Recuperan Buzos Castañeda cadáver en la presa Guadalupe Victoria
EL SIGLO DE TORREÓN
COMARCA LAGUNERA.- Tras una intensa búsqueda en la que participaron elementos de bomberos de la vecina Matamoros, ayer por la mañana se logró rescatar el cuerpo sin vida de un joven que se ahogó el pasado domingo al mediodía cuando fue a nadar con unos amigos al estanque ubicado en las cercanías al ejido Granada y se echó un clavado pero nunca salió a la superficie.
Eliseo Cabrales Saldaña, supervisor de la Policía Ministerial, manifestó que el cadáver de Pablo Valdez Macías, de 28 años de edad, domiciliado en calle Aguanaval No. 35 de la colonia Nueva Laguna Sur de esta ciudad, fue encontrado en el fondo del depósito de agua, de aproximadamente 30 metros cuadrados por unos seis de profundidad, enredado entre unas raíces, motivo por el cual nunca pudo salir a flote.
Fue ayer, a eso de las 09:15 de la mañana, cuando luego de varias horas de labores, los bomberos de Matamoros, Coahuila, pudieron encontrar el cuerpo y sacarlo a la superficie. Su desaparición se había reportado el domingo diez de abril.
De acuerdo a los datos obtenidos por el supervisor de la Policía Ministerial, el infortunado occiso había acudido a nadar al estanque cercano al ejido Granada, con varios amigos: Víctor Manuel Muñoz Esquivel, Juan Pablo Cárdenas de la Cruz, Jesús Flores Espinoza y Luis Gustavo Valenzuela Estrada, todos vecinos de la colonia Nueva California.
En determinado momento comenzaron a introducirse al reservorio de agua y fue cuando Pablo lo hizo también pero ya no salió a la superficie por lo que se dio aviso a las autoridades y desde entonces estuvieron buscándolo hasta que lo hallaron ayer por la mañana.
El cuerpo de Pablo fue identificado por Nora Lucía Valdez Macías y Juan Guillermo Tañol Olivas, hermana y cuñado, respectivamente, del occiso, que pasó al anfiteatro donde se le practicaría la necropsia de Ley.
Otro rescate
Por su parte, el cuerpo de rescate formado por los hermanos Castañeda, logró recuperar en diez horas el cuerpo de un hombre de 31 años, que tenía una semana desaparecido en la presa Guadalupe Victoria.
José Alfredo Castañeda, junto con sus hermanos Jesús y Armando, viajaron a la ciudad de Durango en una avioneta enviada por el Gobierno del Estado, expresamente para recatar el cuerpo de Héctor Hernández García.
A 22 metros de profundidad y con temperaturas de cuatro grados centígrados, los Buzos Castañeda lograron su cometido utilizando sofisticado equipo del grupo de rescate de Guadalajara, Jalisco que también apoyó en la búsqueda.
Desde la desaparición del cuerpo de Hernández García, el domingo tres de abril, iniciaron la búsqueda seis buzos de Durango, después arribaron dos más de Sinaloa y a la par de los hermanos Castañeda, llegaron seis buzos de Guadalajara.
A las 8:00 horas del domingo diez de marzo, los rescatistas abordaron una avioneta para iniciar sus maniobras y a las 18:50 horas, Jesús Castañeda hizo contacto con el cadáver del infortunado paseante de la presa.
Como se informó en su oportunidad, la tragedia ocurrió el último día de vacaciones de Hernández García, quien sufrió la volcadura de su lancha cuando regresaba a la orilla. En los primeros reportes de Protección Civil de Durango, calculaba encontrar el cuerpo entre diez y veinte días.
Inesperada muerte
Un infarto fulminante sorprendió en la vía pública a Anastasio López Jaramillo, quien era pensionado ferrocarrilero y venía desde Lerdo, Durango, a cobrar su cheque mensual. El deceso sobrevino instantes después de bajar del camión que lo trajo desde la Ciudad Jardín.
Con 72 años de vida, domiciliado en calle Jacarandas No. 26 de la colonia Los Sauces, de la citada ciudad, Anastasio llegó a Torreón a bordo de un camión de la línea Torreón-Gómez.-Lerdo Directo y descendió del mismo en calle Blanco y bulevar Revolución.
Cuando lo hizo, se comenzó a sentir mal, pues un fuerte dolor en el pecho lo aquejó, por lo que se sentón en una banca que está en dicha confluencia, para no levantarse más.
El Ministerio Público de Delitos Contra la Vida y la Salud Personal, mesa tres, encabezada por Liliana López de la Cruz, acudió hasta e lugar donde se había congregado un gran número de personas, para dar fe del cadáver y ordenar su traslado al anfiteatro, donde se le haría un reconocimiento cadavérico, toda vez que no presentaba huellas externas de violencia.
