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MÉXICO, DF.- El tamaño y la calidad de la tradicional ofrenda de muertos depende del bolsillo de quien la pone, pues en estos días tradicionalmente se incrementan los precios de la ya conocida flor de muerto, el pan y las veladoras.
En un recorrido realizado en centros comerciales y mercados públicos, se constató que una ofrenda para la celebración del Día de Muertos cuesta desde 70 hasta dos mil pesos, lo cual dependerá de la capacidad económica de las personas que acostumbran esta tradición.
La conocida flor de cempasúchil es uno de los productos más adquiridos para esta celebración y en promedio se encuentra en mercados públicos desde diez y hasta 30 pesos una docena, en tanto que pequeñas macetas con un promedio de ocho flores se pueden comprar en 70 pesos.
A su vez, las veladoras más económicas oscilan entre diez y 100 pesos, lo cual depende del envase, tipo de parafina, el grosor e incluso el adorno.
La gente más humilde y con menores recursos económicos coloca ofrendas sólo con flores de cempasúchil diseminadas en una superficie donde por lo regular se pone la foto del “festejado”, una veladora y agua. Si acaso alcanza para un “pan de muerto”, el individual cuesta 20 pesos.
Sin embargo, hay familias que colocan en las ofrendas todo lo que encuentran en el mercado, desde pollo con mole -con un valor en promedio de 20 pesos-, pan de muerto, agua, vino, cerveza, frutas, calabaza, adornos y la tradicional calavera ya sea de azúcar, chocolate o amaranto.
Entre algunos productos tradicionales que se consideran para la ofrenda están la calabaza con un costo de diez pesos el kilo, y si se considera que una de ellas pesa entre seis y ocho kilogramos el promedio será de entre 60 y 80 pesos; mientras que las calaveras de dulce se pueden comprar hasta 12 pesos cada una.
Además se encuentran las naranjas, tejocotes, cañas, mandarinas, camotes y mandarinas entre otras, ya que también dependerá de los gustos que tenía el muerto en vida.
Existen ofrendas con vino tinto, blanco, cerveza o tequila, lo cual incrementa el costo de la ofrenda, dependiendo del tipo de bebida que se le ofrezca al visitante del más allá.
Sin embargo no todos los mexicanos conservan esta tradición, pues aunque la ofrenda de muertos se sigue enseñando en escuelas e incluso museos, el costo económico que ellas representan ha llevado a muchas personas a celebrar sólo con un ramo de flores y una veladora.
Alerta Profeco por ataúdes usados
La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) alertó a los consumidores sobre la venta de ataúdes usados y contaminados, lo cual representa un grave riesgo para la salud de las personas que acuden a los velorios.
La Profeco dio a conocer las prácticas de algunas agencias funerarias que rentan o venden ataúdes usados y contaminados después de haber incinerado un cuerpo, sin conocer el motivo de fallecimiento del usuario anterior. Destaca que “si la persona murió de alguna enfermedad infectocontagiosa, el ataúd debe ser incinerado, ya que representaría un riesgo de salud para las personas que acudan al velorio”.
En su sección “Alerta” de la Revista del Consumidor del mes de noviembre, la institución puntualiza que al rentar o comprar un ataúd usado, el consumidor debe solicitar a la agencia funeraria el visto bueno de la autoridad sanitaria local, que autorice la reutilización del producto.
De igual manera, recomienda revisar que no esté maltratado, sin raspaduras en la pintura, ni mal olor, así como el interior en perfectas condiciones y, en su caso, se tiene que verificar que dicho producto sea el mismo que se utiliza en el servicio funerario.
La Procuraduría señala que esta práctica se lleva a cabo debido a que el costo de este tipo de cajas usadas es menor que al de una nueva, en tanto que la psicología de quien lo adquiere, y muchas veces porque representa un gasto no previsto, es que “el muerto para que quiere alguno nuevo”.
En este sentido, refiere que las agencias funerarias ofrecen servicios para cualquier necesidad, gusto o costumbre del cliente, por lo que es posible adquirir desde un ataúd hasta contratar un servicio completo con aseo estético del cuerpo, embalsamamiento, sala de velación, transporte del difunto y dolientes e incluso tramitación de acta de defunción.
