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Familia Sirviendo a la Vida / Hijos Huérfanos de Padres Vivos

Germán de la Cruz Carrizales

(5a. Parte)

Caminando por los patios de una de las casas providencias en el Distrito Federal, el padre Chinchachoma observaba a los niños que ahí se encontraban, con las limitaciones propias del lugar, pero contentos y con paz, cosa que no tenían en sus hogares, con sus propios padres. -¡Hijo, hijo!, le hablaba el padre a uno de esos niños que observaba y que tenía manifestaciones de necesidad de cariño, amor y comprensión. -Dígame padre. -Oye hijo, dime, ¿cómo te iniciaste en las drogas?. -Hace tiempo, saliendo de la escuela, unos muchachos más grandes que yo me metieron unas tachas a la fuerza. -¿Y qué hiciste? -Me fui a esconder, ¿para qué? -Para que se me pasara el efecto de la droga. -¿Y después qué hiciste? -Después me fui a mi casa. -¿Y por qué no fuiste en ese momento que te drogaron a tu casa y le platicaste a tu papá lo que te pasó? -Porque no estoy loco padre. -¿Por qué? -Porque si me presento así, con mi papá, drogado como estaba, mi papá me parte la m... Este muchacho no tenía un amigo como padre, tenía un verdugo como padre. Muchos hijos les temen a sus padres y cuántas dudas, cuántos peligros no pasarán estos chicos, y qué mejor que sus propios padres para escucharlos, resolver sus dudas, protegerlos de un mundo agresivo o de amarlos simplemente. ¿Cómo podemos saber si nuestros hijos se drogan o no? Siendo sus mejores amigos, viviendo en un mundo de confianza y afecto, estableciendo comunicación efectiva, sincera y verdadera. Que los niños sientan verdaderamente el apoyo de una familia. Amar es dialogar. Las películas violentas o los ritmos musicales emiten sonidos repetitivos, ligados con escenas poco formativas y se van almacenando como actos reflejos en la mente de las personas. Taca, taca, taca, taca, taca. Pum, pum, pum, pum. Una forma de contrarrestar este efecto es neutralizarlo, con un ritmo similar, pero de amor, a través de besos ametralladora. Tomas a tus hijos y les dices te quiero y les sueltas una ráfaga de besos. Taca, taca, taca, taca, taca. Mientras más grande es una necesidad, menos conciente la tenemos. Para evitar una dependencia negativa, hay que desarrollar una positiva.

A una niña de tres años de edad le preguntaban ¿oye, esas caricaturas que tanto te gustan son una realidad? No, respondía la niña, son dibujos animados que crean los adultos para que los niños nos divirtamos, pero no son verdad. -¿Y quién te enseño eso? -Mis papas. A los niños hay que enseñarles lo real de la vida, la diferencia entre la fantasía y lo verdadero. Pues cuántos accidentes en niños no se presentan cada año, porque los niños creen que pueden volar, y se avientan de lugares altos, o se atraviesan una calle, porque piensan que no les puede pasar nada, inspirados en las caricaturas precisamente. Los adultos con tal que no nos molesten los niños, les prendemos la televisión o la computadora para que se entretengan y nos dejen en paz, pero ¿sabemos qué están captando con esos descuidos nuestros?

Una muestra de cinco hijos huérfanos de padres vivos, en donde los papás siempre en el trabajo, de negocios o con los amigos, y las mamás trabajando también, con las amigas jugando canasta, o haciendo obras de caridad, la cosa es que ellos, sus hijos, siempre solos.

Uno de ellos se pegó un tiro, porque no dependió de alguien o de algo. En la ultima reunión que se tuvo sobre el tema de las familias en Torreón, nos mostraban la estadística del índice de suicidios entre jóvenes en la Comarca Lagunera, que va en aumento y que por cierto sobrepasa la media nacional para jóvenes entre 15 a 19 años, 50 de 100 casos pertenecen a este grupo, segunda causa de muerte en adolescentes después de los accidentes.

Otro le entró a las drogas, que no es que más que un suicidio en abonos, tratando de evadir una realidad de desamor y carencia de paz y afecto en la familia, aunado a la creciente violencia intrafamiliar. Las estadísticas muestran que en la Comarca Lagunera ocho de cada diez familias tienen un hijo fracasado y que seis de cada diez padres no ayudan a la economía familiar, además de que uno de cada cuatro padres de familia consumen droga.

