La Comisión Diocesana de Derechos Humanos presentará una denuncia contra los responsables de atacar a una ilegal
El Siglo de Torreón
SALTILLO, Coah.- Una joven guatemalteca perdió parcialmente su pierna derecha al caer de un tren de carga en marcha, del cual fue aventada por guardias de seguridad de la empresa Transportación Ferroviaria Mexicana.
Gabriela Maritza Barrios tiene 20 años de edad y formaba parte de un grupo de centroamericanos que la semana pasada en San Luis Potosí abordó de ‘trampa’ el ferrocarril en un intento por llegar a la frontera con Texas, Estados Unidos.
Guardias de seguridad de la empresa Transportación Ferroviaria Mexicana los interceptaron y a bordo del tren golpearon y amenazaron a la joven, a quien además la despojaron del poco dinero que tenía, informó el sacerdote católico Pedro Pantoja Arriaga.
El encargado de la Casa del Migrante “Belén”, con sede en esta ciudad, explicó que Gabriela, madre de un niño de cuatro de edad que se encuentra en Guatemala, fue trasladada al Hospital Universitario de Saltillo donde los médicos tuvieron que amputarle parcialmente su pierna derecha.
“Hay un terror muy grande en la muchacha porque fue amenazada de muerte… (pero) tanto ella como los testigos ubican como responsables a los guardias”, indicó antes de aclarar que Gabriela no se encuentra en condiciones de hablar con los medios de comunicación.
“Está demasiado traumada, está bajo una angustia de terror por todo lo que vivió; nos ha platicado todas las agresiones de que fue víctima por parte de los guardias del ferrocarril. No sólo la agredieron físicamente, sino que la traían colgada del tren, amenazándola, después de haberla despojado de su dinero y de haberla tratado como basura, con todo y su dignidad de mujer hasta que por fin cayó del tren y se destrozó toda la pierna derecha”, señaló.
Dijo que la Comisión Diocesana de Derechos Humanos presentará mañana la denuncia penal en contra de quienes resulten responsables del atentado que sufrió la centroamericana.
Explicó que los médicos no pudieron salvarle la pierna pues “sus huesos quedaron totalmente destrozados, sobreexpuestos y perdió la irrigación sanguínea”, de tal forma que “los cirujanos tuvieron que recurrir a una cirugía total y le amputaron del chamorro para abajo”.
Señaló que además de las lesiones provocadas por los golpes, “su estado psicológico es traumático” y dijo que incluso tiene síntomas de paranoia al presumir que entre los médicos se pueda infiltrar alguno de sus agresores, quienes la amenazaron de muerte en caso de revelar la realidad de los hechos.
El sacerdote dijo que si bien los centroamericanos que acompañaban a la lesionada fueron detenidos por el Instituto Nacional de Migración, esta dependencia accedió a mantenerlos en la ciudad y no deportarlos, con el propósito de que relaten lo que pasó ante el Ministerio Público.
Dijo que este caso de agresión física en contra de migrantes no es el único ocurrido en las inmediaciones de Saltillo durante las últimas semanas.
Señaló que si bien los abusos en ocasiones no llegan a los golpes, sí comprenden robos y amenazas en contra de los centroamericanos.
Tal es el caso del hondureño Luis Alfonso Bueso Díaz, a quien policías del Distrito Federal le robaron los únicos 150 pesos que tenía para llegar a Estados Unidos.
Entrevistado por El Siglo de Torreón, Bueso explicó que alrededor de diez migrantes hondureños arribaron a las inmediaciones de una de las centrales de autobuses en la capital del país, con el propósito de contactar con un ‘pollero’ que los llevara hasta Los Ángeles, California.
Sin embargo, señaló que “estos señores con uniformes color azul nos agarraron y nos dijeron que si no queríamos que nos llevaran a migración les teníamos que dar todo nuestro dinero”.
Otro migrante, el salvadoreño Elías Saucedo, explicó que en ocasiones las vejaciones no las reciben propiamente de agentes policiacos o de migración, sino de los trabajadores de las diferentes empresas que operan el ferrocarril de carga en México.
Explicó que el jueves, antes de llegar a Saltillo, un grupo de garroteros arremetieron a golpes en contra de los integrantes del grupo de centroamericanos al cual él pertenecía.
