El foro convocado por la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), “Por una Laguna Segura”, resultó mucho más interesante de lo que las mismas autoridades suponían, y no precisamente por los discursos del procurador, José Luis Carrillo Rodríguez o del subprocurador, Hugo Armando Reséndiz Martínez... y menos por la postura del alcalde Octaviano Rendón, sino por la visión que tienen los empresarios del nivel de inseguridad que priva, en general en Durango y en particular en Gómez Palacio.
Para ofrecer una imagen clara del nivel del reclamo, baste con citar a Roberto Rodríguez Cruz, ex presidente del CLIP: “Hay muchos propietarios de maquiladoras que vienen de fuera, los dueños norteamericanos y ellos no quieren salir del hotel, porque sienten que no hay la seguridad suficiente que necesitan para estar en nuestra región; es muy triste que vengan y lo arreglen todo en un cuarto de hotel y no vayan ni siquiera a visitar sus empresas”.
Y eso no es todo. El empresario, Cristian Colliere de la Marlliere, aprovechó la oportunidad de tener enfrente al alcalde y a los máximos responsables de la PGJE para cuestionar la debilidad en la integración de algunas averiguaciones previas que benefician a delincuentes de faltas graves. Salomón Issa Murra, por su parte, sentenció que la seguridad “no se debe terminar al cruzar el puente”, ya que La Laguna es una zona conurbana que no debe regirse por diferencias -tan marcadas- entre dos estados.
Sin duda la postura de los empresarios laguneros sorprendió, al menos, al acalde Rendón, quien entre reclamo y reclamo, solicitó a los medios de comunicación presentes en el foro, abandonar la sala para que los empresarios pudieran ventilar sus “asuntos personales libremente”. Por cierto, para Don Octaviano el hecho de que los inversionistas que llegan a Gómez Palacio no se atrevan a salir del hotel, tiene una explicación simple y no es otra más que los norteamericanos se encuentran asegurados contra el secuestro y una de las condiciones dentro del contrato es que siempre estén atendidos por cuerpos de seguridad.
Lo cierto es que el tema de la seguridad pública no admite asegunes ni pretextos. En este mundo globalizado y del imperio de la información, un municipio es tan seguro como los ciudadanos, empresarios e inversionistas lo perciban, y Gómez Palacio debe hacer grandes y efectivos esfuerzos por cambiar radicalmente el nivel de vigilancia y protección que ofrece a propios y extraños.