Otro fue un rebelde con problemas de conducta para llamar la atención. Recordarán lo que aconteció hace unos años en la ciudad de Matamoros, Tamaulipas que un grupo de muchachos cruzaban el río Bravo, con la ilusión de alcanzar el sueño americano. Al pasar el río se encuentran con la migra y se regresan, a la mitad del río y ante los ojos de millones de gente, pues estas escenas que se estaban filmando dieron la vuelta al mundo, las ropas les pesaban, se sentían cansados exhaustos y gritaban ?me ahogo, me ahogo?. No faltaba quién les gritara, nádale para allá, acá está más cerca. Y ante los ojos de todos se hundieron y se ahogaron. Escenas aterradoras y nadie hacía nada. En esos momentos no necesitaban consejos, ni orientación, necesitaban que alguien se metiera y los sacara, los salvara.

Cuando nuestros hijos se pelean, bajan calificaciones, tienen problemas de conducta, no necesitan consejos, ni reprimendas, necesitan que los abraces, que les digas que los quieres, que se los demuestres.

Otro agarró el vicio de la televisión como medio de evasión para huir de la realidad, al ver que sus padres se peleaban, que no se entendían y que se agredían constantemente.

Finalmente sólo uno de los cinco que tomamos como muestra, de una forma consciente salió adelante, se hizo consciente y maduro. Hoy día la droga es un medio de evasión o falsa felicidad. En las familias de hoy es raro aquella en la que no existan los problemas y la falta de entendimiento, la lucha de poderes, la infelicidad, a pesar que la añoramos profundamente. A los hijos los papás les dicen que los quieren, a veces. Pero tú le preguntas a un niño que si sus papas lo quieren y ellos tal vez te digan que no!

Estando en una institución de prestigio aquí en la Comarca Lagunera con niños de secundaria, el padre Chinchachoma preguntaba ?levanten la mano los que sus papás les dicen que los quieren?, en aquél auditorio lleno de estos muchachos, prácticamente todos levantaron la mano. ?Bien bájenla, ahora levanten la mano aquellos muchachos que a pesar de que sus papás les dicen que los quieren, ustedes sienten que no los quieren?. El 98 por ciento del auditorio levantaba la mano, estos eran niños huérfanos de padres vivos, propensos a las adicciones en sus múltiples facetas. Ese auditorio estaba repleto de muchachos, todas las bancas ocupadas, sentados hasta en el suelo y acompañados por sus maestros y algunos padres de familia. Quiero cuatro voluntarios, decía el padre, dos niñas y dos niños, pasen al frente. A su derecha dos niños. Dijo a uno de ellos, -¿tu papá te besa?. -No padre. Al otro, -¿tu papá te besa. -Si. -¿Cuántos besos te da tu papá?. -Uno padre. A su izquierda dos niñas, -hija, ¿tu papá te besa? ?No. A la otra, -¿tu papá te besa?. -No padre. Otra vez teníamos una prueba de hijos huérfanos de padres vivos. La comunicación afectiva de los padres con los hijos la hemos heredado a su vez de nuestros abuelos, es la experiencia que venimos arrastrando de generación en generación.

Aquél muchacho que llevaba su mamá con el padre Chinchachoma en el teatro Degollado en Guadalajara, Jalisco a la mama le preguntaba: -Señora, ¿quiere usted a su hijo? -Sí padre. -Hijo, ¿te quiere tu mama? -No sé. -¿Cuántos besos te da tu mamá? -Dos. -Señora, ¿cuántos besos le daba a usted su mamá? -Dos. -Hijo, ¿cuántos besos ves diario, en la TV, en la calle, cuántos? -Muchos padre. ¿Qué significa un beso? Amor, cariño, manifestación afectiva. Luego el muchacho concluía ?mi madre no me besa, mi madre no me quiere.

