Acusa el zapatista a Bernardo Bátiz de realizar una torpe investigación respecto a la muerte de la activista.
EFE
MÉXICO, DF.- El líder de los rebeldes zapatistas, el subcomandante Marcos, pidió ayer reabrir el caso por la muerte de la abogada y activista de los derechos humanos Digna Ochoa y rechazó el fallo judicial que afirma que se trató de un suicidio.
“En honor a la verdad (...) me veo obligado a demandarle que reabra el caso de Digna restituyéndole el valor moral que le destruyeron con su torpe investigación”, escribió “Marcos” en una carta remitida al fiscal de Ciudad de México, Bernardo Bátiz.
La Procuraduría de Justicia del Distrito Federal estableció que Ochoa se suicidó el 19 de octubre de 2001 y que no fue víctima de una conspiración “de fuerzas derechistas”, como sugieren sus allegados.
El líder del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) señaló en la misiva que la oficina a cargo de Bátiz realizó una investigación irregular “para congraciarse con la derecha”.
“Como podrá apreciar cualquier persona honesta que revise esos materiales, la investigación está plagada de irregularidades, ineficiencias y bajezas”, enfatizó el dirigente zapatista, tras acusar a los investigadores de haber “hurgado en la vida privada de Ochoa para presentarla como una desequilibrada mental”.
Marcos indicó que los fiscales capitalinos “destruyeron la reputación de Digna Ochoa y no sólo trataron de darle validez a su hipótesis del suicidio, (sino que) quisieron así congraciarse con los sectores del Ejército Federal a los que ella enfrentó”.
El jefe rebelde respondió así a una carta que Bátiz le había remitido el siete de septiembre pasado, en la cual le reiteraba que la investigación establecía que se trató de un suicidio.
El procurador de Justicia de la capital también indicó en ese texto que la posterior muerte del estudiante Pável González -cuyo cuerpo apareció en un cerro de la periferia de Ciudad de México- fue un suicidio y no un asesinato, como dijeron algunos activistas.
Bátiz indicó en esa carta que, como abogada de una entidad humanitaria, Ochoa defendió a varios presuntos rebeldes del EZLN arrestados por las autoridades mexicanas y que González “colaborada con comunidades y municipios zapatistas, lo cual daba fe de su compromiso y generosidad”.
Un fiscal especial investigó durante 21 meses el caso de Ochoa y concluyó que nadie la atacó, tras examinar 282 declaraciones, 260 diligencias ministeriales, 269 intervenciones periciales y 595 informes de la Policía Judicial y otras autoridades.
Pero “Marcos” y diversos activistas insisten en que Ochoa fue víctima de la “guerra sucia” que, sugieren, sigue vigente en el país dos décadas después de los casos más graves.