Buenos Aires, (EFE).- El cuerpo de un sacerdote español fallecido hace 54 años fue hallado en perfecto estado de conservación en un cementerio de Argentina, aseguraron a EFE familiares del religioso.
El cadáver incorrupto pertenece al salesiano Francisco Baeza, nacido en Ardales (Málaga) en 1901 y fallecido en la provincia argentina de Córdoba (centro del país) el 25 de septiembre de 1951.
El cuerpo en sorprendente estado de conservación fue descubierto el pasado día 19, cuando una empresa fúnebre retiró el ataúd con los restos de Baeza del panteón de los salesianos del cementerio de la ciudad cordobesa de Alta Gracia.
El féretro fue llevado hasta la vecina localidad de Santa Rosa de Calamuchita y allí, al abrirlo, se descubrió que el cuerpo estaba intacto, con el pelo rubio del sacerdote, sus uñas y cejas, la piel en buen estado y sin pérdida de masa muscular.
La exhumación fue realizada a petición del sobrino del sacerdote, Juan Carlos Baeza, quien quería cumplir con una antigua promesa de trasladar los restos de su tío para que descansaran junto a los de su padre.
"Al abrir el cajón, me llaman al instante para darme la noticia y no lo podía creer. Los salesianos me recomendaron no cremar el cuerpo, que era mi intención, y mantenerlo en un cajón, en un mausoleo, no en tierra", contó a EFE Juan Carlos Baeza.
El sobrino del cura, quien prefirió no ver los restos de su tío, explicó que de la mortaja que llevaba puesta el cadáver emanaba un "fuerte olor a humedad, por lo que se la sacaron y bañaron completamente el cuerpo".
Sergio Kalas, de la empresa de servicios fúnebres que trasladó el féretro, confirmó que la apariencia del cuerpo era similar al de una persona recién fallecida y destacó el hecho de que la caja metálica del cajón tenía una rotura, por lo que la descomposición debió incluso haber sido más rápida de lo normal.
"Es algo no natural", afirmó Kalas.
El sorprendente caso tomó trascendencia, cuando el cura de Santa Rosa de Calamuchita, Pablo Liendo, presionado porque los rumores se acrecentaban en el pueblo, decidió desvelar el misterio en declaraciones a una radio local.
"Se veía como si estuviera momificado, como si estuviera seco, con las manos y todo intacto. Me impresionó muchísimo", confesó el sacerdote luego de ver el cuerpo el pasado fin de semana.
Liendo dijo que aunque no se declara santa a una persona "porque su cuerpo sea incorruptible", este hallazgo puede ser "la punta del ovillo de una trama por lo pronto escondida que abre la posibilidad de investigar vida y obra" del cura español.
Francisco Baeza llegó a Argentina con su familia en 1907, siendo un niño, como muchos de sus compatriotas que emigraron en busca de nuevas oportunidades.
La familia Baeza se estableció en la provincia de Mendoza (oeste del país), donde Francisco conoció la congregación salesiana.
Al cumplir 23 años como sacerdote y tras detectársele el mal de Parkinson, fue enviado a una casa de reposo en Alta Gracia, donde siguió desarrollando su actividad pastoral.
"Era muy querido. Para Alta Gracia es un santo. Daba a todo el que podía una bendición y hasta último momento siguió confesando, aunque ya no podía celebrar la eucaristía", cuenta Juan Carlos Baeza.
El sobrino del sacerdote asegura que no quiere hacer publicidad de este caso y que prefiere una actitud prudente y esperar los resultados de la investigación que abrirán los salesianos, recogiendo testimonios de la vida del religioso español.
Sabe que si la gente comienza a venerar a su tío sin el visto bueno de la Iglesia, eso podría complicar la marcha de una futura causa de beatificación.
La orden salesiana pidió que antes de que fuese cerrado el féretro de Baeza se le tomaran fotografías al cuerpo, que finalmente fue depositado en el panteón familiar, en la ciudad cordobesa de Río Tercero.
