EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- Un joven de 23 años fue salvado por su hermana de la muerte, cuando éste ya estaba inconsciente, luego que decidiera terminar con su vida, colgándose del techo de su casa con un cable. Al investigar al frustrado suicida, elementos de la PME lograron establecer que el suicida cuenta con una orden de aprehensión por robo simple.
Era la mañana del 22 de marzo del presente año. Unos días antes, Salvador González Tapia había discutido con un hermano. En el domicilio de la calle 25 Norte, Salvador vivía solo. Adicto a las drogas y con varios intentos de suicidio, ésta vez no lo pensó dos veces.
Atando en su cuello un cable de los que se utilizan para conducir electricidad, Salvador amarró el otro extremo en el techo. En cuestión de minutos, su cuerpo ya pendía sin conciencia alguna. Cuando ya estaba a punto de morir, su hermana Marcela Verónica llegó para salvarlo.
Con ambos brazos sujetó de los pies a Salvador, lo alzó unos cuantos centímetros y comenzó a gritar desesperadamente. El llanto de la mujer fue escuchado por Luis Enrique Ramírez, vecino de los hermanos, quien rápidamente le ayudó a subir el cuerpo y a quitarle el cable.
Pronto fue trasladado a la Cruz Roja de Torreón, donde se le atendió. Ya plenamente identificado por las autoridades de la Policía Ministerial del Estado (PME), tuvo que ser enviado a la clínica 18 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
El médico legista de la Procuraduría General de Justicia en el Estado (PGJE), indicó que Salvador presentaba cicatrices en las muñecas, producto de otros intentos fallidos de suicidio. La urgencia de llevarlo al IMSS, se debió a que de sus ojos comenzó a salir sangre.
Dentro de la investigación se encontró que la víctima es el presunto responsable de un robo y que por ese delito cuenta con una orden de aprehensión girada por el juez tercero del Ramo Penal, mediante el expediente número 190/2004.
Siguiendo con las indagatorias de los policías ministeriales, se logró saber que Salvador ya había ingresado al menos una vez al Centro de Readaptación Social (Cereso) de Torreón. El traslado del frustrado suicida a otra clínica se debió a que corría el riesgo de que debido a la hiperemia, se le formara un coagulo en el cerebro y cayera en estado vegetativo.
Salvador ya había preparado su muerte. Antes de ejecutar la acción, había escrito un mensaje dirigido a sus familiares, con el objetivo de que no se culpara a nadie de su deceso. Incluso, señaló a los médicos sus deseos de no seguir con vida.
Los familiares de Salvador decidieron que pagarían los daños ocasionados por su consanguíneo, para que la orden de aprehensión quedara sin efecto.
