EFE
NUEVA YORK, EU.- La Cumbre Mundial que la ONU ha convocado en Nueva York, y presentado como la mayor reunión de líderes de la historia, concluyó ayer con una reforma del organismo con la que se conforman casi todos, pero contenta a muy pocos.
Cuba y Venezuela son los únicos países de la organización mundial que han rechazado el texto aprobado, aunque los discursos que durante dos días se han escuchado en la sede de Naciones Unidas reflejan escaso entusiasmo por la enmienda.
Después de que la falta de consenso obligara a aplazar asuntos cruciales como la reforma del Consejo de Seguridad -máxima instancia de gestión- y las competencias de la Secretaría General, el acuerdo asumido es de mínimos.
El compromiso incluye la obligación de proteger a los civiles para los casos de genocidio y un incremento de la ayuda al desarrollo, pero tibio y muy lejos de lo que pretendían los países menos desarrollados.
Las carencias en el aspecto humanitario se han tratado de compensar con la concesión de mayores recursos a programas concretos, como el fondo de emergencia para catástrofes, que aumentará hasta en 500 millones de dólares.
Y con la aprobación de una propuesta británica para castigar la incitación al terrorismo se intentó sortear el desacuerdo con los países islámicos sobre la definición de ese fenómeno. Pero el tratado es de mucho menor que lo propuesto hace dos años por el secretario general de la ONU, Kofi Annan.
Annan apuntó que el texto “tiene limitaciones”, pero aseguró que es “un paso adelante” en el proceso de reforma de la organización. Naciones Unidas invitó a la cita a los líderes de los 191 estados miembros y la atendieron 151 de ellos, entre los que el venezolano Hugo Chávez, el iraní Mahmud Ahmadinayad y el estadounidense George W. Bush fueron quienes causaron mayor fricción.
Por distinto motivo y de diferente manera, los tres dirigentes habían elevado a última hora la tensión en la conferencia, que había comenzado el miércoles con la amenaza del fracaso pero transcurrido después en un ambiente de mesura.
En el caso de Ahmadinayad, su resistencia a detener en Irán el enriquecimiento de uranio -vital para fabricar bombas atómicas- provoca preocupación entre los países occidentales.
Chávez no se privó el jueves de acusar a Estados Unidos (EU) de “terrorismo de Estado” apenas horas después de que la Administración de Bush acusara a Venezuela de ser uno de los países que peor “ha hecho los deberes” en la lucha contra el narcotráfico.
