En Cruzada de Ridley Scoot, hasta Orlando Bloom se enamora de Eva Green
El País
Madrid, España.- Ese acento francés. Una de las grandes ventajas de los franceses es su idioma. Sus canciones nos arrullan mejor (piensa en Carla Bruni), sus insultos no provocan un salpicado salival como los castellanos -así no se pierde la dignidad durante un enojo-. Y cuando los franceses se expresan en otro idioma, su dulce tono les delata ante el resto de los mortales.
El inglés de Eva Green, intercalado con términos de su idioma natal, fluye suave de su boca, se expande por la habitación gracias a la entonación francesa y mece y atonta. Hipnotiza: síndrome de Estocolmo en diez segundos.
El sonido va acompañado con una belleza felina, un look que apuesta por el negro (en la profunda sombra de ojos, en el traje de chaqueta y pantalón) y por una blusa floreada y transparente, adecuada para la primaveral tarde madrileña.
Eva Greene fuma. Como un carretero. ?Pues sí, qué le voy a hacer. No habrá cámaras enfocándome, ¿verdad? A veces lo dejo, pero entonces me vuelvo loca?. O aquí hay una estudiadísima puesta en escena o en la actriz arde el más genuino espíritu de la mujer fatal.
Por supuesto, el físico no es lo más interesante de esta intérprete parisiense de 24 años. Detrás de todo el envoltorio (de lujo, eso sí), se esconde un alma inquieta. Y una biografía profesional sucinta.
Tres años de estudios de Arte Dramático. Tres -avisamos: el número va a salir más veces- obras de teatro. Por la última, un drama sentimental protagonizado por tres mujeres y titulado Celos en Tres Faxes, fue candidata al premio Molière (los Max franceses) a la revelación femenina en 2002. Y tres películas. En su debut en 2003, todo un Miura. Bernardo Bertolucci la escogió para Soñadores, convirtiéndola en el vértice femenino de un triángulo amoroso compuesto por dos hermanos franceses y un estudiante estadounidense que se dan al desorden mientras la juventud (bueno, la no frívola) vindica la imaginación en las barricadas parisienses de Mayo del 68. ?Era increíble. ¡Rodábamos a cinco minutos de mi casa!?.
Eva Green sacó sobresaliente en este reto físico y artístico. A continuación cayó en el típico papel de ?chica de? en una de aventuras, Arsène Lupin, sobre este mítico ladrón francés de guante blanco del Siglo XIX (Green no tiene buen recuerdo de la película, no ahondaremos en la herida). Y el año pasado recorrió España y Marruecos rodando Cruzada, una megaproducción sobre las cruzadas dirigida por Ridley Scott. ?Todas son de época. No, no hay una razón especial. Así me han ido llegando?.
Su biografía personal aporta más datos: su padre es un dentista sueco (así que Green no es inglés, sino sueco, y se pronuncia grain, o algo parecido); su madre, Marlène Jobert, prestigiosísima actriz francesa: ha hecho películas con Godard, Chabrol o Lelouch. Eva tiene una hermana gemela, Joy. ?No es idéntica. Y no, no tenemos esa conexión especial que dicen que a veces existe entre gemelos. Somos muy distintas. Ella es más práctica y le va montar a caballo. Realmente, vivimos en planetas diferentes?.
También es muy distinta a su madre. ?Ella es más intuitiva en la interpretación, recuerda mucho a Shirley MacLaine; yo soy más cerebral. A mí me gusta llegar a los rodajes con los deberes hechos. En la vida real me ocurre lo mismo. Tengo todo controlado. Nunca estoy satisfecha profesionalmente. Le doy demasiado al tarro?.
Un buen ejemplo es su casa nueva en Londres, en Primrose Hill. Comprada hace ya más de medio año, Green aún no ha acabado la mudanza. ?En mi defensa tengo que decir que ha sido más por falta de tiempo que por mi mente calculadora (risas). Pero no me voy a mover de Londres. Jamás, jamás (recalca) viviré en Hollywood. Iré allí a reuniones, pero odio ese modo de vida, en el que todo es negocio?.
