(Sexta parte)
Continuación...
...el concurso de pintura tenía un motivo que era la paz, todos los pintores tenían que trabajar sobre este tema la paz..., llegaron muchos cuadros... había cuadros que mostraban extraordinarios paisajes que inspiraban paz... unos ejércitos dándose las manos con una bandera blanca que inspiraban paz... unos monjes orando en medio de una naturaleza muy bella, buscando la paz... pero el cuadro que ganó era uno que representaba una furiosa catarata que caía sobre un risco, sobre un acantilado impresionante con piedras angulosas, cayendo la catarata y levantando una nube de vapor... y en medio de la catarata había un arbolito que había echado raíces en las piedras... y en la punta del arbolito un nido... y una mamá petirrojo dando de comer a sus pequeños hijitos a sus pajaritos.
Lo impactante y lo impresionante de este cuadro es que esto es la paz, luchar por lo que es mío..., aunque esté en medio de la catarata..., aun a pesar de la furia que nos rodea..., luchar con mi fe de que todo esto tiene una razón de ser, de que estoy en un proceso de aprendizaje, de crecimiento, y de que toda mi familia tiene que aprender de lo que nos está ocurriendo, al final de cuentas, no habemos ninguno que sea perfecto, si alguno fuera ya perfecto estaría en el cielo ya.
Yo creo que somos como obras de arte de Dios, sin terminar, que Dios nos está moldeando, que él está trabajando contigo y conmigo, y que lo que nos pasa... a veces caemos, a veces estamos llorando, a veces estamos tristes, y lo que nos pasa..., es cuando Dios tiene que moldearte de otra manera que quizás no te gusta..., pero qué bueno si tú contrataras a un pintor para que hiciera una obra de arte..., y llegaras el primer día y hallaras rayas y manchas en la pared y le preguntas al pintor, qué hace esto tan horrible, ¿no que ibas hacer una obra de arte? Y el pintor te diría espéreme a que acabe quiere, no he terminado... y llegas el segundo día y ves más rayas y más manchas y le dices, ¿qué pasó?... y él seguramente te dirá, ¡espéreme a que acabe!... Tal vez puedas ver problemas y rayas, y manchas en tu vida y digas, señor ¿por qué?... ¿por qué murió mi hijo?, por qué murió este familiar.
Por qué he tenido que vivir esta crisis tan complicada en mi hogar, por qué he tenido que vivir esta enfermedad terminal o esta enfermedad tan dolorosa, por qué he tenido que ver estas circunstancias complicadas, tantas rayas y manchas en mi vida?..., y seguramente te dirá... espérame que acabe... da tiempo hacer una obra de arte, pero no te desesperes porque somos muy desesperados, queremos que todo funcione de inmediato y funcione rápido, y no nos gusta ni siquiera sembrar.
Y no hay manera de lograr nada en la vida si no es a través de la perseverancia y de la espera, espera perseverante, o sea, sigue trabajando, sigue creyendo en tus anhelos, luchando comprometido por tus sueños, pero no te desmayes o sea no abandones a la mitad. Porque el proceso de siembra y cosecha tiene un tiempo y no puedes sembrar una semilla hoy de bien y esperar que esté mañana el fruto..., hay qué cuidar la semilla, hay qué perseverar en él y con el tiempo estarás disfrutando del fruto, pero es producto de lo que sembraste en la vida y es producto de mantenerte firme en la persona, no podemos darnos por vencidos antes. Porque quiero decirles que uno de los errores más grandes quizás del hombre, es lo que con el siguiente ejemplo les digo:
En una conferencia para matrimonios una persona me decía, no creo que funcione tu conferencia porque hace ocho días que la oí y en esos ocho días he tratado bien a mi mujer y no cambia. Y le decía ¿sabes qué? Tu relación conyugal no es producto de lo que has hecho durante ocho días. Es producto de lo que has sembrado desde hace tres o cuatro años, ahorita lo único que estás haciendo es tener a tu esposa asustada, -oye ¿a éste qué le pasa?... qué raro que se está portando tan amable, pero no quieras que tu relación de repente sea mágicamente distinta, porque no hay magia en esto. En la superación real, en el éxito verdadero del ser humano no hay magias, esto es un proceso. Empieza a sembrar el bien a tratarla bien, con respeto, con dignidad, empieza a darle su lugar, empieza a tener detalles con ella y no esperes que ella cambie de inmediato esto es un proceso, y reflexionarás, ¿qué está pasando? Y con el tiempo indudablemente que empezarás a tener otro tipo de relación.
