(Segunda parte)
¿Vale la pena casarse? En la vida, cada quien escala su propia montaña. Algunas personas prefieren hacerlo solas para sentir la satisfacción individual de conquista cada risco sin ayuda y sin compartir el éxito con nadie. A menos que viva una experiencia espiritual muy intensa, el soltero normalmente se torna cada vez más egoísta e intolerante, le exasperan los niños y se irrita con gran facilidad ante los errores ajenos. Uno de los valores más grandes de casarse es descubrir al ser humano adulto que existe dentro de nosotros. El matrimonio es una aventura extraordinaria hacia el crecimiento y la madurez. Implica dejar de viajar solo y emprender la expedición acompañado, escalar la montaña de la vida ayudando a alguien y siendo ayudado por alguien. Casarse brinda a la persona la oportunidad de aprender a amar verdaderamente, a entregarse por completo, a heredar a unos hijos lo mejor de sí, a ser feliz haciendo feliz a la propia familia, a trascender hallando un sentido de misión vital. En la época actual se necesita mucho valor para casarse, pero definitivamente es una oportunidad que nadie debe negarse. El matrimonio vale la pena.
El compromiso del amor profundo: Un famoso maestro se encontró frente a un grupo de jóvenes que estaban en contra del matrimonio. Los muchachos argumentaban que el romanticismo constituye el verdadero sustento de las parejas y que es preferible acabar con la relación cuando éste se apaga en vez de entrar a la hueca monotonía del matrimonio. El maestro les dijo que respetaba su opinión, pero les relató lo siguiente:
-Mis padres vivieron 55 años de casados. Una mañana mi mamá bajaba las escaleras para prepararle a papá el desayuno y sufrió un infarto. Cayó. Mi padre la alcanzó, la levantó como pudo y casi a rastras la subió a la camioneta. A toda velocidad, rebasando, sin respetar los altos, condujo hasta el hospital. Cuando llegó, por desgracia, ya había fallecido. Durante el sepelio mi padre no habló, su mirada estaba perdida. Casi no lloró. Esa noche sus hijos nos reunimos con él. En un ambiente de dolor y nostalgia recordamos hermosas anécdotas. Él pidió a mi hermano teólogo que le dijera dónde estaría mamá en ese momento. Mi hermano comenzó a hablar de la vida después de la muerte, conjeturó cómo y dónde se encontraría ella. Mi padre escuchaba con gran atención. De pronto pidió: ?Llévenme al cementerio?. ?Papá?, respondimos, ?¡son las 11:00 de la noche! No podemos ir al cementerio ahora?. Alzó la voz y con una mirada vidriosa dijo: ?No discutan conmigo, por favor, no discutan con el hombre que acaba de perder a la que fue su esposa por 55 años?. Se produjo un momento de respetuoso silencio. No discutimos más. Fuimos al cementerio, pedimos permiso al velador, con una linterna llegamos a la lápida. Mi padre la acarició, oró y nos dijo a sus hijos, que veíamos la escena conmovidos: ?Fueron 55 buenos años... ¿Saben?, nadie puede hablar del amor verdadero si no tiene idea de lo que es compartir la vida con una mujer así?. Hizo una pausa y se limpió la cara. ?Ella y yo estuvimos juntos en aquella crisis. Cuando cambié de empleo?, continuó. ?Hicimos el equipaje cuando vendimos la casa y nos mudamos de ciudad. Compartimos la alegría de ver a nuestros hijos terminar sus carreras, lloramos uno al lado del otro la partida de seres queridos, rezamos juntos en la sala de espera de algunos hospitales, nos apoyamos en el dolor, nos abrazamos en cada Navidad y perdonamos nuestros errores... Hijos, ahora se ha ido y estoy contento, ¿saben por qué? Porque se fue antes que yo; no tuvo que vivir la agonía y el dolor de enterrarme, de quedarse sola después de mi partida. Seré yo quien pase por eso y le doy gracias a Dios. La amo tanto que no me hubiera gustado que sufriera...?. Cuando mi padre terminó de hablar, mis hermanos y yo teníamos el rostro empapado por lágrimas. Lo abrazamos y él nos consoló: ?Todo está bien, hijos, podemos irnos a casa; ha sido un buen día...?. Esa noche entendí lo que es el verdadero amor. Dista mucho del romanticismo, no tiene que ver demasiado con el erotismo, más bien se vincula al trabajo y el cuidado que se profesan dos personas realmente comprometidas. Cuando el maestro terminó de hablar, los jóvenes universitarios no pudieron rebatirle. Ese tipo de amor era algo que no conocían?
