Los cambios recaudatorios son un motor para impulsar el crecimiento señalan especialistas
Notimex
México, DF.- En México y Estados Unidos la reforma fiscal es impostergable, pero en el país vecino se concretará antes a pesar de que empezaron a trabajar después en el tema, estimó el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).
El organismo señaló que en México se habla de las medidas que tienen que aplicarse para aumentar la competitividad, productividad y lograr el desarrollo, pero no se logran los avances necesarios.
Destacó que la reforma fiscal sería un motor que provocaría eficiencia, desarrollo y crecimiento económico; sin embargo, no avanza, aún cuando se discute desde hace años.
El CEESP descartó que haya un sistema fiscal perfecto. En el caso de Estados Unidos, indicó, se ha vuelto obsoleto, ?por lo que realizar una reforma fiscal es fundamental y se vuelve la única opción para que el Gobierno genere mayores flujos de ingreso?.
Por lo tanto, la reforma fiscal no es sólo una necesidad, sino también la oportunidad de dejar de gravar al ingreso vía impuestos para mejor gravar el consumo, estableció.
La institución refirió que la complejidad del sistema fiscal de Estados Unidos es amplia debido a las leyes, número de excepciones, deducciones, exenciones y provisiones especiales que reducen la base gravable de impuestos.
No obstante, explicó que cuando se cambia de un sistema fiscal de impuestos basado en el ingreso a uno enfocado al consumo se tienen ganancias en eficiencia y crecimiento económico, y se logra un sistema fiscal más progresivo y equitativo.
Por ello, añadió, cuando las tasas de impuestos se mantienen en niveles elevados, las personas tienen menos incentivos para trabajar y ahorrar. En el caso de la economía estadunidense, las tasas de impuestos particularmente sobre las ganancias de los trabajadores no son moderadas si no elevadas.
En este contexto, el CEESP consideró que instrumentar un impuesto al consumo podría aumentar la base de impuestos gravable, lo que permitiría reducir otros impuestos, principalmente los referentes al ingreso, generando amplias ganancias en eficiencia económica.
Cuando las personas gastan sus salarios o capital en bienes y servicios, ellos pagan impuestos a las ventas, lo que los deja con menos ingreso que puedan disponer para elegir entre consumir, ahorrar e invertir.
Problemas de inversión
A su vez, cuando disminuyen los impuestos que tanto a salarios como a la riqueza, se genera mayor acumulación de capital, con lo que aumenta la capacidad de consumo de la economía, que generará más ingresos por los impuestos que se obtienen a mediante el consumo.
Gravar el consumo y mantener tasas bajas sobre el ingreso no sólo genera que se gane eficiencia y crecimiento económico, sino que incentiva la inversión, el ahorro y la oferta de trabajo. Además, aumenta el atractivo de los inversionistas internacionales, apuntó.
Refirió que la propuesta que se encuentra en el Congreso de Estados Unidos denominada iniciativa H.R. Bill 25 sería un fuerte corrector del punto anterior, ya que rectificaría la falta de equidad generacional. Lo anterior, mediante un impuesto plano al ingreso porque reemplazaría no sólo los actuales, tanto federales como corporativos, sino también a los estatales y el altamente regresivo a la nómina con un simple y transparente impuesto a las ventas.
Si la iniciativa se aprueba, las personas se moverán de pagar a la federación y los estados cerca de 50 centavos de cada dólar a unos 30 centavos, lo que traería repercusiones positivas en sus decisiones de inversión, de ahorro y, por lo tanto, de formación bruta de capital.
Esa media generaría ahorros al año de dos por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) o cerca de 250 mil millones dólares para el siguiente año. Sin embargo, esta cifra es muy baja comparada con las ganancias que se tendrían debido al crecimiento económico por la instrumentación del impuesto plano.
En las siguientes décadas, indicó, esta medida podría incrementar el PIB de Estados Unidos, en cerca de 15 por ciento porque los impuesto de ese tipo generan más incentivos para trabajar y ahorrar.
Asimismo, redistribuye la carga fiscal de las personas jóvenes a las mayores que en general, son de altos ingresos, que gastan más que los jóvenes.
