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Familia Sirviendo a la Vida / HIJOS HUÉRFANOS DE PADRES VIVOS

Germán de la Cruz Carrizales

(Primera parte)

El fundador y director del centro de niños de la calle Hogares Providencia en Ciudad de México, el padre español Alejandro Gracia Durán de Lara ?Chinchachoma? murió de un ataque cardíaco el jueves ocho de julio de 1999.

Religioso escolapio (Orden de las Escuelas Pías), se dedicaba a los niños de la calle para ayudarlos a su propia recuperación. No escribiremos cómo organizó esta red nacional de los hogares Providencia, sino del significado de su persona y labor que dejó una huella significativa para nuestra sociedad y para cualquier sociedad lo evidencian las miles de personas a quienes dolió su muerte y a los cientos de cientos que acompañaron sus restos a san Jeronimito, templo que fue su centro espiritual, de donde salía su energía y a donde llegaban sus «hijos» redimidos.

Español de origen, mexicano por opción, universal de corazón, nos deja veredas de redención en medio de esta selva densa de explotadores y explotados que es nuestro mundo mercantilmente globalizado.

Con su vida y su audacia ?a ratos molesta e impertinente? nos señala, ante todo, la dignidad de sus muchachos y su preferencia por ellos, que nos restriega en los ojos la de Cristo mismo por los marginados de su tiempo.

Ha sido profeta que nos ha anunciado la Buena Nueva, la Bienaventuranza, la Buena Aventura de que Dios ama a los pobres al grado de merecer su vida y su muerte de religioso (consagrado a Dios para los hombres). Pero también es una denuncia a nuestra vida cristiana acomodaticia, interpretada para una paz cuyo sinónimo es pasividad, inquietada como por mosquitos en cada semáforo con respuestas asistenciales, parecidas más a gestos de quitarse de encima algo molesto, que de interés por superar una lacra social. Este profeta, en fin, supo renunciar a una vida tranquila, equilibrada y rutinaria que le ofrecía su carisma genérico de escolapio (escuelas), para buscar ampliar dicho carisma al aprendizaje más fundamental: el de recuperar la imagen y semejanza de Dios en su rostro y corazón.

Ha sido muy sacerdotal en dos sentidos: por convertir en ?ofrenda agradable a Dios Padre Todopoderoso? la vida de estos muchachos considerados lacra social, y también muy «sacerdote» por hacer centro de su ministerio a la Eucaristía y los otros sacramentos culturales, no para ejercer poder a través de ellos, sino para sanar y fortalecer los corazones rotos y desilusionados con el consuelo de Dios mismo (Segunda Carta a Corintios, capítulo primero).

Pero sobre todo el padre ?Chinchachoma? fue pastor al estilo de Jesús, conviviendo con sus ovejas descarriadas, comiendo con pecadores (como Cristo con Mateo y los publícanos), vistiendo al harapiento, visitando al encarcelado mientras buscaba su liberación, dando de comer austeramente al hambriento advenedizo, hospedando con pobreza y tibio corazón al callejero, guiando de las cañadas oscuras a los valles dorados de vida y trabajo digno a la grey que su Señor le confió. Tuvo que desplegar la prudencia de la paloma y la astucia de la serpiente en nuestro ambiente de lobos.

No se trata de canonizarlo someramente, sino de imitarlo humildemente. A él le importaría poco (o nada) nuestra alabanza; preferiría nuestro convencimiento de que más vale encender una chispa que maldecir la oscuridad.

Si es válida la máxima evangélica de Cristo Jesús: ?lo que hicieren al más pequeño de éstos a mí me lo han hecho?, entonces en el cielo el Resucitado lo ha de estar abrazando agradecido y ofreciéndole abundancia de gracias para repartir a quienes opten por promover a los pobres, convivir con los pobres o vivir para los pobres.

