EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- Fatal le resultó la vanidad al estilista Juan Jesús Valenzuela Martínez, quien a fin de verse más atractivo, desde hace varios años acostumbró inyectarse aceite vegetal en caderas y glúteos. La muerte lo sorprendió la mañana del pasado martes cuando le sobrevino una embolia a consecuencia de ese hábito.
Declarado gay desde muy corta edad, Juan Jesús, de 25 años de edad, tuvo que ser auxiliado por sus hermanos Verónica y Héctor de los mismos apellidos, de 33 y 38 años, respectivamente, cuando fueron testigos de una crisis convulsiva que se le presentó la noche del martes anterior.
Trasladado a bordo de un vehículo particular, el estilista ingresó al Hospital Universitario a las 23 horas del ocho de febrero del año en curso, donde los médicos, luego de una valoración, determinaron internarlo en el área de Terapia Intensiva, pues presentaba indicios claros de haber sufrido una embolia.
De acuerdo a lo manifestado por Verónica y Héctor al Ministerio Público de Delitos Contra la Vida y la Salud Personal, mesa dos, Coordinación A, Juan Jesús tenía varios años de estarse inyectando de manera intramuscular, aceite comestible de conocida marca en caderas y glúteos, con fines estéticos y para verse, según él, más atractivo.
Esta nociva práctica la realizaba con regularidad, pues luego de un tiempo la oleica sustancia se esparcía por las partes donde se la aplicaba y las redondeces anheladas desaparecían.
La noche del martes, el estilista sufrió de una severa crisis convulsiva, motivo por el cual sus familiares decidieron trasladarlo al nosocomio en mención donde el personal médico, tras evaluar su estado se salud, decidió internarlo en Terapia Intensiva.
Pese a los cuidados y esfuerzos por salvarle la vida, el organismo de Juan Jesús sufrió del ?envenenamiento? causado por el aceite de cocina y le sobrevino un edema pulmonar respiratorio y posteriormente un choque cardiogénico que le provocó la muerte.
El representante social ordenó que el médico legista le hiciera al cuerpo del infortunado estilista, un reconocimiento cadavérico, ya que se contaba con el respectivo certificado de defunción.
