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MÉXICO, DF.- Hace años, cuando Jodie Foster cumplió 18, se percató de que sus días como niña actriz habían terminado y no estaba segura de poder y querer continuar en la pantalla grande.
Pensó que, habiendo ahorrado la mayor parte de sus sueldos, gracias a la buena administración de su madre, tenía la oportunidad de ingresar a la universidad. Aplicó a Yale, en el área de ciencias sociales, fue aceptada y durante los cuatro años de su licenciatura logró los promedios más altos de su generación.
A partir de entonces se marcó una tendencia entre las jóvenes intérpretes.
La mayoría de ellas entiende que en Hollywood, después de los 40, hasta la mejor tiene que esforzarse mucho por obtener papeles interesantes, y preocupadas por lo que harán el resto de sus vidas, deciden volver a la escuela y aprender un oficio diferente del que ya les ha dado fama y fortuna.
Hay que decir que una de las actrices pioneras en buscar formación universitaria fue Katherine Hepburn, quien se graduó de Bryn Mawr en 1928.
Natalie Portman es uno de los ejemplos más recientes. Luego de su actuación en el Episodio I, entró a estudiar sicología en Harvard y actualmente cursa un posgrado en la Universidad de Jerusalén, de donde es originaria.
Como su personaje de Legalmente Rubia, Reese Whiterspoon también acudió a las aulas marcada por el prejuicio de sus compañeros. "Creen que por ser famosas somos tontas. Debemos trabajar más que los demás para lograr la mitad del reconocimiento", se quejó alguna vez.
Cuando el dinero no es lo que falta, el exceso de trabajo puede retrasar las cosas. Elisabeth Shue, nominada al Oscar por Adiós a Las Vegas, tardó 15 años en graduarse en Harvard. Mira Sorvino (quien ganara un Oscar por Poderosa Afrodita, dirigida por Woody Allen), siguió la carrera de estudios asiáticos en la Universidad de Harvard y después viajó a China para estudiar mandarín, lengua que habla a la perfección. Fue a su regresó cuando se mostró seriamente interesada en hacer cine, aunque hacía obras de teatro desde pequeña pues su padre era empresario del ramo.
Las gemelas Ashley y Mary Kate Olsen, cuya unión parecía inquebrantable, sólo fueron separadas por la universidad. Aunque ambas ingresaron a la de Nueva York, lo hicieron en distintas carreras, lo que les dio horarios y amigos diferentes y ahora se ven de vez en cuando.
Ya eran famosísimas al ingresar a la carrera, pero ello no les ha significado ningún privilegio. El decano de la UNY dijo, cuando le preguntaron si recibían trato preferencial: "Aquí siempre buscamos gente especial. Ya sean actores o músicos, queremos tener lo mejor de lo mejor".
"Cuando llegan se dan cuenta de que, si bien tienen altos niveles en cualquiera que sea su disciplina, están rodeados de gente igual en ese aspecto y no se les trata de forma distinta".
Al parecer, Katie Holmes, la novia de Tom Cruise, no aguantó ser tratada como los demás y abandonó sus estudios en Columbia. No obstante que la tendencia crece y cada año más actrices se matriculan a pesar de ser ricas y famosas, no ocurre lo mismo con los actores. Fred Savage, el popular niño de Los Años Maravillosos, se graduó en Standford en 1999, pero los que han seguido su ejemplo se cuentan con los dedos de una mano.
NOTA REL
No hay dinero
Aunque Hollywood les brinda también buenos ingresos, no siempre son suficientes para acceder a la costosa educación universitaria que existe en Estados Unidos.
Cada vez más personas que pertenecen al mundo del espectáculo de Hollywood se matriculan en diferentes escuelas, aunque son más mujeres que hombres; muchos tienen voluntad y dinero, pero el tiempo no les alcanza y deben elegir.
Christina Ricci (la entrañable Merlina de Los Locos Adams) hizo el examen para ingresar a Columbia, lo aprobó, pero no pudo quedarse pues sus ahorros no alcanzaban.
"En Estados Unidos la mayoría de las personas ingresan con una beca. En mi caso no podía comprometerme a estudiar de tiempo completo, pues debía trabajar, así que no pude ingresar. Yo me mantengo sola, y por lo tanto, mi prioridad fue el trabajo".