Porque los hombres y las mujeres de pronto somos como que muy egoístas, queremos siempre que los demás nos sirvan y nos den, nos ayuden y nosotros no estamos dispuestos a dar. ¿Qué es lo que nos cuesta más trabajo a nosotros los hombres?... ser románticos, bueno, cuando somos casados pues cuando somos solteros nos derretimos de melcocha, pero cuando somos casados entonces sí que es difícil.
Había un hombre que decía, hace veinte años te dije que te amaba y si cambiaba de opinión te avisaba, o sea no tengo que andarte diciendo todos los días, ¡pero la mujer necesita! Que le digas que la amas, lo necesita. Pero si yo te amo y te respeto, en todo matrimonio la pareja es necesario que se ame y se respete, pero en el matrimonio a la mayoría no nos cuesta trabajo tratarnos con respeto, nos cuesta trabajo ser detallistas, escribir una nota, una carta, ayudarla no sé... a lavar los trastes, a llevarla a cenar, llevarle flores nada más porque te quiero... te hablé por teléfono por la mañana sólo para decirte que te quiero que te extraño..., qué trabajo nos cuesta hacer eso, hay sí, hay gente que dice que son cursilerías, eso no es de hombres. Es que espérate es que tu esposa lo necesita, o pregúntale a las mujeres que están a tu lado, qué dicen, hay sí, sí es cierto. Pero este muchachito nunca me lo dice.
Es este matrimonio de amor y respeto. Es verdad que a lo mejor a las mujeres no les cuesta trabajo ser cariñosas, mi esposa es muy cariñosa me dice a ver mi amorcito y cosas así, que tú dices hombre pues sí que es cariñosa no. Pero en un matrimonio de amor y respeto a los hombres lo que más nos interesa en la relación de pareja es que tu esposa te respete, te dé tu lugar. En este rol familiar en el cual los varones necesitamos sentirnos la cabeza de la familia. Y hoy en día hay una guerra por el poder, y la mujer siempre está dando órdenes cruzadas. ¿Qué te dijo tu papá, que no te da permiso?... deja que se vaya ahorita te doy permiso... y cosas así, y siempre la mujer quiere decir por dónde, y a qué hora se hacen las cosas y miren señoras, de cualquier manera ustedes mandan ya lo saben..., pero hagan sentirle a su esposo que él es quien tiene el control, porque los varones necesitamos sentirnos libres. Como el típico caso que vas en el automóvil y no encuentra la dirección y entonces, -el hombre dice- ¿dónde era?... el esposo peleándose con el mapa... y la esposa dice vamos a preguntar aquí en la esquina hombre. -Déjame yo tengo que llegar-. Él necesita conocer de todo, necesita sentirse líder y la mujer le cuesta mucho trabajo ceder en ese sentido, ser humilde. No quiero decir, su mensa pero sí sumisa. Continuará...
Esperamos seguir contando con su atención en ésta su columna y recibiendo sus comentarios en la dirección electrónica con, Germán de la Cruz Carrizales (pmger@hotmail.com pmger@todito.com).
Reiteramos nuestro agradecimiento a quienes hacen posible estas publicaciones y sobre todo a usted amable lector quien hace que este proyecto contribuya a fortalecer nuestras familias y sus valores. La siguiente semana veremos la séptima parte de Contraveneno. Gracias por su atención.
“Quien no vive para servir, no sirve para vivir”.