Buenos Aires, (EFE).- La identificación de los restos de la desaparecida monja francesa Leonie Duquet hizo revivir 28 años después, uno de los casos de violaciones de los derechos humanos de la dictadura argentina que más eco tuvo fuera del país.
Un tribunal confirmó que los restos de Duquet estaban sepultados como "NN" (desconocidos) en el cementerio de la ciudad de General Lavalle, a 365 kilómetros al sur de la capital argentina.
En ese mismo cementerio se recuperaron e identificaron en julio pasado los cadáveres de otras tres víctimas de un grupo en el que se inflitró el ex capitán de navío Alfredo Astíz, condenado en ausencia en Francia, detenido y procesado en Argentina por crímenes de "lesa humanidad" y reclamado por otros países europeos.
La identificación de los restos de Duquet, efectuada por el Equipo Argentino de Antropología Forense, tiene "un grado de certeza" del 99.92 por ciento, informó el juez Horacio Cattani, de la Cámara Federal en lo Criminal de Buenos Aires.
El juez señaló que los restos de Duquet estaban sepultados como "probablemente" correspondientes a los de un hombre, por lo que ordenó que se hiciera la partida de defunción correcta y se notificara al abogado Horacio Méndez Carreras, quien representa a la familia de la monja francesa.
En el cementerio de General Lavalle también estaban sepultados como "NN" los restos de Azucena Villaflor, fundadora de las Madres de Plaza de Mayo, grupo humanitario creado en pleno régimen militar (1976-1983) para reclamar por los detenidos-desaparecidos, y los de sus compañeras María Ponce y Esther Ballestrino de Cariaga.
Los restos de estas tres mujeres, identificados el 8 de julio pasado, habían sido llevados a General Lavalle luego de ser hallados en playas del Atlántico, a cuyas aguas fueron arrojados en "vuelos de la muerte" hace 28 años, señaló Méndez Carreras.
Leonie Duquet fue secuestrada el 10 de diciembre de 1977 por un "grupo de tareas" al que pertenecía Astiz, que dos días antes se había llevado a otras diez personas, entre ellas otra monja francesa, Alice Domón, que sigue desaparecida, y Villaflor, Ponce y Ballestrino de Cariaga.
Todas estas mujeres formaban un grupo, compuesto principalmente por mujeres cuyos hijos habían desaparecido, que se reunía en el colegio Santa Cruz de Buenos Aires y en el que Astíz se infiltró con el nombre falso de "Gustavo Niño", para luego "señalarlas" como peligrosas, según testimonios de supervivientes.
"La desaparición de Duquet fue para preservar la identidad y proteger a Astiz", que "estaba preocupado por la repercusión internacional de los secuestros" en el colegio Santa Cruz", dijo el abogado de la familia de la monja francesa.
En declaraciones a EFE Hebe de Bonafini, presidenta de una de las organizaciones en que se escindieron las Madres de Plaza de Mayo, recordó que Azucena Villaflor, Ester Balestrino de Cariaga y Mary Ponce "eran las madres más valientes y combativas, por eso se las llevaron gracias al infame engaño de Astiz".