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Familia Sirviendo a la Vida | Contraveneno

Germán de la Cruz Carrizales

(Primera parte)

Es un honor para mí estar con ustedes nuevamente, dando seguimiento a esta serie de temas con la intención de fortalecer los valores de nuestras familias y de hacer frente a todas las situaciones de injusticia o de entendimiento a las que nos podemos enfrentar hoy día. Por tal motivo hemos titulado a esta serie de temas Contraveneno y es por ello que me da gusto que nuevamente estemos juntos a través de este medio, que nos hayamos dado cita personas que tenemos creo yo, algunos valores con un común denominador sobre la vida, y es quizás eso lo que reúne a muchas personas que tal vez les pueda hacer más falta que a usted y a mí leer estos temas de superación personal. Sin embargo yo estoy convencido de que habemos un puñado de gente, un pequeño grupo de personas en cada ciudad que tenemos ese deseo y esa misión de hacer un cambio, de difundir no nada más una nueva forma de dirigir al país quizás, sino una nueva forma de dirigir nuestra propia vida, de dirigir la familia, de dirigir nuestro trabajo, y es la razón de estas publicaciones.

Contraveneno es un tema en el cual vamos a platicar de muchos aspectos de cómo ser mejores personas, es decir, de ver aspectos de superación que tenemos en cada uno de nosotros pero que muchas veces no somos capaces de ver, pues podríamos decir que nos volvemos ciegos a esto aunque lo estemos viviendo y pidiendo a gritos.

Vamos a platicar de cómo ser ese elemento de cambio en el lugar en donde vivimos, vamos hablar de calidad humana, vamos hablar del precio del éxito, y de cómo es que muchas personas aunque tienen el deseo de superarse no lo logran, pero nosotros tenemos que hacerlo. Pues a final de cuentas la superación son tres pasos que son fáciles de recordar son tres D’s de dedo.

El primero es el DESEO. Hay personas que tiene el deseo de superarse y entonces buscan conferencias, buscan libros de superación, o dan seguimiento a esta clase de temas que publica este diario, buscan allegarse material que los haga todo el tiempo alimentarse, pues al final de cuentas nosotros somos lo que comemos física y espiritualmente. Entonces si tenemos malos hábitos alimenticios, obviamente estamos enfermos físicamente, si tenemos malos hábitos alimenticios en el aspecto intelectual estamos enfermos intelectualmente, si solamente comemos la información que recibimos en noticieros amarillistas, en estos programas de opinión los famosos tops shows que no son una buena opción y que todo el tiempo los vemos en la televisión, es el alimento que recibimos al escuchar a personas negativas, a personas pesimistas todo el tiempo, por supuesto que nosotros nos convertimos en personas así. Entonces número uno es deseo, y deseo es buscar un alimento positivo. Ahora como les decía, hay personas que quizás tienen más necesidad que usted o que yo, pero no tiene el deseo, entonces no leen esta columna, y no hay por qué presionarlas, ni tampoco hay por qué sermonear a nadie, cada quien tendrá su tiempo: “en una ocasión iba una persona en el ferrocarril Chihuahua el Pacifico, había una gran sequía en aquel entonces, en aquel año, no había agua en el ferrocarril y en los poblados que iban pasando escaseaba mucho el agua, llegaron a un poblado... tenían mucha sed... y había niños vendiendo vasitos con agua, vasitos desechables pequeños... y cada vasito lo estaban vendiendo a cincuenta pesos, cuando se acercó una persona por un vasito... le preguntó al niño, ¿cuánto cuesta el vasito? – respondiendo: cincuenta pesos, éste dijo ¡no puede ser!, eso es carísimo, ¿sabes qué? Si quieres te doy cinco pesos cuando mucho..., y el niño respondió, no señor..., ¿sabe qué? Si usted es capaz de regatear es que no tiene sed, ¡aquí no hay agua! Y el señor le dijo: no espera, sí tengo sed, aquí están los cincuenta pesos por supuesto que soy capaz de pagarlo porque lo necesito”.

Entonces en este aspecto, nosotros podemos ser capaces de tener juicios críticos de algunos espacios como éste, medio tratar de entender pero al mismo tiempo no tanto, porque a lo mejor no tenemos tanta sed, pero si la tenemos vamos a tener una actitud humilde, y humilde significa que voy a tratar de encontrar algo útil que pueda llevar a mi vida de lo que encuentre aquí y entonces estoy seguro que este esfuerzo puede ser trascendental para todos los que coincidimos aquí. Entonces el número uno es el deseo.

