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Esclarecen muerte de ejidatario

LUIS ALBERTO MORALES CORTÉS

El presunto homicida trató de simular que a Juan Antonio Mejía lo había

atropellado un auto ?fantasma?

EL SIGLO DE TORREÓN

VIESCA, COAH.- El crimen fue imperfecto. Poco más de un mes duró la coartada de un presunto homicida, que reconoció haber dado muerte a su cuñado, y después abandonó el cuerpo, todavía con vida, en una carretera rural, para simular que lo había atropellado un vehículo ?fantasma?.

Ubicado y próximo a recibir orden de arraigo, se encuentra Rubén Mercado Delgado, de 26 años, quien después de la muerte de su cuñado, Juan Antonio Mejía Ramírez, de 27 años, cambió de domicilio, del ejido Gilita, municipio de Viesca, a la colonia Zaragoza Sur, en Torreón.

Fue la inquietud de algunos familiares del finado, que autoridades de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), decidieron investigar a fondo la muerte de Juan Antonio, reportada oficialmente, la noche del 23 de julio de 2005.

La envida, es el móvil del crimen, según manifestó a las autoridades el implicado, quien está casado con Luz Elena Mejía Ramírez, hermana del muerto, que en su momento fue ?descubierto? por Lucio Lorenzo Gallegos Orona, de 26 años, y otras tres personas que lo acompañaban.

Entre las primeras indagaciones, se logró establecer que Rubén, estuvo tomando bebidas embriagantes con Juan Antonio la noche del crimen, y fue a las 21:00 horas, cuando el presunto, decidió arrollar con una camioneta a su cuñado.

El vehículo, una camioneta Ford modelo 90, color azul, placas EM 20799, fue utilizada por Rubén para causar las lesiones que cobraron la vida de Juan Antonio. Después se dio a la tarea de subirlo a la caja para dejarlo en un camino vecinal de mayor circulación.

Los reportes señalan que el presunto homicida regresó al lugar del crimen a borrar las huellas de sangre, e incluso limpió con un trapo, las manchas en la defensa y carrocería de la camioneta,

Fue casi a la media noche, cuando Lucio Lorenzo transitaba por el lugar y se detuvo para ver si se ofrecía algo. Rubén le dijo que se había quedado sin gasolina y fue remolcado. Al pasar por el lugar donde yacía Juan Antonio, Rubén ordenó que se detuvieran.

Simulando el hallazgo, el inculpado le dijo a sus acompañantes que ayudaran para llevar a Juan Antonio a recibir atención médica, trasladándose a la clínica del Seguro Social de su poblado, donde les informaron que no había nada más que hacer.

Las autoridades de la PGJE ya giraron los oficios correspondientes, para solicitar la orden de arraigo contra el principal sospechoso del homicidio doloso, para ampliar el expediente 365/05, sobre la muerte del ejidatario.

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