CRÓNICA URBANA.
EL SIGLO DE TORREÓN
SAN PEDRO, COAH.- En su familia hay una labor que día a día se está convirtiendo en una tradición. Sin darse cuenta, los hermanos Contreras Rosales han ido entrando en el comercio informal de la nieve de garrafa. Hoy, es su principal fuente de ingresos.
Juan es un joven de 26 años de edad. Con vergüenza comenta que en algún tiempo estuvo metido en algunos vicios, sin embargo, su pena es todavía tanta que no quiso decir cuáles. Hoy, vendiendo nieve pretende enderezar su rumbo.
El intenso calor no lo detiene. Su hermano acaba de partir a Acuña y le dejó un triciclo para que vendiera nieve de garrafa. Son dos sabores, piña y limón. Junto al kiosco de la plaza principal, Juan espera la salida de los estudiantes, sus principales clientes.
Apenas cumplirá una semana en el negocio. Tiene ocho consanguíneos de los cuales tres se dedican al comercio informal de las nieves. Por las calles de San Pedro, los hermanos Contreras Rosales ofrecen su producto a los sedientos habitantes.
Desde que tenía un año de edad, dejó su ciudad natal, Matamoros. Sus padres optaron por escoger San Pedro como lugar de residencia. Allí creció y terminó la secundaria. El futuro de Juan se obstruyó por un poco de diversión.
“A mí me gustaba mucho el relajo. Nunca me gustó la escuela y mejor seguí con mis amigos. Ahora sí me arrepiento de no haberla continuado, pero qué puedo hacer más que trabajar en esto para poder alimentarme”.
Juan es soltero. Vive con su mamá pero desde que tenía 14 años, conoce la independencia. A esa edad viajó sin ningún familiar a la ciudad de Acuña, donde trabajó en una maquiladora y posteriormente en una empresa que fabrica figuras de yeso.
Sus cuatro años en la compañía le sirvieron para saber la responsabilidad de tener un empleo, pero seguramente la nostalgia lo hizo regresar. Hoy, la venta de las nieves es su principal fuente de ingresos, dinero que utiliza en sus necesidades.
