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México, DF.- El Programa Nacional de Financiamiento al Microempresario (Pronafim) generó 143 mil 700 empleos en el país durante 2004, reveló un estudio de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La evaluación del ejercicio fiscal enero-diciembre 2004 indicó que la creación de empleos directos ascendió a 62 mil 300 y los indirectos sumaron 81 mil 400, de los que 53 por ciento correspondieron a familiares de los beneficiarios y el resto a personas sin vínculo de parentesco.
En la víspera de la inauguración del Foro Microfinanzas y Desarrollo, al que asistirán el presidente Vicente Fox, la reina Sofía de España y representantes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), entre otros, el estudio destacó que el impacto del Pronafim se ha traducido en una importante disminución de la pobreza.
El programa, que surgió en el segundo semestre de 2001, va dirigido a personas que son o quieren ser tenderos, mecánicos, reposteros o costureras, entre otras, y otorga un nivel de crédito de 500 pesos hasta 30 mil pesos, con 3.5 por ciento de interés mensual.
Fue creado para apoyar al amplio núcleo de mexicanos de escasos recursos con interés emprendedor que se refleja en el establecimiento de negocios pequeños, pero que no pueden alcanzar el crédito de la banca comercial.
De acuerdo con la investigación realizada por la UNAM, el impacto fue estimado tanto para la pobreza alimentaria, como para la de capacidades y la patrimonial en las vertientes de incidencia, intensidad y severidad.
Los resultados mostraron una disminución en la incidencia de 6.6 puntos porcentuales de la pobreza alimentaria 6.7 de la de capacidades y 10.1 de la patrimonial.
La intensidad se reduce en 37.7 por ciento en el caso de pobreza alimentaria, 31.9 por ciento en cuanto a capacidades y 20.1 por ciento en la pobreza patrimonial.
El indicador que la UNAM consideró más preciso para medir las variaciones en la pobreza es la severidad, que tuvo una reducción de 49 por ciento en la alimentaria; 43.2 por ciento en la de capacidades y 27.6 por ciento en la patrimonial.
Estos efectos los consideró como altamente positivos, porque fomentó la propensión al ahorro y una recurrencia más frecuente y amplia a los mecanismos más institucionalizados, como las cajas de ahorro y la declinación de prácticas tradicionales, asociadas a préstamos provenientes de vínculos personales.
Asimismo, reveló que la caracterización de los proyectos muestra que los microcréditos han sido aplicados en su mayoría para usos productivos, con una rentabilidad promedio equivalente a 45 por ciento del monto crediticio recibido.
El estudio enfatizó que “el enorme beneficio social se tradujo en una alta relación beneficio-costo social y una insignificante relación costo-beneficio social”, toda vez que es sustancialmente más barato crear empleos, generar ingresos, crear microempresas y reducir la pobreza mediante una política de microcréditos”.