Un estudio de las rocas existentes en una zona del este de España confirma que los dinosaurios se extinguieron hace 65 millones de años debido al impacto del gran meteorito que cayó a miles de kilómetros de allí, en la península de Yucatán (México).
EFE
Según un trabajo dirigido por el geólogo español Eustoquio Molina, que publica el último número de la revista Journal of Iberian Geology, la teoría de que la extinción se debió al impacto de un meteorito es cierta, y tuvo efectos sobre toda la Tierra de forma global, masiva e "simultánea e inmediata".
Su investigación, explicó Molina a EFE, no solo confirma esa hipótesis, "sostenida por la mayoría de los geólogos", sino que pone "aún más" en evidencia a los "gradualistas", es decir, a quienes defienden que la extinción no fue a causa del impacto y que esta fue gradual.
La clave para su hallazgo es el estudio de los foraminíferos (animales marinos unicelulares) que empezaron a realizar en los años 70 un equipo en Italia y otro en España, en concreto en la localidad de Caravaca (Murcia, este).
Molina, que dirige un equipo de geólogos desde 1979, lleva más de 20 años estudiando esos diminutos fósiles en distintas zonas del mundo y especialmente en la localidad de Agost (Alicante, este), porque allí "están especialmente bien conservados".
La sección estudiada por Molina y su equipo quedó a la vista al hacer un corte en el terreno para construir una carretera localizada en lo que en tiempos de los dinosaurios era un fondo del mar del Tetis (un gran océano interior alrededor del cual se situaban los continentes en sus antiguas posiciones).
Se trata de un corte en el que distingue una franja de 2 o 3 milímetros roja amarillenta que ha retenido la lluvia de iridio, espinelas de níquel y microtectitas de vidrio que levantó el impacto.
Los investigadores han comprobado que el 90 por ciento de los foraminíferos, que se distinguen por ser muy abundantes y estar en todos los niveles geológicos, desaparecen por completo.
De los dinosaurios sí desaparecieron el cien por cien de las especies y no lo hicieron gradualmente sino de forma "catastrófica e instantánea", es decir, en cuestión de meses o pocos años, los que estuvo cubierta la Tierra por la nube de polvo que levantó el meteorito, de unos diez kilómetros de diámetro.
La reciente revisión y estudio a alta resolución del corte de Agost lo convierte en uno de los mejores lugares del mundo para conocer qué pasó en el límite Cretácico-Terciario, según Molina.
