Rastrea la agencia las actividades de más de 30 mil estadounidenses cada año.
AGENCIAS
WASHINGTON, EU.- La Oficina Federal de Investigaciones (FBI) emite 30 mil Cartas de Seguridad Nacional (NSL, por sus siglas en inglés) al año mediante las que espía a estadounidenses ordinarios sin que sean sospechosos de un crimen, reportó ayer el diario The Washington Post.
El cotidiano, que cita fuentes oficiales anónimas, agregó que el número de casos de escrutinio secreto a los estadounidenses representa un aumento de más de diez veces respecto a las normas históricas y un giro del foco del FBI desde los ataques del 11 de septiembre de 2001.
Explicó que una Carta de Seguridad Nacional, permite al Gobierno rastrear la actividad de ciudadanos mediante la búsqueda de patrones o tendencias de asuntos privados, como lectura de libros, compras, viajes, inversiones, contactos telefónicos o Internet.
Las cartas -para las cuales no se necesita la autorización de un juez- no permiten sin embargo a los investigadores leer de manera directa el contenido de, por ejemplo, los correos electrónicos, recordó el periódico.
Por su naturaleza secreta, la persona investigada desconoce que es objeto de un seguimiento del FBI. De la misma forma los individuos no pueden quejarse o pedir que cese el escrutinio, añadió.
Un funcionario del FBI dijo al diario que la proliferación de las cartas obedece a los nuevos poderes obtenidos tras el 9/11 para obtener información de personas que no son sospechosas de la comisión de un crimen o de su involucramiento en actividades terroristas. “Criticada por su fracaso en el 9/11, el FBI arroja ahora una red más amplia, usando las Cartas de Seguridad Nacional para generar pistas y seguirlas”, señaló The Washington Post.
Indicó que las nuevas facultades fueron incluidas en la llamada Ley Patriota, que ha sido duramente criticadas por los defensores de la privacidad. Aunque el Congreso puso una fecha límite en 16 de sus provisiones, las Cartas de Seguridad Nacional son permanentes.
La revelación de la dimensión del espionaje doméstico del FBI se produce en momentos que el Congreso estadounidense debe decidir sí renueva las provisiones o las deja expirar al final del año.
ES ANTIDEMOCRÁTICO
Grupos como la Unión de Libertades Civiles de Estados Unidos (ACLU) han advertido que el uso de las NSL es “antidemocrático”, viola la privacidad de las personas y puede afectar a gente inocente.
“El secretismo en torno a esta Ley ha impedido que el público y hasta el Congreso se enteren de cómo el FBI está utilizando sus nuevos poderes”, se quejó esta semana Ann Beeson, una abogada de la ACLU.
Las quejas también vienen del sector privado, ya que muchas empresas y asociaciones han dicho que las exigencias del Gobierno para obtener cada vez más un mayor volumen de información de los ciudadanos les suponen una carga.
El Departamento de Justicia -que ha ofrecido al Congreso poca información sobre el uso y alcance de las NSL- y algunos legisladores republicanos han defendido la vigilancia clandestina del FBI, con el argumento de que “el que no las debe, no las teme”.
Además, representantes del Gobierno han insistido, en diversas audiencias del Congreso, en que las autoridades tratan de mantener un equilibrio entre la protección de los derechos civiles y la defensa del país contra posibles actos de terrorismo.