“Nos agarraron a pedradas, a un compañero lo alcanzaron y lo torturaron, le pagaban en el estómago y en la cara y le advertían con gritos que ya no se volviera a parar por ahí. Todo esto pasó en San Luis Potosí, cuando el tren en que veníamos se detuvo para alguna cosa y nosotros decidimos bajarnos para descansar.
“Cuando estábamos descansando nos sorprendieron y los garroteros le avisaron a los guardias, quienes llegaron y también nos echaron la furia encima”, recordó.
La entrevista con los centroamericanos se desarrolló en las instalaciones de la Casa del Migrante “Belén”, donde a diario más de 100 migrantes llegan, particularmente en el transcurso de la madrugada, en busca de refugio, agua y comida.
La ruta del terror
Coahuila se encuentra ya dentro no sólo dentro de la ruta del hambre, sino también del terror por la que tienen que cruzar miles de migrantes centroamericanos en su peregrinar rumbo a Estados Unidos, advirtió el padre Pedro Pantoja Arriaga.
El coordinador de la Pastoral Social de la Diócesis de Saltillo reprobó que las propias autoridades gubernamentales se hayan convertido en cazadores de ciudadanos empobrecidos que sólo se encuentran de paso por el país.
Dijo que operativos policiacos como el llamado “Guardián”, en el que participan las corporaciones policiacas estatales, federales y hasta el Ejército Mexicano, son una muestra del nulo respeto que el Gobierno tiene hacia los derechos humanos de los migrantes, la mayoría centroamericanos.
“Tratándose de delincuentes y de sospechosos con fundamento, las autoridades tienen todo el derecho de hacerlo, pero tratándose de los migrantes no, porque aún cuando la Ley de Población concede a las autoridades migratorias y a la Policía Federal Preventiva la autorización única de perseguirlos, aún así creo que queda el respeto a la persona para no decidir quién es sospechoso solamente por conjeturas, sino en el momento en que haya un fundamento”, mencionó.
Pantoja advirtió que “migrante no es igual a delincuente” y ni siquiera a un pasajero cualquiera, pues “el migrante es un hombre empobrecido que desgraciadamente no ha llegado a ser considerado un sujeto de derecho ni en un Estado de Derecho”.
Consideró que los miles de centroamericanos que deciden utilizar las rutas de Coahuila y sobre todo de Saltillo para seguir su trayecto rumbo al sur de Estados Unidos, “no pueden ser declarados sospechosos y tampoco como un empobrecido muerto de hambre que nada más por esa condición puede ser relacionado con un “Mara” o con un narcotraficante o con un violador”.
Dijo que si bien la misma naturaleza del viaje de los migrantes está llena de riesgos, todavía los centroamericanos se ven obligados a enfrentarse a la insensibilidad de las autoridades mexicanas.
“Ningún migrante se salva de la agresión y es hacerle sobremanera cargado y sufrido el camino que ya de por sí es sufrido, además de llegar sin un solo centavo, despojados de todo, además de todas las ofensas y las golpizas, todavía tienen que llegar con ese riesgo de perder la vida”, señaló.
Consideró que tanto el Gobierno como la sociedad misma deben aceptar cuanto antes que Coahuila, Saltillo, Torreón y las ciudades fronterizas del estado forman parte de la realidad histórica que significan los migrantes.
“El mismo hecho que el Instituto Nacional de Migración esté tratando de ubicar una estación migratoria regional, nos indica que deveras es importantísimo este momento histórico para la sociedad de Saltillo y no lo está atendiendo ni lo está entendiendo, así como tampoco los organismos institucionales.
“Las instituciones gubernamentales no están entendiendo que esto no sólo es un paso de gente empobrecida, sino es el flujo de un fenómeno social importantísimo que está añadiendo historia a la realidad social de nuestra ciudad y de nuestro estado” , mencionó.
El responsable de la Casa del Migrante “Belén” consideró que la sociedad coahuilense se niega a hacer historia frente a este acontecimiento social como lo es la migración es un fenómeno social.
“La migración es eso, no un acontecimiento aislado ni un peregrinaje de gente pobre que viene pidiendo compasión. Es un flujo histórico que viene pidiendo respuestas históricas, culturales, de los medios de comunicación, de todo lo que significan los derechos humanos.
“Desafortunadamente siguen habiendo la ignorancia y la insensibilidad frente a esta injusticia, pero también ante el proceso y la importancia histórica que todo esto implica”, puntualizó.