Es momento de meter dedos en alguna llaga. Por ejemplo, en que los productores de Cruzada no la querían por ser? demasiado joven, hecho extrañísimo en el Hollywood actual. ?Ridley Scott y la directora de reparto apostaron por mí desde el principio. Creían que el que yo fuera desconocida ayudaba mucho a mi personaje, una princesa exótica y misteriosa?.
Eva Green encarna a la princesa Sibylla, hermana del rey leproso Balduino IV de Jerusalén, defensor cristiano de la ciudad, que se ve sometida por alianzas reales a un matrimonio de conveniencia aunque está enamorada del cruzado Balian (Orlando Bloom). ?Es una mujer compleja. Dura y fría con sus súbditos, con una vida matrimonial desastrosa, que comienza un romance imposible en el que muestra su lado inocente; su amado hermano está muriéndose de lepra; Saladino y sus tropas amenazan su reino??.
Green apostilla que en el DVD veremos mucho más de Sibylla. Por de pronto, tiene un hijo, también leproso, que no aparece en la gran pantalla. Ridley, ¿por qué nos has hecho esto? ?La verdad es que hice un montón de pruebas de pantalla y no me contrataron hasta una semana antes. Odio los castings. Te sientas en una silla y te dicen que actúes y así valoran la calidad de tu interpretación??.
Sibylla muestra una cara pérfida, algo que le atrae a Eva Green: en sus años en la academia, siempre se pedía los papeles malvados, como Lady Macbeth. ?Bueno, malvados (no le hace gracia el adjetivo inglés evil)? digamos oscuros. Como Lady Macbeth, cierto, porque son complejos, te hacen disfrutar de la interpretación, tienen vida?. Comienza a interpretar a una hipotética Cleopatra que se suicida en un escenario. Retuerce su inglés, sus ojos echan chispas y por momentos se anima.
¿Cuál fue la gran sorpresa del rodaje? ?Que Orlando fuera tan famoso. Yo no le controlaba mucho y aquí en España le perseguían miles de fans. Por supuesto, es un lujo trabajar con Jeremy Irons o Brendan Gleeson. Y con Edward Norton (no lo busques, es el rey Balduino y siempre lleva una máscara metálica). La primera vez que me lo presentaron casi me muero (risas)?.
¿Ve similitudes entre ella y otra desconocida que vive en París, Diane Kruger, y que salía en otra película de época, Troya? ?¡Hombre!?, y suelta un respingo. ?Como poco, Cruzada es mejor que Troya?. Y mira incisiva esperando una confirmación. ?No quiero compararme con otras actrices?.
¿Por qué renunció a La Dalia Negra, un rodaje que dirige estos días Brian de Palma? ?El papel (que ahora encarna Hilary Swank) era demasiado sexual. Con muchos desnudos. Me hubiera encasillado a lo bestia?. Adiós a la femme fatale.
Eva enciende otro cigarrillo.
-Bertolucci ha quemado a muchas actrices, como Maria Schneider, la de El Último Tango en París. ¿No tuviste miedo de que te ocurriera lo mismo en Soñadores?
-Mi madre me avisó. Pero no podía rechazar la oportunidad de encarnar a Isabel. Por suerte no me he convertido en un icono. Mucha gente cree que soy como Isabel: sexy, salvaje, que me desnudo fácilmente? Me halaga, aunque no me parezco en nada. ¿Yo, sexy? Si me vieras por las mañanas?
-Soñadores y Cruzada contienen un claro mensaje ideológico. En estas cruzadas, los musulmanes no son los malos.
-Por supuesto. Sin embargo, nunca me fijo en eso cuando leo un guión. Me intereso por la historia, las relaciones humanas?
-¿Los actores no deben expresar sus opiniones políticas?
-No. Sólo si eres extremadamente inteligente. Claro que tengo opiniones, pero valen lo mismo que las de mis amigos, y las comentamos en un café. Tengo que vivir mucho más antes de ponerme a sentar cátedra.
Una voz surge desde el fondo. Se ha acabado la entrevista. Eva se queda en el sofá, rematando el cigarrillo.