SUN-AEE
MÉXICO, DF.- "¡Galilea!, te espero en la casa". Galilea Montijo vio de reojo al autor del piropo y lo saludó de lejos con una sonrisa. Satisfecho, el admirador se río tan fuerte que perdió el equilibrio, tumbó un maniquí y rasgo un suéter de 20 salarios mínimos.
La actriz continuó su difícil camino por los angostos pasillos del Palacio de Hierro. En medio de guaruras, cámaras de televisión y fanáticos que ondeaban su foto sensual publicada en una revista para caballeros, Galilea alzaba el brazo para lanzar dos saludos cortos y uno largo.
En el trayecto, los maniquís fueron cayendo uno por uno, hasta que los elementos de seguridad decidieron sacar a Galiela por una puerta lateral.
Finalmente, la actriz llegó al centro de Plaza Satélite para autografiar las fotos publicadas en la revista.
"¡Galilea!, te espero en la casa", gritó un fanático distinto al primero, pero igual de eufórico ante las fotografías que muestran a Montijo con una chamarra de piel que no alcanza a cubrir su pecho.
El primero en la fila de los autógrafos había llegado a las 13:00 horas. Eran cerca de las 17:00 horas cuando finalmente pudo estar frente a su actriz favorita: le dio un beso y le regaló un enorme ramo de azucenas. Detrás de él venían unos 800 hombres y seis mujeres -quizá siete- que soportaban un calor tremendo.
Antes de enfrentar a sus seguidores, declaró que las fotos habían sido "súper cuidadas. Por supuesto que son sensuales, porque es el corte de la revista. Me había tardado en aceptar unas fotos así, pero estoy contenta".
Sobre su participación en la obra de teatro Orgasmos, Montijo aceptó que ha tenido problemas de asistencia.
Galilea se despidió luego tres horas. Afortunadamente, de camino al estacionamiento ya no hubo tumultos ni seguidor que le gritara el ingenioso piropo. Ya se habían ido a casa.