TORREÓN, COAH.- El “juniorismo” es un problema que prevalece en la región y que se pensaba había sido superado por las autoridades. La realidad es que con frecuencia se presentan actos prepotentes e intimidatorios de parte de quienes acompañados por un séquito de guardaespaldas, hacen de las suyas en distintos establecimientos a los que ingresan, inclusive, armados, sin que nadie les pueda hacer o decir nada, señaló Luis Manuel Acuña Cepeda, titular de la Dirección de Inspección y Control Reglamentario.
Ejemplo de lo anterior es Don Quintín, donde continuamente se han observado incidentes, saliendo a relucir las influencias de quienes apoyados por el poderío económico o político de sus padres, hacen víctimas de su prepotencia a personas a las que han impedido la entrada al negocio, sin importarles el derecho de acceso a cualquier lugar público.
El funcionario municipal dijo que como autoridad, ha tomado conocimiento de las irregularidades que se han detectado en el mencionado negocio, de hecho, de manera sistemática se acude a Don Quintín para observar que se estén cumpliendo con los reglamentos en vigor y en cuanto se detecte cualquier anomalía, el inspector levanta el acta correspondiente.
Respecto a la presencia de gente armada al interior de éste u otros antros, Acuña Cepeda, respondió que su personal tiene la instrucción de dar parte de inmediato a la autoridad competente, a fin de que acuda y detenga a quien esté armado para ponerlo a disposición de la instancia indicada.
Por desgracia, dijo, los mismos empleados del establecimiento temen ser presa de represalias de parte de los “juniors” o alguno de sus “guaruras”, por lo que se sienten con la espada contra la pared, pues por un lado son estas personas y por el otro la autoridad que vigila se cumpla con el reglamento.
Acuña Cepeda recordó un caso que se suscitó hace un par de semanas en Don Quintín, donde el hijo de un prominente empresario lagunero, entró portando un arma de fuego, seguido por su cuerpo de seguridad, al que obviamente no se le dijo nada por el mencionado temor.
Este sujeto, ordenó a varios de sus “guarros” a que permanecieran en la entrada del local con el objeto de impedir el acceso a una jovencita que fue humillada y prácticamente desalojada por los citados guardaespaldas, frente a toda la concurrencia.
Reconoció el director de Inspección y Control Reglamentario que este tipo de situaciones es para que la autoridad tome cartas en el asunto, pues en su momento pudiera presentarse un incidente en el que los “guaruras” de dos o más “juniors” se enfrenten a balazos sin importarles la presencia de terceras personas.
“El gerente del lugar ya ha estado en mi oficina, para manifestar su impotencia ante este tipo de situaciones y además mostrar completa disposición para el acatamiento del reglamento, a fin de evitarse dificultades posteriores”, aseguró.
Por lo pronto y hasta en tanto las corporaciones que llevan al cabo en forma permanente el llamado operativo Guardián acudan a éste y demás antros, con el propósito de detener a las personas que faltando a todo lineamiento acostumbran a ingresar a los negocios, portando armas de fuego del uso exclusivo del ejército, la Dirección de Inspección y Control Reglamentario, continuará con su trabajo de observar que se cumplen con las disposiciones para la venta de etílicos.
Vigilancia.
Dentro de las acciones de verificación que los inspectores llevan a cabo, están:
*Que se cumpla con el reglamento en su totalidad.
*Que no haya menores de edad en el interior de los negocios.
*Que el cierre de la barra sea a las dos de la mañana.
*Que a las tres de la mañana ya no haya nadie en el interior.
Fuente: Dirección de Inspección y Control Reglamentario.
