desde los doce.
-Enfermedades tipo alcoholismo, anorexia, bulimia y comer compulsivamente se han incrementado de manera importante entre los jóvenes.
-El índice más alto de suicidio es entre adolescentes de 15 y 19 años.
¿Qué estamos haciendo? o ¿Qué no es estamos haciendo? ¿Por qué pasa todo esto? Podemos pensar en muchas razones: falta de valores, de comunicación entre padres e hijos, el aumento de divorcios entre las parejas, presiones del entorno social o mil cosas más. Sin embargo, aunado a todo lo anterior, la razón más contundente es la falta de información.
Piensa, ¿de dónde obtienen información los jóvenes sobre los temas importantes a los que se enfrentan? En su mayoría: de los amigos, de los medios y, sobre todo, de Internet. Si eres papá o mamá de adolescente o tienes algún contacto con jóvenes, coincidirás conmigo en que platicar con niñas de 16 años ahora, equivaldría a platicar con niñas de ¡veinticinco años de antes! Nos dan diez vueltas y ¡saben japonés! Sin embargo, la información que adquieren no siempre es la más adecuada, ni la más real.
Te invito a que te metas a cualquier buscador y escribas la palabra ?sexo?; te sorprenderás de la cantidad de pornografía que está al alcance de cualquier joven conectado a la red. O simplemente visita un puesto de revistas en la calle: un porcentaje importante de lo expuesto también es pornografía.
A lo anterior, súmale que muchos jóvenes en todo el país no tienen una buena comunicación con sus papás o algún adulto cercano respecto a los temas de sexo y drogas. Esto puede adjudicarse a la ?pena? o porque los jóvenes no quieren decepcionar a sus papás. Por todo esto, hoy muchos adolescentes exploran terrenos peligrosos solos y sin mapa alguno.
A los papás nos incomoda
Es irónico: cuando un adolescente quiere manejar -y, de hecho, los incentivamos a que conduzcan aunque sea una actividad peligrosa-, le enseñamos a hacerlo, le pedimos que saque su licencia y lo ayudamos a que sepa controlar todos los riesgos a los que se puede enfrentar. Sin embargo, en lo que a relaciones sexuales o drogas respecta, recurrimos al pensamiento mágico de: no, él o ella no lo va a hacer. Siempre pensamos que nuestro adolescente es diferente al resto de los adolescentes y no hacemos nada para prepararlos; es más, nos alejamos del tema y, como el avestruz, escondemos la cabeza. Si no veo? no sucede.
Para muchos papás, tocar ciertos temas con los adolescentes, les irrita o incomoda; especialmente en la manera que Yordi y yo lo hacemos en Quiúbole: clara, directa y sin rodeos. Sin embargo, estamos convencidos que, cuando a los jóvenes se les da toda la información necesaria, la mayoría toma decisiones inteligentes. Y ahí es el punto en donde todos coincidimos: queremos proteger a nuestros hijos física y emocionalmente para que cuando enfrenten las decisiones más importantes de su vida, estén bien informados. Así, lo harán con cuidado e inteligencia y, sobre todo, nunca tendrán que decir: Es que nadie me lo dijo. Si lo hubiera sabido, jamás lo hubiera hecho? Esto, como padres, creo que no nos lo perdonaríamos.