Ahora, todos están a partir un piñón... menos, claro, los priistas. Para el virtual candidato panista a la Presidencia de la República y actual secretario de Gobernación, Santiago Creel, hay que darle vuelta a la página de las confrontaciones y a cerrar el capítulo de los pleitos estériles para que “trabajemos todos juntos por México” y para Vicente Fox, es tiempo de unir fuerzas para consolidar un México democrático y plural, justo e incluyente.
Y es que para el Gobierno Federal, el espinoso asunto del desafuero es cosa del pasado, un “caso cerrado” que afortunadamente –según el jefe de la Oficina de la Presidencia para las Políticas Públicas, Eduardo Sojo- no tuvo el impacto en los indicadores económicos ni generó incertidumbre o desconfianza en el país y entonces, ya no tiene la menor importancia. Vaya, hasta el propio Andrés Manuel López Obrador ve al mundo con otros ojos: ayer, el jefe de Gobierno del Distrito Federal reconoció que “estuvimos a punto de heredar una situación de inestabilidad política y digo estuvimos, porque aquí no es echarle la culpa nada más a una de las partes, no hay que actuar de manera maniquea, o sea, de una u otra forma, con mayor o menor responsabilidad, todos estábamos metidos en este asunto”.
Cómo cambian las cosas de un día para otro en nuestro país. Con este nuevo escenario, perredistas y panistas aparentan estar satisfechos, pero los priistas están que no los calienta ni el Sol. Sólo por citar algunos ejemplos, los legisladores tricolores Marta Tamayo y Ulises Adame califican como “síndrome de Atenco” la decisión de la PGR y el coordinador en la Cámara de Diputados, Emilio Chuayffet Chemor, de plano, acusó al Ministerio Público federal de quebrantar la certeza jurídica al desistirse de la acción penal contra López Obrador, en esa suerte de aplicación de la Ley optativa.
No falta el analista que hoy interprete los últimos acontecimientos políticos como una simple evaluación de escenarios: de seguir el proceso contra López Obrador y terminar con inhabilitarlo, el gran triunfador sería el priista Madrazo; entonces Fox, en un arrebato de realismo, tuvo que elegir entre los escenarios que favorecían a Madrazo y aquellos que colocaban a López Obrador en la puerta de Los Pinos y se decidió por el segundo... y es por eso que los priistas están tan enojados.