Ya pasó el tiempo de hacer de este tema objeto de escritorio e incluso de inquisiciones doctrinales: lo que interesa es que ?los ciegos vean, los cojos anden, lo sordos escuchen y los muertos resuciten?, palabras más, palabras menos que el Jesús de nuestro tiempo responde a las dudas de los Juan Bautista de nuestra iglesia, a través de la obra del padre ?Chinchachoma? y de muchos otros que, ¡oh paradoja!, son perseguidos por los buenos.

No faltó quien se esforzó por hacernos notar las barbas desaliñadas de ?Chinchachoma?, sus palabras soeces, su falta de «compostura» como religioso, la libertad en el uso del dinero, el espíritu de confrontación con autoridades civiles (policías, juzgados, etc.) y todo lo que el entorno de «niños de la calle» arrolla consigo. Yo sin embargo lo catalogo entre ?los limpios de corazón? ?máxima de las Bienaventuranzas de Jesús? porque vio a Dios en el fondo del alma de esos chamacos y se comprometió a transformar su rostro deformado, desilusionado, resentido y de delincuente ?quizá?, en rostro digno, de hijos de Dios.

El padre Alejandro García, ?Chinchachoma?, por sobrenombre cariñoso, agota su especie; es muy laudable, pero poco imitable, pues resultaríamos su caricatura. No obstante nos deja un sendero abierto que puede convertirse en carretera de solidaridad salvífica cuyos hitos serían:

Esos niños valen la pena una vida entera consagrada a su promoción.

Más vale actuar poco y bien, que despotricar contra sistemas sociales, cruzados de brazos.

Su promoción consiste en hacerlos valer por sí mismos organizadamente, y no sólo en subsidios aislados ?siempre bienvenidos.

El rostro de Cristo resplandece más en estos niños sucios e ignorantes transformados en hombres esforzados y de mejora social, que en esos niños bonitos con carreras, que se van echando a perder por la adicción al consumismo de cosas, placeres y prepotencias.

El proceso tiende a multiplicarse por mano de los mismos niños, ahora jóvenes o señores hechos y derechos, por vía de contagio, sin necesidad de aparatosas estructuras y fideicomisos.

Por esto y por mucho más propongo al padre ?Chinchachoma? aquí como «signo de los tiempos», que nos abre horizontes de vida ?contra la muerte, el derrotismo y el apocamiento de espíritu? en el siglo XXI se transforma su legado en camino de verdad, como su Maestro Jesús. Como el Crucificado, el Padre ?Chinchachoma? no ?murió?, sino que más bien ?nos entregó su espíritu?.

Él trabajó con niños de la calle pero también nos dice a los padres que aparentemente llevamos una vida familiar normal, integrada, a ellos les hablaba a título preventivo, para que lo ayudaran con esa carga pesada, que a veces se volvía dura. Él decía que lo mejor era prevenir y a ellos les habló de la siguiente manera, como se le habla a un amigo, con la esperanza de que corrija su camino, que medite y retome la ruta de su vida iluminada por Dios.

Este tema de Hijos Huérfanos de Padres Vivos va dirigido a ti que eres padre de familia y que tienes hijos. No es sólo las necesidades materiales que debes satisfacer a tus hijos, sino las más importantes es la formación espiritual a través del ejemplo, la dedicación y el amor, fue el mensaje que por mucho tiempo trasmitió a padres de familia, para no engrosar las filas del ejército cada vez mayor de los niños de la calle. Continuará...

Esperamos seguir contando con su atención en ésta su columna y recibiendo sus comentarios en la dirección electrónica, con Germán de la Cruz Carrizales: pmger@hotmail.com y pmger@todito.com.

Reiteramos nuestro agradecimiento a quienes hacen posible estas publicaciones y sobre todo a usted amable lector quien hace que este proyecto contribuya a fortalecer nuestras familias y sus valores. La siguiente semana veremos la segunda parte de Hijos Huérfanos de Padres Vivos. Gracias por su atención.

?Quien no vive para servir, no sirve para vivir?.

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