El número dos es DECISIÓN. En una columna de valores como ésta todos tenemos la responsabilidad de tomar decisiones de cambio, decisiones personales, la decisión que yo voy a tomar durante esta lectura, ni siquiera la conozco tal vez en este momento, pero en el transcurso del tiempo yo estoy seguro que voy a encontrar algo en mi ser interno que me va a hacer reflexionar y me va a hacer decirme, “caray” es aquí donde tengo qué trabajar terminando esta lectura. Entonces si usted y yo bueno tuvimos el deseo de seguir hasta aquí pero no tomamos ninguna decisión de cambio en algún aspecto de nuestra vida, entonces perdimos terriblemente nuestro tiempo y nuestro dinero quizás. Hay una responsabilidad, por eso estamos aquí pero tomamos una decisión y es algo personal. Hay un tercer paso y es ahí donde muchas personas fallamos.

Este tercer paso es la DISCIPLINA. Porque ustedes han visto que después de una conferencia, después de un seminario de superación, saliendo de ahí todo mundo está como entusiasmado y estamos motivados un par de días pero después de ocho días estamos exactamente igual, o sea es un poco como las personas que hacemos propósitos de Año Nuevo, en diciembre todo mundo los hace y si te das cuenta en enero, todos los lugares para hacer ejercicio están llenos porque la gente sale a correr en enero, es impresionante, todo mundo quiere bajar de peso, y se pone sus propósitos, hacer condición física y demás..., pero si vas en marzo o en abril al mismo lugar, hay la mitad de gente o menos, y si vas en estas fechas a los parques donde la gente corre a las cinco de la mañana, hay una persona corriendo... y no porque haya salido a correr sino porque viene llegando y así le va ir si no se apura a llegar. Entonces eso significa que somos muy proclives a tomar decisiones, pero no tenemos la disciplina, nos falta la disciplina que es el tercer paso. Pues a final de cuentas te quedas tu solo con tu disciplina y la disciplina significa enfrentar los viejos hábitos para tener un esquema diferente al hacer las cosas, enfrentar viejas amistades que te orillaban a situaciones negativas y atreverte a cambiar. La disciplina requiere de mucho coraje, requiere de mucho valor, requiere de perseverancia.

Alguna vez fui a una tienda departamental, después de una conferencia y había una pareja que yo conocía comprando una bicicleta fija..., a propósito del tema del ejercicio que mencionamos..., y decían, vamos a comenzar un plan de ejercicios mi pareja y yo, mi esposa y yo. Después de seis meses me lo encontré a él solo y le pregunté -¿cómo va tu plan de ejercicios?- Y me dijo: mira, la bicicleta estaba muy mal hecha desde mi punto de vista, y a mi esposa le quedaba muy grande, entonces la cambiamos por una video casetera. Claro, se requiere de disciplina, pues después de una o dos semanas ya le empiezas a ver defectos a la bicicleta y mejor la cambias por una video.

Esto es verdad, los malos hábitos los venimos arrastrando desde hace años, nos persiguen desde hace años y esos hábitos pueden ser tan dañinos que están lastimando, lacerando nuestras relaciones afectivas, nuestras familias, nuestro trabajo, nuestra misma salud, y no tenemos la humildad para darnos cuenta que estamos mal para empezar y después tampoco tenemos la disciplina de cambiar los malos hábitos, siempre nos van a perseguir.

Había una vez un papá y un niño que eran caníbales, y habían recibido la visita de unos evangelizadores, de unos misioneros que llegaban a la isla y estaban ahí. Un día, después que los evangelizadores se fueron, estaban observando el mar cuando vieron que se acercaba una hermosísima mujer, que tenía un porte elegantísimo y el niño dice, mira papá qué bonita mujer, ¿nos la comemos? Y le dice el papá ¿oye qué pasó? No que habíamos aprendido que no se debe hacer?

Mejor déjala llegar y... nos quedamos con ella y... nos comemos a tu mamá! O sea, a propósito de los viejos hábitos que siempre nos persiguen.

Esperamos seguir contando con su atención en ésta su columna y recibiendo sus comentarios en la dirección electrónica con, Germán de la Cruz Carrizales (pmger@hotmail.com pmger@todito.com).

Reiteramos nuestro agradecimiento a quienes hacen posible estas publicaciones y sobre todo a usted amable lector quien hace que este proyecto contribuya a fortalecer nuestras familias y sus valores. La siguiente semana veremos la segunda parte de Contraveneno. Gracias por su atención.

“Quien no vive para servir, no sirve para vivir”.

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