Durango

Festejan reclusas el día de Reyes

El programa primo delincuentes permitirá liberar a mujeres recluidas por cometer delitos menores

La rosca de reyes no tiene el mismo sabor lejos de los seres queridos. No se disfruta de la misma forma sin sentir el abrazo cálido de los hermanos, de la pareja, de los hijos. Sobre todo, hace falta escuchar la sonrisa de los niños que platican con gusto los regalos que recibieron.

Por eso, mientras la primera dama del estado, Gabriela López de Hernández, les pronunciaba ayer unas palabras de ánimo y del interés que tiene por ayudarlas, varias reclusas del Centro de Readaptación Social Uno (Cereso) no pudieron contener el llanto.

Sentadas en las mesas, con poco espacio libre para andar, se preparaban para degustar un rico pan y una bebida caliente pero en su interior la carga que llevan consigo las hizo llorar. Estaban contentas porque la esposa del Gobernador del Estado las visitó y convivió un rato con ellas, pero el dolor no las abandonaba.

Afuera del reducido salón en donde estaban concentradas sus compañeras, María Guadalupe Ramírez Ochoa escuchaba el mensaje de la titular de Asistencia Social; recargada en la ventana, evocaba a sus tres hijos.

Purga una condena de diez años por tráfico de drogas, faltan cuatro para que salga libre. ?Pues una señora de Sinaloa me involucró en esto, ya la acompañaba, pero no tenía nada qué ver con eso; sabía lo que llevaba, pero no le di importancia. No quise involucrarme, eso es lo malo, la indiferencia?, platicó con tristeza.

Ahora, su error le impide abrazar a sus parientes, quienes viven con su abuelita en Nuevo Ideal, ya que hace dos años murió su mamá a causa de un mal del corazón, así que María Guadalupe soportó su pena encerrada; no pudo brindarle el último adiós al ser que le dio la vida.

?El castigo no es el encierro, sino que no puedo estar con mis hijos; los niños son los que pagan las consecuencias, porque no pueden sentir el amor de uno?, comentó esta mujer de 30 años de edad.

Y mientras cortaban la tradicional rosca, Gabriela Chávez García no podía contener las lágrimas. Hace tres meses que está en la cárcel, pero siente que ha pasado más tiempo.

Un marido desesperado la contrató al igual que a su hermana Olga Lidia para que mataran a su esposa. Ellas accedieron ?por necesidad?, pero no consumaron el homicidio; sólo golpearon severamente a su víctima para ganarse cuatro mil pesos.

Por lo pronto, su caso todavía está en proceso; no sabe cuántos años tendrá de sentencia después de su acción, de la cual se arrepiente, pues extraña a sus hijos de 11 y cinco años de edad, así como a su esposo, quien le brinda su apoyo.

Pero en su internamiento la acompaña su hermana, quien está embarazada y muy probablemente reciba a su bebé dentro de ese sitio que alberga a quienes cometieron un delito.

Quien de igual forma anhela salir de esas paredes es Elvira González Barraza, que ha escrito diez meses del libro de su vida en prisión. La causa: un supuesto secuestro en el que participó su esposo y en el que ella resultó involucrada.

?Yo no sabía nada, estaba embarazada y llegaron por mí, me puse muy mala cuando llegué aquí. Mi marido dice que el muchacho que supuestamente secuestraron estaba de acuerdo, pero yo no hice nada?, contó con su hijo de tres meses en brazos.

Elvira se encuentra lejos de su casa, pues es originaria de un pueblo cercano a Mazatlán, así que no recibe más visita que la de su cónyuge, quien también está detenido.

?Batallo mucho para conseguir la leche, los pañales del niño. Mi esposo trabaja aquí dentro y saca poco dinero; el abogado me dice que el caso está difícil. Mi familia es pobre y no tiene dinero, pero confío en que voy a salir de aquí, porque no hice nada?, dijo esta joven de 18 años de edad.

COMPROMISO

Muestra sensibilidad

Ante un centenar de mujeres internas en el Centro de Rehabilitación Social número Uno (Cereso), Gabriela López de Hernández Deras anunció que con el apoyo de la iniciativa privada se pondrá en marcha el programa de fianza para primo delincuentes, que permitirá liberar a las mujeres que se encuentran recluidas por delitos menores.

Anunció que el DIF Estatal a través de la Procuraduría de la Defensa del Menor y la Familia trabajará para que todas aquellas mujeres que se encuentren privadas de su libertad por no haber cometido un delito considerado como grave, ser primo delincuentes, estar en parámetros de peligrosidad baja y que tengan una sentencia ejecutada, se comprometan a la reparación del daño y al trabajo comunitario, para ser liberadas a través del pago de una fianza.

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