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MÉXICO, DF.- Bajo la consigna de “¡Marihuana en todo el mundo!”, alrededor de 200 jóvenes participaron ayer en una marcha por la liberación del cannabis.
En su cuarta edición de esta marcha, los manifestantes, algunos con “churro” en mano salieron de la explanada del Palacio de Bellas Artes y rodearon toda la Alameda Central.
Se trató de una movilización con cierto grado de tolerancia por parte de las autoridades capitalinas, sobre todo de la Policía, que se limitó a observar de lejos y en algunos casos sólo pidió al joven que tirara su “bachita”.
Este acto al que los manifestantes llamaron “cultural” no estuvo exento de curiosidades; el comercio ambulante hizo de las suyas, pero con una variedad, pues lo que se vendía eran hojas de cannabis o enredaderas de marihuana, de a 30 pesos una y dos por 50.
Nadie impedía esta venta, aunque, claro, el producto era artificial.
Lo que sí era cierto fue el olor característico de la hierba, que inundó la explanada del Palacio de Bellas Artes y los andadores de la Alameda; lo que también resultó evidente fueron las pupilas dilatadas de la mayoría de los manifestantes, la mirada ajena y la boca seca.
A decir de los organizadores, en 250 ciudades de todo el mundo se realiza de manera simultánea esta manifestación, a través de la cual se expresa que el fumar el cannabis es un acto de libertad individual que no debe prohibirse por el Estado ni las leyes, además que su libe ración combatiría la corrupción y el flagelo del narcotráfico.
Organizaciones como la Asociación Mexicana de Estudios del Cannabis Índica, la Agrupación Debate Libre y el Órgano Informativo Hierba Libre, fueron los encargados de convocar a la movilización, en donde aceptaron que la hierba puede generar algunos problemas de salud, tanto como el tabaco y sus beneficios son los mismos que los que produce comer un pastel de chocolate.
Los transeúntes y automovilistas que pasaban frente a este acto observaban incrédulos o con recelo a los jóvenes reunidos, pero nadie ponía un pero.
Llamaba sobre todo la atención aquellos que portaban una máscara de “súper mota”, caracterizada por una hoja de cannabis; Leopoldo Rivera, de la Asociación de Estudios de la Marihuana, explicaba el uso de este símbolo: “la máscara la utilizamos los ciudadanos productivos, que pagamos impuestos y que somos respetuosos de la Ley pero que nos tenemos que ocultar por una decisión personal”.
Picarescas y originales resultaron algunas de las consignas, como la de “se ve, se nota, la banda fuma mota” o aquélla de “si quiere ver a su hijo fuerte y sano, póngalo marihuano”.
La música de rock acompañó a los jóvenes manifestantes en algunos puntos del recorrido, quienes en avenida Juárez coincidieron con una caravana de carros alegóricos de la comunidad coreana en México, que con sus tradicionales bailes y vestidos, celebraban sus cien años de arribo al país.
“¡Chiiiiiiiido!” fue la reacción de estos muchachos hacia los asiáticos; por cierto, qué coincidencia, a decir de estos manifestantes, la marihuana empezó a consumirse precisamente en Asia en el año 3000 antes de Cristo.