El padre fue el fundador de las casas Providencia en el DF y salía a las calles en busca de aquellos corazones lastimados, rotos y los llevaba a esos hogares para darles lo que sus padres no fueron capaces de ofrecerle, amor. Caminando por aquellos patios, y meditando en la obra que Jesús de Nazareth vino a crear en este mundo, en nuestros corazones, y tanto trabajo que había que hacer para transformar esos corazones en las familias. Pensaba ya en escribir un libro al respecto. Había un niño jugando por ahí, de escasos diez años, le llamaban sus compañeros ?perro?, porque lo habían encontrado precisamente vagando en las calles con un perro callejero. -¿Qué habrá pasado con este niño?, pensaba el padre. -Perro, perro, le gritó con todo el cariño y el respeto que tenía por cada vida, creación de Dios. Corriendo se acercaba, -mande padre. Le tenían tanto cariño al padre, lo veían precisamente como aquel padre que nunca tuvieron. -Oye hijo comenzaré a escribir un libro, ¿me quieres ayudar? -Claro mande usted. Dime, ¿a los siete años tenías un héroe?. -Si padre. -¿Quién era? ?Superman. -¿Por qué él? -Porque vuela, es más rápido que una bala, más potente que una locomotora, mi héroe era Superman. -Dime hijo, cuando tenías a tu héroe, ¿admirabas a tu padre? ?No. -¿Por qué? -Mi papá no vuela, mi papá no sirve, mi papá no vale. Mi papá trabaja. Mi papá regaña, mi papá pega, mi papá toma, mi papá engaña a mi mamá, mi papá nunca está conmigo, mi papá... mi papá no es un héroe. Un niño de siete años cuando descubre que no existía Superman, se le quitaron las ganas de vivir. Cuando vemos a los niños en los primeros años escolares, en el recreo se pelean para ver quién es el papá mejor, un héroe. -Mi papá alimenta a todos, todos los días, mi papá trabaja en ... No, mi papá es mejor que el tuyo, hace el oro y la plata, mi papá trabaja en ... ellos desean tener a un papá como héroe, ¿lo somos?

¿Cuales son los héroes de los adolescentes? Los de las películas de actualidad, como las de Matrix, en su tiempo Rambo, Niko, Arma Mortal, Duro de Matar, Alerta Máxima, etc. Todos ellos son héroes solitarios. En la actualidad los chicos buscan héroes solitarios, porque se identifican con ellos ya que están solos, sus papás trabajan los dos, o están de alguna manera en sus actividades fuera de casa los dos. Ellos con más compañía que tan sólo la asistencia en casa, ven sus películas de héroes solitarios. Exploran su casa, la habitación de sus padres y encuentran en un cajón un arma. Los impresiona, los seduce, la tocan, sienten el frío del acero y después de meditarlo deciden tomarla y llevarla a la escuela. En un recreo la muestran a sus amigos, ?miren lo que traigo?, le hacen bolita, un arma, exclaman, como la de Rambo. El chico se siente importante, admirado por sus compañeros y piensa: ?si es cierto lo que veo en las películas, esto es ser un héroe?. Se dan cuenta las autoridades de la escuela de lo que está pasando y mandan llamar al papá. -Debe tener más cuidado señor, su hijo está trayendo armas a la escuela. El papá en casa le reclama al hijo. -¿Es cierto que llevaste mi arma a la escuela? -Sí papá. ?Devuélvemela. -No, responde el muchacho. -Por fin me siento alguien, que me hacen caso y me quieres quitar ese gusto, no, no te la devuelvo. Empieza el forcejeo, queriéndosela quitar el papá, se detona el arma y cae mortalmente herido al suelo. ¿Qué piensa en ese momento el muchacho? Una combinación de sentimientos encontrados, diciéndole ?no más, no más ignorancia, no más golpes, no más engaños a mi mamá, no más sufrimiento. No hace mucho tiempo supimos de un caso en donde un adolescente agrede a su familia. Esto decía el padre Chinchachoma, no se da por generación espontánea, es todo un proceso lo que lleva a guardar tanta agresividad y odio se va cultivando, poco a poco. Esto es lo que vemos muy frecuentemente en nuestro país vecino del norte y que estamos importando poco a poco en México en los últimos tiempos, de ahí por ejemplo la Operación Mochila que se aplica frecuentemente en las escuelas. Cuando los papás trabajan tanto para darles todo a los hijos, a comprarles todo, a comprarles cosas materiales que suplan el cariño que no son capaces de darles. Los muchachos dicen ?mis papás se han encargado de comprarme todo, menos unos padres. Mis papás se han encargado de tenerlo todo menos un hijo?.

Decía el padre Chinchachoma ?amar es dialogar?. Los padres viven en un mundo terrestre, los hijos en un mundo marciano. Los dos se aman, los dos se necesitan, pero están en diferentes frecuencias que hay que equilibrar, amar es dialogar, eso es amar. Continuará...

Esperamos seguir contando con su atención en ésta su columna y recibiendo sus comentarios en la dirección electrónica con Germán de la Cruz Carrizales: pmger@hotmail.com y pmger@todito.com. Reiteramos nuestro agradecimiento a quienes hacen posible estas publicaciones y sobre todo a usted amable lector, quien hace que este proyecto contribuya a fortalecer nuestras familias y sus valores. La siguiente semana veremos la sexta parte de Hijos Huérfanos de Padres Vivos. Gracias por su atención.

?Quien no vive para servir, no sirve para vivir?.

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