Los fumadores pasivos tienen más riesgo de sufrir degeneración macular conocida como DMAE.
Londres, (EFE).- Los fumadores pasivos tienen casi el doble de riesgo de sufrir degeneración macular asociada a la edad (DMAE), según un estudio publicado en el "British Journal of Ophthalmology".
Esa patología crónica degenerativa de la retina causa la pérdida de la visión central y no permite a quienes la sufren ni leer, ni conducir, ni apreciar los detalles de la imágenes, ya que únicamente mantienen la visión lateral o periférica.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Cambridge, dirigidos por el médico especialista en genética John Yates, estudiaron a 435 personas que padecían esa degeneración en estados avanzados y a otras 280 que vivían con ellos.
De este modo, comprobaron que el riesgo de sufrir DMAE se duplicaba prácticamente en los no fumadores que habían vivido durante cinco años con un adicto al tabaco.
Además, el estudio demostró que la mayoría de los fumadores tenían mayores posibilidades de padecer esa patología, así como que la cantidad de cigarrillos también era un factor que influía en su posible desarrollo.
Según los resultados de la investigación, fumar regularmente un paquete de cigarrillos al día o más, durante 40 años, triplica el riesgo de padecer DMAE, comparado con aquellas personas que no fuman.
Los investigadores también descubrieron que el sexo del fumador no influía en el riesgo de sufrir esa patología.
Los científicos definen al fumador pasivo como aquel que ha vivido con una persona que ha fumado durante al menos cinco años.
Síntomas y pruebas de diagnóstico
Si usted sospecha que está en peligro de sufrir esta enfermedad entérese de los síntomas más evidentes:
Vista nublada o borrosa.
Dificultad para reconocer caras familiares.
Líneas rectas, como postes telefónicos, costados de edificios o frases en un texto, parecen onduladas.
Es característica un área oscura en el centro del campo de visión.
El oftalmólogo es el especialista indicado para realizar el mejor de los diagnósticos. Para ello, realiza una serie de pruebas, entre las que se encuentran las siguientes:
Examen de agudeza visual, en el cual se pide al paciente que identifique las letras colocadas en una tabla a diferentes distancias.
Dilatación de la pupila mediante la aplicación de gotas, a fin de que el reconocimiento de la retina sea detallado.
Mediante la cuadrícula de Amsler (para detectar la degeneración macular húmeda), que asemeja un tablero de ajedrez y sirve para determinar si el paciente ve líneas rectas u onduladas.
Angiografía fluorescente, técnica en la que se inyecta un tinte especial vía intravenosa en el brazo, se espera a que circule hacia el ojo y cuando esto sucede se toman fotografías de los vasos sanguíneos de la retina. Con ello el especialista sabe si esas venas arrojan sangre, pues de ser así significaría que existe degeneración macular de tipo húmeda.
Factores de riesgo
Diversos estudios señalan que las mujeres tienen mayores probabilidades de padecer la enfermedad, en tanto que las personas cercanas a 50 años tienen 2% de riesgo de desarrollarla, porcentaje muy bajo si consideramos que en aquellas que rebasan los 75 años el peligro se incrementa 30%. Asimismo, fumar, altos niveles de colesterol en sangre y antecedentes familiares de la enfermedad determinan mayor peligro de sufrirla.
El tratamiento específico para la DMA será determinado por el oftalmólogo, para lo cual toma en cuenta la edad del paciente, su estado general de salud e historia médica, así como la tolerancia hacia ciertos medicamentos, procedimientos o terapias.
Sin embargo, no hay mucho que hacer cuando se trata de remediar la DMA de tipo seco, lo cual no significa que la vista se pierda automáticamente (la visión central disminuirá pero, generalmente, el avance de esta pérdida visual es lenta).
Por otra parte, ya existe innovadora terapia para tratar DMA húmeda, se llama fotodinámica y se basa en la inyección vía intravenosa de una sustancia (llamada verteporfin) que no posee acción propia hasta ser activada 15 minutos después por medio de un láser, y que sólo desarrolla efectos locales (en el ojo). Con ello se logra la máxima acción destructiva y selectiva de los vasos sanguíneos anormales, sin ningún tipo de efectos sobre la retina sana o ningún otro órgano del cuerpo.
Si usted padece alguno de los tipos de esta enfermedad no se desespere y busque la ayuda de un especialista inmediatamente. Actuar a tiempo puede evitar que este problema le nuble la existencia.