Como todos los domingos, en familia acudimos a misa en San Pedro Apóstol, y saludamos a los amigos, a gente conocida y a familias que acuden y aunque no nos conocemos todos formalmente, sentimos que formamos parte de esa gran familia unidos en Jesús. Al formarnos para la comunión, nos aborda una persona y nos dice que si podemos quedarnos unos momentos después de misa, que quisieran hablar con nosotros, a lo que accedimos con gusto, pero sin negar que nos daba una gran curiosidad, qué nos querrían decir.
Una vez terminada la misa acudimos a la sacristía, y esta persona nos dijo: el próximo domingo será el primer Domingo de Adviento y nos gustaría saber si en familia podrían ustedes, encender la primera vela y decir un mensaje en familia con motivo de esta fecha tan importante, -por supuesto-, con gusto estaremos aquí con tiempo y afinar los detalles de nuestra participación, nos despedimos no sin antes agradecer el honor de habernos tomado en cuenta para tal participación, y nos dijo; no tiene nada qué agradecer, Dios los ha escogido como familia, gracias.
Después de nuestra participación en familia en esa misa, quisiéramos en familia, compartir con ustedes amables lectores, que en familia podamos reunirnos y celebrar el adviento. Se necesitan cinco lectores, cada uno lee su parte y todos, lo que les corresponde como se indica a continuación. Quiera Dios que antes de la cena navideña nos reunamos en familia y hagamos esta celebración del nacimiento de Jesús.
Celebración de Adviento. Si sabemos amar como Jesús nos amó, es que Cristo ha vuelto a nacer no en Belén sino en cada uno de nosotros.
Si en nuestra familia hay unión, perdón, alegría, apertura, es que Jesús ha nacido en nuestra familia.
Si en nuestra comunidad hay signos de esperanza, de justicia y de paz, es que Jesús empieza a hacerse presente hoy.
Todos. Que nuestro amor por los demás y nuestra entrega a los más necesitados sean signos de que Jesús ha nacido.
Nuestras posadas tradicionales encierran una gran riqueza de fe en la Encarnación de Jesús.
Hoy vamos a meditar en las frases sencillas y populares del canto de posadas, solidarizándonos con toda la juventud del mundo, con todas las familias y sus problemas, con los pobres de todo el mundo y rezando por ellos, por todos ellos.
Pediremos también a Jesús y a los Santos peregrinos, que transformen nuestro corazón para que sea un corazón abierto y comprometido en la acción por la justicia del mundo.
Lector 1: Jesús se nos presenta en el vecino, en el hermano, en el enfermo, en el pobre, en el miserable: es Él a quien damos posada cuando abrimos el corazón al hermano ¿quién te pide hoy posada? (Meditemos en silencio).
En el nombre del Cielo, os pido posada, pues no puede andar, mi esposa amada.
Aquí no es mesón, sigan adelante, yo no debo abrir, no sea algún tunante.
Los campesinos, los marginados, las víctimas de las guerras, de los terremotos, de las inundaciones, los millones que tienen hambre en el mundo piden ?un lugar para vivir?.
Todos. Te rogamos, Señor que nuestros talentos personales, con nuestros bienes y nuestra participación en la vida social, sepamos hoy y mañana construir un mundo más fraternal, en el que la paz y la caridad den vivienda a todo hombre.
Lector 2: Jesús está presente en el emigrado del campo a la ciudad, en los que recogen basura, en los que lavan coches, en los desempleados, y también en aquéllos que hartos de bienestar y comodidad llevan una vida superflua. ¿Somos sensibles a nuestro mundo necesitado y queremos cambiarlo? (Meditemos en silencio).
No seas inhumano, tennos caridad, que el Dios de los Cielos, te lo premiará.
Ya se pueden ir, y no molestar, porque si me enfado, os voy a apalear.
Los que no piden ayuda directamente o dentro de su silencio, los millones de seres ?que no tienen voz? muchas veces han sentido, como José y María, la humillación de ser inoportunos y molestos. ¿Cuántas veces con enojo, impaciencia o sencillamente con nuestra indiferencia, nos libramos de ellos?
Todos. Te rogamos, Señor que nos concedas reconocerte en toda persona que acude a nosotros cuando esté en apuros. Te rogamos Señor, que nos ayudes a no cerrar nuestro corazón para quien ha cometido un error y pide nuestra comprensión o nuestro perdón. Te rogamos Señor, que no rechacemos molestos o indiferentes el grito de los pobres y que vivamos nuestro compromiso cristiano de servicio hacia ellos.
