En México hace décadas nació un nuevo síndrome de perpetuación, un grito que viene de la selva política y cuyos principales síntomas son el colgarse de la liana más próxima o saltar como chapulines o canguros al puesto público que mejor se le acomode. Un vicio y uso común en estos personajes.
Ahora que el mejor negocio a nivel nacional y en Coahuila parece ser la política -y todo lo que conlleva estar en la nómina del erario público- ya muchos pseudoservidores públicos alistan su bolsa marsupial cargada de dineros rapiñados, oteando el horizonte para salir de un puesto y brincar a otro donde seguirán, como lo demuestra el currículum de la mayoría de los “polakos” en México, cometiendo burradas, actos de corrupción y, lo peor, estar en contra de los ciudadanos que vía urnas y votaron llevándolo a ocupar esos puestos de elección popular.
Se dice que son 16 diputados del Congreso Local de Coahuila los que dejarán el puesto para buscar otro, por otro lado también serán 18 presidentes municipales, de los 38 que hay en Coahuila, los que tratarán de colgarse en la liana de la vaguedad pública y seguirse quemando en la hoguera de las vanidades a costa de los coahuilenses.
Pocos son los Estados de México que tienen una “Ley Antichapulines” y uno de ellos es Baja California, que inclusive limita a que un servidor público mientras ejerza un cargo de elección popular no debe contender para ocupar otro cargo de elección. Esta iniciativa en ningún modo trastoca las garantías individuales previstas en la Constitución, sino se trata de exigir más responsabilidad tanto moral, ética y en el carácter político y social. Lo que está pasando en Coahuila es una falta de respeto a los votantes y ciudadanos que con voluntad emitieron su sufragio para determinado funcionario desempeñara el tiempo por el cual ha sido elegido (tres años para diputado local y federal y tres años para presidente municipal, el caso de gobernadores son seis años).
Poca responsabilidad han demostrado nuestros representantes públicos en Coahuila con la campaña permanente que desde el primer día en que ocupan un cargo ya se están preparando para ocupar otro, todo un paroxismo demuestran con la chatez que han gobernado. Esta Ley anticanguros no será posible en Coahuila, por muchas razones y la primera es que los mismos diputados al llevar a cabo esta iniciativa se pondrán la soga al cuello. Que nos sirva de ejemplo hace años (tres), cuando fue presidente municipal de Torreón Salomón Juan Marcos y dejó el changarro en manos de Javier Garza y Garza como interino, sucede como todos sabemos que Salomón le hizo al chapulín y pasóo a diputado, puesto que aún ocupa ¡pero después de ganar la elección quería volver a ser presidente de Torreón! ¡De ese pelo! Con esos políticos para qué queremos leyes.
Pero volviendo a la Ley Antichapulines o Anticanguros u otra especie del zoo-polako que les da por saltar, en primer lugar que el candidato prometa por escrito ante un notario al hacer su campaña que sí terminará el período para el que fue electo esto es pura fantasía
En Baja California la Ley en este aspecto es muy clara y dice:
Artículo 18.- No pueden ser diputados: Los presidentes municipales, síndicos y regidores de los ayuntamientos durante el periodo para el que fueron electos.
Artículo 42.- No podrán ser electos gobernador del estado; secretario de estado; secretario general de Gobierno, los magistrados y jueces del Tribunal Superior de Justicia del Estado, tampoco los secretarios y directores del Poder Ejecutivo, salvo que se separen de sus cargos en forma definitiva noventa días antes de la elección (como candidatos).
El mismo Artículo 42 señala; los militares en servicio activo y los titulares de los cuerpos policíacos no podrán ser electos gobernador del estado, salvo que se separen noventa días en forma definitiva antes de la elección. A los diputados y senadores del Congreso de la Unión, diputados locales, presidentes municipales, y todo el ayuntamiento no podrán ser candidatos ni hacer campaña durante el periodo para el que fueron electos.
Suena interesante esta Ley Anticanguros, porque en Coahuila los que llegan a un puesto pronto sus correligionarios los entronizan y es común que las diferentes secretarías de Gobierno se vayan a otros escalones con su currículo particular engordando sólo sus cuentas y sirviendo a sus lacayos en nefasto tráfico de influencias.
Con los demonios fuera de control el gobernador del estado Enrique Martínez ya no sabe cómo atajar la pelota, inclusive él mismo haciendo su precampaña y cayendo en el juego de la mitomanía. Con tanto canguro dando saltos y llevando el saco marsupial cargado de dinero y ofertas para los votantes, se hace necesaria una Ley que prohíba esta desbandada de funcionarios públicos
¿Qué no habrá otros hombres y mujeres para esos puestos? ¿o será que además de ser buen canguro hay que tener ausencia de vergüenza? Por aquello de que muchos funcionarios públicos son un lastre y simples monifatos y aún así siguen dando saltos a otros puestos.
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