EL SIGLO DE TORREÓN
MATAMOROS, COAH.- A lo lejos de la carretera se puede ver a una mujer con una carretilla repleta de flores moradas y amarillas, es doña Victoria, quien en compañía de sus hijas se dirige al panteón a visitar la tumba de su amado Candelario.
Una de ellas carga una tina vacía mientras la otra una corona de flores. Poco a poco se van acercando al panteón, el cual aún se puede ver vacío.
Son las diez de la mañana, Victoria recargada en una pequeña barda, observa a sus hijas, quienes con entusiasmo riegan la tierra de la humilde tumba. Aurelia, es el nombre de una de sus hijas, ella, una por una coloca las flores alrededor de la tumba de su padre, mientras Concha, limpia la cruz.
?Año con año, desde hace más de 20, venimos a visitar la tumba de mi marido. Luego de que terminamos de arreglar todo nos quedamos un ratito para platicar de él y pasar un rato agradable entre familia?, comenta Victoria mientras con esfuerzos recoge una de las flores que se han caído de la tumba.
Poco a poco el bullicio de la gente se va haciendo cada vez más fuerte, la gente comienza a llegar, unos caminando y otros en auto.
Los niños al ver llegar al señor de las frutas corren hacia él mientras otros corren con el señor de las cañas.
Para Silvia, otra de las visitantes, el ambiente que se vive en esta ocasión desde hace mucho tiempo que no se vivía, ?antes había personas que se ponían a vender cerveza a las afueras del panteón y la gente se peleaba una con la otra sin importarles el lugar en donde estaban, pero ahora la cosa está más tranquila?, dice.
Otros visitantes atribuyeron al clima, la ausencia de los deudos en el panteón, ya que sólo un 70 por ciento de él se podía apreciar lleno de flores y de familiares, ?también es que cayó entre semana y a muchos trabajadores no les dieron el día?, dijo Silvia.
Aunque la presencia policiaca en este sector matamorense fue casi nula, los deudos, como Victoria, aseguran que no hace falta, pues El Cambio, ya es un pueblo tranquilo.