EFE
FORT LAUDERDALE, EU.- Las autoridades estadounidenses han adoptado rigurosas medidas de seguridad para proteger a los participantes en la XXXV Asamblea General de la OEA en Fort Lauderdale, en el Estado de Florida.
A la cita acudirán el presidente de Estados Unidos (EU), George W. Bush, su hermano Jeb, gobernador de Florida, y 34 cancilleres, entre ellos la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, por lo que el operativo será uno de los mayores realizados en el país este año, según las autoridades.
Alrededor de dos mil agentes garantizarán la seguridad del evento por aire, mar y tierra, tras prepararse durante más de nueve meses, pero las autoridades han declinado facilitar detalles del dispositivo.
“Sólo podemos decir que son medidas extremadamente rigurosas. Se han realizado numerosas reuniones para asegurarnos que sea una conferencia exitosa en cuanto a seguridad y que (los cancilleres) puedan hacer su trabajo”, dijo Elizabeth Calzadilla, portavoz de la Oficina del Alguacil.
Calzadilla informó de que sólo su agencia ha desplazado más de 600 agentes para que custodien las instalaciones del Centro de Convenciones de Broward donde los cancilleres analizarán del cinco al siete de junio como “Hacer realidad los beneficios de la democracia”.
También examinarán los derechos humanos, la lucha contra la corrupción y las drogas, entre otros temas, durante sus reuniones, que seguirán más de 800 periodistas acreditados.
Otra de las labores de la Oficina del Alguacil es reforzar la protección en el Puerto Everglades que desde los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 ha puesto en vigor una zona de seguridad con severas medidas de restricción de acceso al público.
Fort Lauderdale, un centro turístico a 50 kilómetros al norte de Miami, fue seleccionada entre quince ciudades para esta asamblea de la Organización de Estados Americanos (OEA), en parte, por el área de seguridad del puerto.
El Servicio de Seguridad Diplomática del Departamento de Estado asumirá la protección de Bush y Rice, además de los cancilleres y otros funcionarios estadounidenses, mientras que la Guardia Costera vigilará las zonas marítimas.
