Responsables de los Centros de Atención Infantil renuncian por la falta de apoyo de Liyame y Sedesol
Madres educadoras que estuvieron hasta la semana pasada al frente de los Centros de Atención Infantil (CAI) se encuentran ahora sin ingresos, sin dinero, incluso, sin qué comer. Renunciaron al cargo que ostentaban y del fracaso del programa de apoyo a las madres de escasos recursos, culpan a la Fundación Liyame.
El programa que se implementó a través de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) no contempló algunas variables de error, como fue que las madres trabajadoras que requerían el servicio no pagaran lo que les correspondía, situación que provocó la quiebra técnica del proyecto.
Los CAI fueron diseñados para el apoyo de las madres trabajadoras, principalmente las deescasos recursos económicos, pero el plan, por lo menos hasta donde se puede observar, ha fracasado, tras la renuncia de cada una de las diez madres educadoras que se encontraban al frente de los CAI y de esto culpan a la Fundación Liyame.
Gabriela Martínez, así como otras funcionarias de esta Fundación dijeron que las madres educadoras más bien tenían un interés económico tras el movimiento que han realizado, pero al realizar visitas a los CAI se observan cosas distintas.
Baciliza Arreola Meraz, quien tiene su CAI en la calle Jesús García 204 de la colonia José Ángel Leal, mostró las instalaciones de este lugar y dijo que estuvo atendiendo hasta 17 menores en la guardería. La aritmética dice que si cada niño paga 100 pesos por su estancia cada semana la suma sería de mil 700, que finalmente se traducirían en seis mil 800 pesos al mes.
El proyecto pretendía no sólo ofrecer una ayuda a las madres trabajadoras, sino que las madres educadoras también se beneficiaran a través de los ingresos, pero no consideraron un margen de error: que las trabajadoras no tuvieran el suficiente dinero para pagar. La mayor parte de las madres de niños adeudaban varios meses y, aun así, seguían recibiendo el servicio y dejaban a sus niños.
Hubo promesas por parte de Fundación Liyame, como: ?si hay algún problema, si tu CAI necesita mantenimiento, nosotras te ayudamos?, según explica Baciliza, pero la ayuda nunca llegó.
También se visitó otro CAI, el de Esperanza Barraza, ubicado en privada Silvestre Revueltas número 519 de la misma colonia.
La situación de ambas amas de casa fue bastante deprimente. Ambas señoras tienen hijos: Baciliza cinco y Esperanza dos, pero ninguna cuenta con dinero para subsistir. Las causas por las que llegaron a esta situación fueron que había exigencia de la Fundación Liyame y Sedesol para que funcionaran los CAI, pero las madres trabajadoras no pagaban la manutención de sus hijos; por lo tanto, no podían subsistir y el proyecto cayó poco a poco.
Al tratar de encontrar la despensa y luego de observar el interior del refrigerador de Esperanza Barraza, no había ningún alimento para ella o para sus hijos. Además, y como Baciliza, tienen en puerta embargos del Predial, agua, luz y deben teléfono.
Han tenido que endeudarse más con familia, vecinos, etcétera y se han visto obligadas a escoger lo mejor para ellas: renunciar al programa del CAI y tratar de rescatar a su familia y a su casa, pues consideran injusto que se les exija funcionalidad cuando no pueden recibir una retribución económica justa.
Injusticias, no concuerda
El recorrido que realizó El Siglo de Durango en estos dos Centros de Atención Infantil (CAI) mostró que los trabajos de obra e infraestructura que se realizaron con los 33 mil pesos que aduce Fundación Liyame no corresponden al presupuesto de obra que les habían entregado previamente.
Gabriela Martínez, vicepresidenta de la Fundación, había explicado que se había invertido dinero desde mucho antes para la capacitación de las madres educadoras, pero lo anterior no debía afectar al presupuesto. Hay elementos, como instalación eléctrica, material de obra, infraestructura de aluminio que no existen en los CAI y que se les está cobrando, según se observa y aducen las mismas quejosas, Baciliza Arreola y Esperanza Barraza, ambas madres educadoras.
Ellas aún se encuentran en custodia del material didáctico, mobiliario y juegos infantiles, que deberán ser devueltos a la Fundación o a la Secretaría de Desarrollo Social para continuar con el programa.