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MÉXICO, DF.- Si tuviera una máquina del tiempo, el actor Gerardo González declaró que regresaría 20 años, para estar otra vez junto a otro gran artista como Héctor Bonilla en el musical El Diluvio que Vine.
También regresaría al estreno de Muertos de la Risa, con la actriz Ana Silvetti, montaje teatral que fue un parteaguas en su vida. Y por último regresaría a la década de los 80 para revivir algunas cosas de la serie televisiva Cachún Cachún ra-ra, "pero sólo algunas cosas, no todo".
En realidad fue difícil que Gerardo escogiera tres recuerdos entre sus 25 años de actor. Al principio se ríe para sus adentros, como si se acordara de algunas travesuras inconfesables.
-Cuando recuerdas tu primera vez en el escenario, ¿qué piensas?
Que no me equivoqué. Y que tampoco me arrepiento.
-¿Te molesta el estigma de Cachún Cachún ra-ra?"
No, para nada. La gente me recuerda con cariño y la verdad, prefiero que lo hagan como un Cachún y no como un Big Brother, porque quienes salimos de "Cachún"... trabajamos muy duro y demostramos talento; algunos como escritores, otros como actores. Yo decidí clavarme en el teatro pero Cachún siempre será parte de mi vida orgullosamente.
-¿Por qué amas mucho el teatro musical?
No lo sé. Simplemente me fascina. Creo que la razón es que exige saber cantar, actuar y bailar. Ahora, después de 25 años, me ha tocado interpretar a Tevye, el protagonista de Violinista en el tejado. Es un personaje maravilloso y creo que estoy en la cumbre de mi carrera.
-Hace un año te tocó interpretar a Pilar, una mujer madura de la puesta en escena "Las viejas vienen marchando"...
Lilia Aragón tenía que irse y su suplente, Maricarmen Vela, enfermó. Todo mundo se preguntó ¿quién sabe el papel: pues Gerardo? Me pasé todo el día con el sastre para que me hiciera un vestido. En la tarde busqué unos zapatos de mujer del ocho y medio (experiencia horrible) y llegué al teatro a las cinco para darme una pasadita y listo. Mis hermanos me vieron y dijeron: "Eres igualito a mamá". Se supone que eran dos semanas y me quedé ocho meses.
-Tú trabajo continuo con OCESA ha provocado críticas...
Mira, ¿cómo te explico? A mí no me han regalado nada, todo lo he ganado con castings. Trabajo con Morris Gilbert antes de que fuera productor de OCESA y hacemos buen equipo, hay quienes se quejan, pero lo siento mucho.
Gerardo tiene una historia típica. Desde niño quiso ser actor, pero la familia lo presionó para que estudiara "una carrera de verdad" y terminó en la Facultad de Odontología. Pero aprovechó su tiempo libre para formar una compañía de teatro y dos años después participó en su primer musical: "Godspel", montado en el Polyforyum con Silvia Pasquel, Benny Ibarra, María del Sol, Memo Méndez, Rodolfo Rodríguez, Alfredo Alegría y Lupita Sandoval. Pero ahora ya también ha trabajado como director.
-Curiosamente te ha tocado dirigir a puras mujeres, ¿es difícil?
Sí. Con todo respeto, las mujeres son adorables pero a veces inentendibles. Pero basta con hablar claro para evitar confusiones, porque todas ellas son muy profesionales.
-¿Los Exonerados fue un trago muy amargo?
Sí, claro. Cuando montas una obra tienes la esperanza de que encuentre a su público. Lamentablemente no sucedió y sólo estuvo tres meses en cartelera.
-Y de vuelta a la máquina del tiempo ¿cómo te imaginas dentro de 25 años?
Pues espero para entonces ya haber terminado de pagar mi casa, ja, ja.
