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¡GuadalajaraGuadalajaraaa!

Adela Celorio

Vargas Llosa tampoco dejó pasar la oportunidad de compartir con el público su obsesión: ?espero que los mexicanos no voten por el populismo? repitió en varias ocasiones el escritor peruano y creo que sabe bien porqué lo que dice.

Uno lleva sus obsesiones a todas partes y la Feria del Libro de Guadalajara no es una excepción. ?¿Por qué sentimos más obediencia: por la familia, la cultura, nuestro país, la religión o la raza? Y si nada de esto importa, ya somos urbanos, cosmopolitas ¿o sencillamente estamos solos?? Esa es la obsesión de Toni Morrison, Premio Nobel de Literatura 1993 quien aprovechó el micrófono para alertar sobre la globalización: ?por la pobreza que genera y porque limita o destruye el sentido de pertenencia de las personas?, afirmó la autora de Beloved, Jazz y otras magníficas novelas.

Vargas Llosa tampoco dejó pasar la oportunidad de compartir con el público su obsesión: ?espero que los mexicanos no voten por el populismo? repitió en varias ocasiones el escritor peruano y creo que sabe bien porqué lo que dice.

Denise Dresser por su parte, en una brillante ponencia, señaló el círculo vicioso en que incurrimos al permitir que el dinero de los contribuyentes -vía millonarias campañas políticas- acabe en los bolsillos de los magnates de la televisión. Permanecer expuestos por más de tres días a tan nutrido bombardeo de obsesiones, ironía, inteligencia, y sentido del humor, resultaría insoportable; algo así como una orgía perpetua.

No alcanzan los ojos ni las manos, los pies rechinan pero la voluntad se niega a abandonar la plaza. Conferencias, presentaciones de libros, brindis con la presencia de escritores consagrados y de los que no lo son pero se creen.

En la FIL todos nos sentimos compelidos a seguir ojeando y hojeando los infinitos mundos que aguardan entre los libros.

Es imposible resistirse al llamado cuando están ahí insinuándose descaradamente, y pues, por más firme voluntad que se tenga, la carne es débil y uno acaba por caer.

Este, este, este y este otro, y al final hay que empacarlo todo, y lo que son las cosas, ahí empiezan los malos modos. Con el ánimo festivo y juguetón de adolescentes que se van de pinta, seis escribidoras maduritas -maridos aparte- volamos a Guadalajara en busca del tiempo perdido.

Recuperada la risa, esa risa así nomás, por el puro gusto de ser y de estar, recuperadas también las solidaridades y discolerías propias de las adolescentes en que nos convertimos, nos lanzamos a la conquista de la FIL de Guadalajara, en donde queda muy claro que por libros no paramos, lo que faltan son lectores.

Lo que falta es romper la barrera del penúltimo lugar que ocupamos en el mundo de la lectura. Tendríamos que leer más para descubrir que merecemos un destino menos indigno, con un cuerpo político de -por lo menos- elemental calidad humana.

Estábamos impuestos a que salvo raras excepciones, nuestros políticos fueran raterazos. Lo que no sucedía con la frecuencia de ahora, es que también fueran ignorantes y payasos. adelace@avantel.net

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