(Novena parte)
Continuación...
Hay otra técnica de dar el avión, así le pusimos en México. Recuerda que tienes el derecho de cometer errores y a pagar por ellos. Ante ataques incisivos reconoce la verdad. Reconoce la posibilidad y la forma que escuches. Tienes derecho a cometer errores. Cada error que tú cometes tiene un precio y tienes que pagarlo. Eso sí ni hablar, vas por la calle distraído y te estampas con un poste, ese fue un error, y tienes todo el derecho de estamparte con todos los postes del mundo, pero pagas el error. Igual pierdes la cartera y pagas el error, pero tienes derecho a cometer errores y los errores a veces cuestan dinero, a veces dolor o lágrimas, tiempo, a veces cuestan trabajo. Pero pues pagas y ya.
Una vez mi hermana, todavía éramos solteros íbamos a la universidad, a la escuela y pues íbamos rápido y atropellaron a un perro, entonces ella era casi de la sociedad protectora de animales, adoraba a los animales, por eso no nos gustaban mucho sus novios. Así le decíamos a ella para fastidiarla. Ese día se paró a ver el perro para ayudarlo pues estaba mal herido, entonces el perro la mordió. Y ahora estaban llorando los dos, el perro aullando, ella llorando, ninguno sabía qué hacer, finalmente alguien la ayudó, subieron al perro y llegaron al antirrábico ahí lo tuvieron qué sacrificar. Y cuando llegó nos platicó que había perdido clases, que perdió un examen, que estaba lastimada del brazo, etc. Entonces le dijimos pero qué bruta eres, eres más tonta, pero a quién se le ocurre, sólo a ti, es que eres tan tonta. Y ella me dijo, -yo creo que acababa de leer el libro de Manuel J. Smith-, momento no soy tonta cometí un error, pero no soy tonta y yo voy a pagar las consecuencias de mi error, a mí fue a la que me mordió, si hubiera tenido rabia a mí era a quien me iban a inyectar, yo fui la que perdí las clases, yo fui la que perdí el examen, yo voy a tener que estudiar de nuevo y ya aprendí la lección, pero no me digas que soy tonta, entonces desde entonces jamás le volvimos a decir tonta.
Finalmente cuando nosotros tenemos esa sensación, los demás nos manipulan, pero tienes derecho a cometer errores, tienes derecho a decir “no lo entiendo”. Si yo les pregunto cuál es la raíz cuadrada de 32.37 esta pregunta tiene dos respuestas. La primera respuesta verdadera sería 5.689 ¿y la segunda? Pues no sé. Cuál es el problema, no sé. Tienes derecho a no saber. Porque a veces hay gente que nos quiere hacer sentir torpes, porque no entendimos la explicación, y nosotros no volvemos a levantar la mano. No entiendo por qué estas enojado, por qué estás gritando, explícame, pero no digas que soy tonto.
En la técnica de dar el avión tienes derecho a cometer errores, y a pagar por ellos. Ante análisis distintos reconoce que hay posibilidades, que es posible que la otra persona tenga razón. Ejemplo: te queda muy mal tu peinado. Y tú contestas –tienes razón no sé por qué fui con ese peluquero. Oye la camisa que usas es tan cursi, probablemente, cuestión de gustos. Pero tu fuerte no es el vestir ¿verdad? No, es mi punto débil. Oye, pero no nada más el vestir eh, tu trabajo es muy malo. Pues sí, todavía me hace falta mucho qué aprender. ¿Y aún así tienes el descaro de cobrar sin sentir remordimiento? Pues sí, no tengo el menor remordimiento. Y además de no vestir bien, de no trabajar bien, eres un cínico. Pues sí, no se me quita ese defecto. Oye pero estás lleno de defectos. Tienes razón, tienes mucha razón.
Si tú ves la vida desde este punto de vista y estudias este tipo de técnicas. Te conviertes en el elemento de cambio, pues contigo no se puede pelear. Eres una persona que mantienes la cara en alto, que tiene una alta autoestima, pero que también sabe que debe defender las relaciones y que no puede perder su dignidad.
Hay un colegio en México que se llama Instituto Para el Desarrollo de Niños con Alto Potencial, y se les enseña a los niños ese tipo de técnicas, para no dejarse manipular. Obviamente los papás tienen un problema. Y entonces también los papas tienen qué ir a clases, para saber cómo se maneja a estos niños. Pero es importante que los niños sepan, pues conocemos casos incluso de abuso sexual, en donde el niño no protesta, se siente tan culpable con tanto temor y ve tanto su error, que se siente solo en su casa y que a veces quien abusó de él fue un amigo o un vecino o un familiar y un niño al que se le enseña a callar, a dejarse manipular, se le está dejando vulnerable, porque la obediencia no es un valor. Todo depende a quien se obedezca, pues las personas más obedientes son los que obedecen a los manipuladores. ¡Fúmate esto! Pues me la fumo, pues ya ni modo. Tómate ésta, pues me la tomo. Son los que van al alcoholismo, a la drogadicción, a dejar los estudios, etc. Porque son muy obedientes de los mediocres que siempre están presionando. Entonces, ¿quieres que tu hijo sea obediente? ¡Pues no! La obediencia no es un valor, todo depende a quien obedezca, y que obedezca. Y lo que debe saber hacer es tomar decisiones. Y decir, a esta persona no la obedezco, pero a ésta sí.
