Ciudad del Vaticano, (EFE).- El cardenal Alfonso López Trujillo, presidente del Consejo Pontificio para la Familia, dijo que los políticos que apoyan leyes que van contra la familia y en favor de los matrimonios homosexuales, del aborto y el divorcio no pueden comulgar.
Trujillo hizo una defensa de la familia tradicional durante la octava sesión del Sínodo de Obispos, en la que los prelados volvieron a hablar del celibato y la escasez de sacerdotes, de los abusos en la Eucaristía y de la situación en África y subrayaron las dificultades que tiene la Iglesia para que el misterio de la Eucaristía arraigue en el hombre actual, "al que no le gustan los ritos".
"Los políticos y los legisladores tienen que saber que proponiendo o defendiendo leyes que no tutelan a la familia, como el divorcio, parejas de hecho o matrimonio del mismo sexo, tienen una gran responsabilidad y deben poner remedio al mal que han hecho y difundido para poder comulgar", dijo López Trujillo.
El purpurado colombiano condenó también que las parejas homosexuales puedan adoptar hijos y dijo que todos esos "males contra la familia" son contrarios al derecho divino y a los mandamientos de Dios y niegan la ley natural.
Según el cardenal "no se puede separar una llamada opción personal del deber sociopolítico; no es un problema privado".
En esta jornada también intervino el cardenal colombiano Darío Castrillón Hoyos, prefecto de la Congregación para el Clero, que trató el tema del celibato y comentó que el matrimonio de los sacerdotes no resuelve eventuales problemas.
"En el ámbito de la cultura sexual actual, el matrimonio de los sacerdotes no es una garantía y mucho menos una garantía ante los problemas morales que afectan a algunos sacerdotes", aseguró Castrillón, que añadió que el celibato es "un don precioso que eleva a la persona".
El cardenal abogó por exaltar el celibato "y cerrar las puertas a falsas esperanza que pueden crear inquietud y confusión".
A este respecto, el cardenal Nasrallah Pierre Sfeir, patriarca de Antioquía de los Maronitas, recordó que la iglesia Maronita admite a los curas casados y que el celibato es un "problema abierto" que tiene la Iglesia.
El patriarca reconoció los problemas que para la pastoral supone a un sacerdote el estar casado y tener que ocuparse también de su familia y sus hijos, lo que le quita tiempo para evangelizar, pero, citando a San Pablo, agregó que "no casarse es un bien, pero es mejor casarse que arder".
Sfeir subrayó la incongruencia que supone que la Iglesia Católica reconozca a los ex sacerdotes anglicanos casados la posibilidad de ejercer el sacerdocio y sin embargo se la niegue a los católicos que se encuentran en esa misma situación.
El cardenal Francis Arinze, prefecto de la Congregación para el Culto Divino, puso el acento en el tema de la Comunión bajo las dos especies, afirmando que esta costumbre no está prohibida, aunque la tradición latina la limite sólo al sacerdote.