Madrid, (EFE).- Una de las obras más conocidas de la pintora mexicana Frida Kahlo (1907-1954), "Las dos Fridas", preside la muestra de México como país invitado en la Feria de Arte Contemporáneo (ARCO), una de las más reconocidas del mundo y que abre sus puertas en Madrid.
El programa previsto en el día de apertura de la muestra, una visita de la prensa antes de la inauguración por los reyes de España Juan Carlos y Sofía acompañados del presidente de México, Vicente Fox, no fueron modificados por el atentado que perpetró la organización terrorista ETA en las inmediaciones del recinto de la Feria.
Hacia las 09:30 hora local (08:30 GMT) explosionó en el Campo de las Naciones, cerca de la sede de ARCO, un coche-bomba que ocasionó heridas leves a más de cuarenta personas y serios destrozos a los edificios circundantes.
La Feria Internacional de Arte Contemporáneo de Madrid alberga en esta ocasión una extensa muestra del arte de vanguardia de 36 países, 290 galerías y más de dos mil artistas, casi trescientos de ellos mexicanos.
Como todos los años, la Feria exhibe la obra de artistas que, desde diferentes partes del mundo, se expresan a través de la pintura, escultura, instalaciones, fotografía, video, nuevos soportes tecnológicos, obra gráfica, dibujo y otras técnicas.
La pintura, nunca ausente pero si ensombrecida por otros lenguajes artísticos, ha reconquistado su terreno y se ha convertido en protagonista especial de ARCO 2005.
Tener a México como país invitado ha contribuido a que esta muestra sea, según los organizadores, una de las mejores ediciones de su historia.
Presente con veinte galerías seleccionadas por los comisarios Carlos Ashida y Julian Zugazagoitia, los visitantes podrán contemplar el arte del país americano, desde lo clásico a lo más emergente.
Protagonista especial ha sido ya, antes de abrirse las puertas al público, la exhibición en el pabellón de México del cuadro de Frida Kahlo, una obra maestra que no sale habitualmente de su país y que se ha traído como obra emblemática institucional.
El cuadro "Las dos Fridas", comentó a EFE el director del Museo de Arte Nacional de México, es "un referente de la cultura mexicana, y, además, de invitar a la contemplación del nuevo arte mexicano también sitúa muy bien la cultura del país, que es lo que queremos, que se nos conozca, qué es México, y quiénes somos".
Para uno de los comisarios, Julián Zugazagoitia, "Las dos Fridas" es un icono de México en todos los actos, un valor universal, y una anfitriona para los visitantes de ARCO, que invita a que se recorra la historia que se inicia con ella y hasta ahora".
Como es habitual, el pabellón número siete alberga la representación del país invitado y las galerías consolidadas conviven con valores contemporáneos.
En este pabellón es escasa la presencia de la fotografía, así como de lenguajes artísticos más actuales y, por el contrario, la pintura, especialmente la cubista y expresionista, se alza como la apuesta del momento, seguida de la escultura.
Bacon, con una obra valorada en 3.1 millones de dólares; Genovés, Botero, Martín Chirino o Manolo Valdés son valores habituales de la galería Marlborough "que siempre ha apostado por la pintura y la escultura. Nosotros siempre hemos estado ahí y nunca hemos cambiado nuestros patrones", dijo a EFE su directora, María Porto, para quien el nivel de calidad de la feria "es muy alto".
Frente a esta galería, la de Peter Freeman permite contemplar un móvil de Alexander Calder, valorado en 1,9 millones de dólares; la Galería de Francia ofrece una espectacular araña de Louise Bourgeois, valorada en 780 mil dólares, mientras que la Galería Thomas de Munich apuesta por el expresionismo alemán.
Un habitual de ARCO es la galería de Carles Tache, para quien se trata de "una gran feria, que cada año da un paso más. En esta edición es fantástica. A ello contribuye también el tener como invitado de honor a México, país muy próximo con el que tenemos una relación fantástica", aseguran sus responsables.
El panorama de ARCO cambia considerablemente en el pabellón nueve, con más presencia de la fotografía y del vídeo. A pesar de ello, según las primeras apreciaciones de los críticos, el tono general de esta edición es menos arriesgado y algo más clásico.