(Segunda parte)
La fe y la experiencia filial. La experiencia de sentirse amado, valorado y aceptado por sus padres, a pesar de su pequeñez y limitaciones, es también de gran importancia para la vida religiosa del niño. Pues lo prepara para comprender vitalmente la dignidad sagrada e inviolable que le confiere su condición de hijo de Dios. Y, también, para aceptarse de modo mucho más profundo a sí mismo, con el modo de ser y la historia personal que Dios le dio: pues Dios no lo ama ?a pesar? de sus limitaciones, sino libremente lo escogió e hizo así, porque así lo prefirió.
En la misma línea, otra experiencia importante es la de haber recibido como niño un amor capaz de perdonar, del que ni siquiera las propias culpas lo pudieron separar. Ello facilita el creer en Dios como Padre de misericordia, que no rechaza ni persigue a sus hijos pecadores para castigarlos, sino que está siempre, como el padre del hijo pródigo, esperando con los brazos abiertos su retorno.
La fe, la fraternidad y la creatividad. Muchas personas se resisten a participar de modo más activo en la vida comunitaria de la iglesia, debido a ciertas experiencias que bloquearon su capacidad de confianza en los demás. Una convivencia difícil con los propios hermanos, querellas en torno a una herencia, u otras desilusiones semejantes, les hicieron perder la fe en la fraternidad. En consecuencia, decidieron encerrarse a la defensiva en el propio núcleo familiar, resistiéndose a entablar lazos íntimos con nadie. Se dicen cristianos, pero lo son a su manera de modo individualista, incapaces de entender que la iglesia es el pueblo y la familia de Dios, donde su Padre les ofrece hermanos de verdad. Será dura tarea la de romper tal corteza. Por el contrario, una vida familiar con experiencias alegres de verdadera unidad fraternal, prepara para entender el sentido de la iglesia y para reconocer a los demás como hermanos en Cristo. En los jóvenes, el anhelo de fraternidad es tan fuerte, que los fracasos en el propio hogar no siempre logran paralizar su búsqueda. A menudo llegan a la iglesia para llenar ese vacío que sienten. Pero, entrando al mundo del trabajo, muchos abandonan su participación comunitaria y se dejan contagiar por el individualismo del ambiente: porque su etapa de fraternidad ?cristiana? no se asentó sobre una base sólida de experiencias previas. Fue demasiado breve y superficial, e incapaz de plasmarle un corazón de hermano para toda la vida.
La experiencia familiar enseña también que una atmósfera alegre de fraternidad estimula la iniciativa creadora. Ello debería ayudar a muchos cristianos (la mayoría) incapaces de toda iniciativa apostólica, a comprender que ésta también necesita, normalmente, sustentarse y dinamizarse a partir de una vivencia comunitaria de la iglesia. Por lo mismo, el bloqueo para el compartir fraterno de la fe, redundará también en falta de impulso apostólico. Ello explica así mismo por qué resulta más fácil comprometerse en un apostolado realizado o preparado en equipo, que descubrir el sentido apostólico del propio trabajo, cuando éste es realizado lejos de la compañía de la respectiva comunidad. Vida comunitaria y apostólica van siempre de la mano. Para ser fermento eficaz de Cristo en el mundo del trabajo, es por eso muy importante el apoyo de la propia familia, o de la iglesia vivida como familia de Dios.
CUESTIONARIO.-
(Para contestarse en pareja)
¿Cuáles han sido las experiencias vitales ?de mi infancia o de mi vida posterior- que más han influido en mi fe? ¿Y qué personas, con su amor, me hicieron más fácil creer en el amor de Dios?
¿Siento a Dios como un verdadero ?Papá?? ¿De qué modo creo que influyeron mis padres en la imagen que tengo de Dios? ¿Y cómo estoy influyendo en la que tienen mis hijos?
¿Creo que Dios me acepta como soy y que me perdona? ¿O le tengo miedo? ¿Y sé yo valorar y perdonar a mis hijos?
¿Me cuesta vivir la fe comunitariamente? ¿Por qué? ¿Cómo puedo ayudar a que mis hijos no les cueste? El ambiente de mi familia ¿favorece el espíritu apostólico? ¿Cómo?
Reiteramos nuestro agradecimiento a quienes hacen posible estas publicaciones y sobre todo a usted amable lector quien hace que este proyecto contribuya a fortalecer nuestras familias y sus valores. El próximo tema a tratar será El Amor y el Hogar (Primera Parte). Esperamos seguir contando con sus comentarios sobre los temas aquí expuestos, enviamos en esta ocasión un saludo a quienes nos han contactado de la colonia Las Rosas, el fraccionamiento del Bosque, el fraccionamiento del Nazas en Gómez Palacio, Dgo. Y a todos los que amablemente se han contactado con nosotros de Cd. Lerdo, Dgo. Así como a todos nuestros seguidores de la Comarca Lagunera de Coahuila y sobre todo a ustedes señoras, y ustedes los grupos de matrimonios, agradecemos infinito sus comentarios valiosos, por ello muchas gracias. Esperamos seguir recibiendo sus cometarios en su columna Familia Sirviendo a la Vida así como sus comentarios siempre bienvenidos en la dirección electrónica pmger@hotmail.com, pmger@latinmail.com y pmger@todito.com Quienes desean consultar temas pasados los pueden encontrar en la página electrónica www.elsiglodetorreon.com.mx, Sección Nosotros. Gracias por su atención.
?Quien no vive para servir, no sirve para vivir?.