Los hijos. Sólo cuando la pareja tiene hijos funde totalmente sus capitales afectivos en uno solo y se da la oportunidad de compartir ese capital común con otros seres vivos. Todo lo que Dios da a las personas es realmente prestado. Se les da para que lo multipliquen y lo repartan. El que se queda con lo prestado para atesorarlo se convierte en un ladrón. Su egoísmo lo pierde, su comodidad lo arruina. Los casados que, pudiendo tener hijos, optan por no hacerlo en aras de continuar una vida ligera y libre de ataduras son, en realidad, holgazanes, irresponsables y ladrones. Por supuesto que, hoy en día, es difícil educar a un hijo, pero enfrentar ese reto ennoblece, engrandece y ofrece a la pareja la oportunidad de trascender. Se asciende verticalmente logrando metas propias. Se trasciende diagonalmente atravesándose en la vida de otras personas para ayudarlas a subir. La mejor y más noble forma de trascender es darle a un hijo los valores, principios, hábitos, quereres y conceptos propios, en un hogar estable, de amor conyugal responsable. El matrimonio con hijos es maldición para quien busca el placer egoísta, pero puede convertirse en bendición para quien está dispuesto a asumir el verdadero compromiso.
El reto más difícil de la vida: Yo no quiero la unión libre. Quiero casarme contigo. Amor, si lo hacemos, el periodo de adaptación será largo, difícil doloroso. Pasarán años y no terminaremos de aprender a convivir como pareja. Será complejo, pero valdrá la pena, porque cuando todo parezca ponerse en contra tuya, cuando caigas y te sientas derrotado, sabrás que habrá alguien que te espera con los brazos abiertos, que te ama, que se siente mal por tu tristeza, que estará a tu lado siempre, no importando los giros de tu fortuna. Y si es tarde y no has llegado a casa, tu esposa estará despierta, mirando el teléfono y asomándose por la ventana cada vez que oiga un auto. Y a mí, cuando los niños me falten al respeto, cuando el trabajo de la casa me agobie, cuando mis planes se deshagan y todo parezca venirse abajo, mi esposo me apoyará, me tomará de la mano y me dará fuerzas, como un amigo sincero en cuyo pecho podré llorar abiertamente, sin vergüenza ni temor. Así como compartiremos el dolor también estaremos juntos para vivir las alegrías de nuestros logros, la felicidad de las fechas importantes, la belleza de ver crecer a nuestros hijos. Y cuando apaguemos la luz después de un día intenso, tendremos a quien abrazar por debajo de las sábanas para quedarnos dormidos al calor de su cuerpo.
Cuestionario (Para resolver en familia)
a) ¿Por qué se considera que la familia es lo más hermoso y lo más terrible que puede tener alguien?
b) Explica las cuatro ruedas del matrimonio.
c) ¿Cómo es la relación sexual cuando cada elemento se da a solas?
d) ¿Por qué es contradictorio el término ?amor libre??
e) ¿Cuáles crees que sean las razones por las que muchos jóvenes temen al matrimonio?
f) ¿Cuál es la diferencia entre ser feliz y ser maduro?
g) ¿Por qué es un error tratar solamente de ser feliz?
h) ¿En qué se parece el matrimonio a la carrera profesional?
i) ¿Qué es lo más valioso que puede obtenerse tanto del matrimonio como de la profesión?
j) ¿Por qué se dice que con frecuencia los jóvenes, por cobardía, no se casan?
k) ¿Qué pasa con el carácter de quienes permanecen solteros?
l) ¿Cuál es la diferencia entre ascender y trascender?
m) Sinceramente, ¿crees que merezca la pena casarse? ¿Por qué?
n) ¿Qué papel desempeñan los hijos en un matrimonio realmente comprometido?
b). Carta especial: Escribe una carta a la persona que será tu pareja definitiva (o a tu pareja si eres casado) que incluye lo que piensas y sientes sobre la sexualidad. Háblale de los anhelos e ideales que te gustaría convertir en realidad algún día con ella (él). (Ésta es la tarea más importante de esta reflexión tuya y de estos temas. Sin esta carta especial, la intención de este programa de valores quedará inconcluso).
En la actualidad en el mundo de los negocios se tiene como requisito que las empresas tengan un certificado de calidad llamado ISO 9000, como garantía de que los productos que se adquieren cuenten con dichas características, en el tema de las relaciones humanas, se podría trabajar al respecto y para los jóvenes, matrimonios, y grupos de desarrollo humano en las empresas ya abriremos grupos para tal caso, de tal manera que seamos garantía de calidad humana ante la familia, nuestras fuentes de trabajo y la sociedad, si a usted le interesa de manera particular o como parte de su empresa o de la sociedad de padres de familia de su escuela o colegio, o como parte del personal docente de su institución, póngase en contacto con nosotros a la dirección electrónica que aquí aparece.
Los invitamos a seguir contestando los cuestionarios (de preferencia en familia), la retroalimentación o exposición de casos que nos mandan al buzón de sugerencias, se están contestando constantemente, los esperamos de manera permanente en la recepción de este diario con atención a los artículos Familia Sirviendo a la Vida, así como con Germán de la Cruz Carrizales: pmgerxxi@yahoo.com y pmger@hotmail.com.
Reiteramos nuestro agradecimiento a quienes hacen posible estas publicaciones y sobre todo a usted amable lector, quien hace que este proyecto contribuya a fortalecer nuestras familias y sus valores. El próximo tema a tratar será el de Dignidad Sexual. Gracias por su atención.
?Quien no vive para servir, no sirve para vivir?.