Lector 3: Jesús está presente en el trabajador anónimo que no tiene nombre. Rendidos en su humillación, sin propia estima, ignoran su dignidad y su valor. Tomemos conciencia de las personas anónimas que encontramos en nuestra vida, pensemos en Jesús presente en ellas. (Meditemos en silencio).
Venimos rendidos, desde Nazareth, yo soy carpintero, de nombre José.
No importa el nombre, déjenme dormir, pues yo les digo, que no hemos de abrir.
Muchos preferimos dejar la puerta cerrada, preferimos ?dormir?, nos escudamos en nuestra falta de tiempo, en nuestro cansancio, en nuestras múltiples ocupaciones y Jesús se queda, en la persona que nos necesita, allí, esperando, esperando ante la dureza de nuestro egoísmo.
Todos. Te rogamos, Señor que nos concedas una mente tan pronta a despertar como la de los pastores de Belén y una disposición tan generosa como la de ellos para acudir en tu ayuda. Te rogamos Señor que nos hagas sensibles a los rendidos, a los sin nombre, que en ellos te reconozcamos, te respetemos, te amemos y en la medida de nuestras posibilidades les ayudemos a vivir con dignidad y vocación de hijos tuyos.
Lector 4: No es fácil de reconocer a Jesús. Es desconcertante porque ha asumido plenamente nuestra condición humana, con toda su pobreza y todo su dolor. Aunque a veces nos aparece en su grandeza y en su bondad, muy seguido su presencia es ?de noche?, en la oscuridad, donde no lo esperábamos. Pensemos en Jesús, presente en nuestras vidas en formas desconcertantes. (Meditemos en silencio).
Posada te pide, amado casero, por sólo una noche, la Reina del Cielo.
Pues si es una Reina, quien lo solicita, cómo es que de noche, anda tan solita.
Sólo el médico que trabaja de noche, el obrero de turno nocturno el del periódico y los camioneros. Pero solos también quienes aprovechan la noche para el mal: alcohólicos, prostitutas, y quienes las prostituyen, los maleantes... Oremos por quienes construyen positivamente nuestro mundo y por tantos otros que no viven de la ternura de la noche de Belén, ni de la alegría de los pastores, ni la sonrisa de una madre, como María.
Todos. Te rogamos Señor, que enciendas en todos ellos la luz de tu amor, que lleguen a tu portal y sientan el calor de tu amor en un ser humano y que nosotros podamos ser colaboradores tuyos en el crecimiento de sus personas y de su fe.
Lector 5: María es mujer, esposa, madre, Ella dignifica toda la mujer, toda, la compañera, novia, esposa, madre, María es Reina. Reconozcamos la dignidad de toda mujer y en cada una encontremos el reflejo de María. (Meditemos en silencio).
Mi esposa es María, es Reina del Cielo, y madre va a ser, del Verbo Divino.
¿Eres Tú José?, tu esposa es María, entren peregrinos, no los conocía.
Con la alegría de saber reconocer a José y a María, con la alegría de saber reconocer a Jesús en todo hombre, en toda mujer. Oremos al Señor.
Te rogamos Señor que nos concedas una inmensa apertura de corazón, que abramos nuestras puertas a nuestros hermanos en esa Navidad. Que nos concedas la inmensa gracia de hacer, por nuestro cariño, palpar a quienes nos rodean tu amor hacia ellos.
Todos. Entren santos peregrinos, peregrinos, habiten esta mansión, que aunque es pobre la morada, os la doy de corazón. ¡Oh peregrina agraciada! ¡Oh bellísima María!, ¡yo te ofrezco el alma mía, para que tengas posada!
Que la paz, el amor y el sustento nunca falten en nuestras familias, son los mejores deseos de quienes participamos en esta columna, su columna Familia Sirviendo a la Vida.
Esperamos seguir contando con su atención en ésta su columna y recibiendo sus comentarios en la dirección electrónica con, Germán de la Cruz Carrizales (pmger@hotmail.com pmger@todito.com).
Reiteramos nuestro agradecimiento a quienes hacen posible estas publicaciones y sobre todo a usted amable lector quien hace que este proyecto contribuya a fortalecer nuestras familias y sus valores. La siguiente semana veremos la quinta y última parte de Un Mensaje de Urgencia y cerramos el año de 2005, comenzando el 2006 con un tema nuevo. Gracias por su atención.
?Quien no vive para servir, no sirve para vivir?.