El año que mañana comienza: 2006 estará marcado en nuestra patria por ese evento a llevarse a cabo justo a la mitad del ciclo anual y en el que se renovará por medios electorales no sólo la jefatura del Poder Ejecutivo de la nación, sino también el Congreso de la Unión y algunas gubernaturas estatales.
Este hecho proyecta a 2006 como un año eminentemente político si acaso distrayendo al pueblo de esa insistente presencia de la política partidista y confrontativa en los grandes medios de comunicación social, con el Mundial de Futbol a llevarse a efecto en Alemania y donde nuestra selección nacional por vez primera en su historia ha sido considerada por la FIFA como cabeza de serie de grupo, en este caso el D.
El gran reto para los partidos políticos y sus candidatos será el de mantener una contienda pre electoral de suficiente altura como para que ello se refleje en la activa participación de los ciudadanos el próximo dos de julio en las urnas.
Un gran riesgo de este año es que la vulgarización del mensaje político al no estar fundamentado en propuesta realizables sino en agresiones personales, denuestos ideológicos o simplificaciones críticas, acabe hartando al electorado y se concrete una actuación frente a las urnas donde impere la apatía, el cinismo o el hartazgo con el correspondiente incremento del abstencionismo.
Cuando el debate entre candidatos y entre partidos se basa más en elementos espectaculares y contundentes contra el adversario y no en propuestas de Gobierno inteligentes y de posible consecución, el pueblo se divierte un rato, caricaturiza con gran sentido del humor el pleito callejero, pero asume una posición cínica o desobligada respecto de su derecho y deber de acudir a votar.
Por ello una campaña que se presume como la más competida cuando menos en la historia reciente de México, al entrar en contienda tres grandes opciones electorales que pudieran constituir una tripartición de los votos y con ello una dificultad intrínseca para la gobernabilidad del próximo régimen sexenal, esperemos que se plantee sobre parámetros de gran altura propositiva y de gran respeto democrático y republicano a las instancias encargadas de velar por la eficacia y claridad de los procesos electorales y a los contendientes en tan importante ejercicio democrático.
Pero no todo será política en el año que comienza.
Es de desearse que este Año Nuevo sea también para cada uno de ustedes, amables lectores, un periodo fijado por el calendario convencional que sirva para el crecimiento integral de sus personas, sus familias, sus actividades productivas, sociales, deportivas, artísticas y espirituales que les permitan llegar al término de la anualidad con la satisfacción de saberse mejores de lo que eran al término del año anterior.
Ese sería mi mejor deseo para usted que con su paciencia y constancia en la lectura de estos artículos ha hecho posible otro año más de presencia en este diario de este su amigo.