LONDRES,(Reuters) - La última vez que el príncipe Carlos recorrió el pasillo hasta el altar, 800 millones de telespectadores lo vieron casarse con la princesa Diana.
Esta vez, el futuro rey de Gran Bretaña lo va a hacer sólo ante un puñado de testigos cuando se case con su amante de toda la vida Camilla Parker Bowles en una ceremonia civil en el Ayuntamiento de Windsor, en el oeste de Londres.
Los medios de comunicación han quedado excluidos del enlace nupcial, con Carlos siempre cauto ante las comparaciones entre los dos matrimonios en un país donde la mayoría de la gente se opone a que Camilla llegue algún día a ser reina.
Un portavoz del príncipe dijo a Reuters: "Nunca hubo intención de que la ceremonia civil se televisase ya que siempre se pensó en que sería una ocasión relativamente íntima y con pocos invitados".
Sólo 30 personas serán testigos el 8 de abril de la boda de Carlos y Camilla, la mujer a la que siempre se ha achacado haber destruido el matrimonio de "cuento de hadas" de la fallecida Diana.
Los que sí estarán junto a Carlos serán sus hijos Guillermo y Enrique, así como los hijos de Camilla.
La reina Isabel, que ha tardado en aceptar la larga relación de 35 años con la ahora madre divorciada de dos hijos, ha decidido no asistir a la ceremonia civil en lo que ha sido interpretado por mucha gente como un desaire a la pareja.
En 1981, Carlos se casó con su radiante y virgen novia Diana en una espléndida boda en la Catedral de San Pablo en Londres.
Las calles de la capital se llenaron de miles de personas vitoreando a los novios y la ceremonia se televisó a todo el mundo.
Tras la muerte de Diana en un accidente de coche en París en 1997, la audiencia televisiva en todo el mundo casi se triplicó en su funeral.
Carlos aún se enfrenta a otra elección difícil por su matrimonio con Camilla.
Aún no se tomado ninguna decisión sobre si los medios de comunicación podrán después estar presentes en la bendición de la Iglesia en la Capilla de San Jorge, ubicada dentro de los terrenos del Castillo de Windsor.
El servicio será presidido por el arzobispo de Canterbury Rowan Williams, líder espiritual de los 77 millones de anglicanos que hay en el mundo.
Televisar la bendición eclesiástica es un tema delicado porque tanto Carlos como Camilla son divorciados y, como futuro rey, Carlos asumirá el título de Gobernador Supremo de la Iglesia de Inglaterra.
Las normas religiosas se cambiaron en 2003 para que "en circunstancias especiales" fuera posible que los divorciados se volvieran a casar por la Iglesia. La decisión corresponde en cada caso al sacerdote de la diocésis local.
Los planes de la boda ya han pasado por una especie de comedia de enredos, empezando por el cambio de escenario del Castillo de Windsor al Ayuntamiento por un problema con las licencias matrimoniales. Los expertos constitucionales también cuestionan la legalidad de una ceremonia civil.