Esto significa pues que les tenemos que enseñar a ser asertivos, porque también les das su lugar, fortaleces su dignidad. Decía una escritora que los niños tienen derechos. Para evitar el abuso sexual los niños necesitan que se les otorgue el derecho a su cuerpo y a sus sentimientos. Tiene derecho a confiar en sus instintos y en sus sensaciones de cada etapa que como ser humano vayan pasando, tiene derecho a su vida privada, derecho a decir no a las caricias y afectos no deseados. Lo típico que, saluda a tu tío, dale un beso a tu tío. Y por qué tengo qué hacerlo si me desagrada, dáselo tú. Dale un beso a tu tío no seas malcriado. Entonces si no le da la gana darle un beso a su tío porque lo tienes que forzar, el niño tiene derecho a confiar en sus instintos y en sus sensaciones de cada situación que está pasando, a decir no a las caricias y afectos no deseados, a poner en duda la autoridad de un adulto, a mentir o a no contestar preguntas, derecho de rechazar regalos, derecho a ser grosero o a no colaborar, a oír, gritar o armar un escándalo, a morder, golpear y patear, a pedir auxilio. A un niño casi nunca se les enseña que tiene derecho a esto. Y los niños necesitan saberlo, porque el índice de abusos infantiles de tipo sexual y de todo tipo, psicológico también, es cada vez más grande. En las familias y en la sociedad, hay mucha manipulación. Tú debes ser una persona independiente, libre, que al mismo tiempo sabe ser elemento de cambio pero con dignidad.
Yo tuve en mi oficina una pareja, que estaba a punto de divorciarse. Después de veinticinco años de casados, veinticinco años de casados, fíjense, divorciándose. Y cuando estaban ahí, les dije, por qué no hablan en un lenguaje civilizado. No se griten, no se insulten. Señora dígale a su esposo lo que usted siente. Señor dígale a su esposa también lo que usted siente. De manera tranquila, relajada. Cuando ella se desahogó, le dijo a él lo que sentía, me dejó impresionado, helado. Cuando salieron yo escribí lo que ella le dijo a su marido. Algo semejante a esto:
Muchas personas creen que el maltrato en el hogar se da sólo en estratos socioeconómicos bajos, y no es cierto.
Yo soy esposa de un profesionista, de un hombre con prestigio social y puedo testificar que la dignidad del ser humano se agrede en todos los niveles.
Quiero decirte esposo mío, compañero con el que llevo más de veinte años de casada, que fuiste tú quien me hizo menos, pero que yo lo permití.
Cuando éramos novios por ejemplo, no decías majaderías, pero cuando nos casamos comenzaste a maldecir, un día me insultaste y yo me encerré a llorar pero no te dije nada, poco a poco yo me fui acostumbrando a tus groserías, ya no era necesario que estuvieras enojado para que me ofendieras, se hizo algo normal, cuando me equivocaba te enfurecías y me echabas en cara lo estúpida que era.
Cada vez eran peores tus arranques de violencia, yo creo que me estabas probando hasta dónde aguantaba y aguanté mucho.
Nuestras relaciones íntimas se volvieron también rápidas y frías, ya no te interesaba que yo disfrutara, a veces me sentía violada, usada por ti.
Hoy me preguntas por qué nunca te lo dije, por qué lo permití. La verdad, yo no quería perder a mi familia, ni que los niños vieran peleas.
Por eso cuando estallabas aventando cosas y gritando, en silencio aguardaba que el huracán pasara.
En una ocasión en la que querías irte de la casa, traté de abrazarte para que no te fueras, suplicándote, al sentirte atrapado por mí, te enfureciste cada vez más vociferando que te dejara en paz, que te permitiera respirar, pero yo insistía en que te calmaras. Me empujaste, rompiste un vidrio y de todos modos te fuiste.
Hoy nuestros hijos han crecido, lejos de agradecerme el sacrificio que hice por ellos, me han dicho que se avergüenzan de mí, que les transmití mi miedo, mi sentido de culpabilidad, mi falta de autoestima, que no entienden por qué no fui capaz de levantar la cara y hacerme valer, por qué nunca puse un alto. Porque si Dios me ama y me perdona. Yo no soy capaz de amarme y perdonarme. Decirle a los demás cuál era el límite, cuál era la línea de mi dignidad.
Yo creo firmemente que la familia es el lugar más hermoso en el cual uno puede crecer y desarrollarse, siempre y cuando haya en la familia amor, respeto, dignidad y se promueva esto.
Yo creo en mi matrimonio, yo creo en las parejas, yo creo que las personas debemos estar casadas. Que es la mejor forma en la cual tú te puedes desarrollar, crecer, madurar y cumplir tu misión. Siempre y cuando no hagamos a un lado ese marco de vida y de dignidad.
No se trata de salir de aquí para tener discusiones. Se trata de salir de aquí para plantear una mejor forma de vivir y de hacer las cosas.
Si alguien está enfadado contigo, si tienes un problema con alguien, si es agresivo o agresiva, da tiempo a que esta persona se enfrié. No hostigues a la persona que está irritada. Hay un texto bíblico que dice en proverbios número siete. El que corrige al arrogante se acarrea desprecio. Reprende al insolente y te ganarás su odio. En cambio, corrige al sabio y te ganarás su aprecio. Mientras más enojado está alguien, más insolente es y más te va a despreciar. Dale su tiempo y no opines.
Vamos a entender qué es luchar por el matrimonio, luchar por la familia, luchar por una relación pero con dignidad. Continuará...
Esperamos seguir contando con su atención en ésta su columna y recibiendo sus comentarios en la dirección electrónica con, Germán de la Cruz Carrizales (pmger@hotmail.com pmger@todito.com).
Reiteramos nuestro agradecimiento a quienes hacen posible estas publicaciones y sobre todo a usted amable lector quien hace que este proyecto contribuya a fortalecer nuestras familias y sus valores. La siguiente semana veremos la décima parte de Contraveneno. Gracias por su atención.
“Quien no vive para servir, no sirve para vivir”.