No es la primera vez y seguramente no será la última que el narco penetra en las altas esferas políticas mexicanas.
En esta ocasión llegó hasta Los Pinos en donde un funcionario de corte panista y originario de Agua Prieta, Sonora, proporcionaba información de la agenda presidencial al Cártel de Juárez de los hermanos Carrillo.
Según el procurador Rafael Macedo de la Concha se logró salvar la seguridad del presidente Vicente Fox, pero todavía no sabemos cuánta información confidencial y comprometedora habría transmitido el acusado Nahum Acosta Lugo a los jefes de la mafia.
Hace un par de sexenios recordará usted que dos altos funcionarios mexicanos estuvieron involucrados con actividades del narcotráfico a través de una joven y guapa mujer de nombre Marcela Bodenstedt.
Hablamos de los entonces jefe de asesores de Los Pinos, José Córdoba Montoya y del secretario de Comunicaciones, Emilio Gamboa Patrón.
Aquello fue un escándalo que tomó tintes de chisme social porque dicha mujer puso en serios aprietos a los personajes de marras, tanto a su jefe Carlos Salinas de Gortari como a sus respectivas familias.
Otra infiltración mayúscula del narco en las esferas del poder ocurrió en tiempos del presidente Ernesto Zedillo con el zar contra las drogas, el general Jesús Gutiérrez Rebollo, capturado en febrero de 1997 por sus nexos con Amado Carrillo Fuentes, entonces mandamás del Cártel de Juárez.
Mientras el jefe militar combatía sin piedad a los Arellano Félix y a los enemigos del Cártel de Juárez, por abajo del agua recibía dinero, propiedades y otras prebendas de la temida organización.
Por ello quizás ahora la sorpresa no fue tan grande al revelarse la1 noticia de la detención de Nahum Acosta, quien desde una dirección de la Coordinación de Giras Presidenciales se dedicó a informar de los pasos presidenciales al crimen organizado.
No deja de ser inconcebible esta realidad y ahora habría que preguntarse cuántos más habrá infiltrados no sólo en la Presidencia de la República sino en otras dependencias clave para la seguridad nacional como la PGR, Gobernación y el propio Ejército Mexicano.
El periodista Jesús Blancornelas, especialista en el tema del narcotráfico, mencionó ayer que debe haber por lo menos dos sujetos más infiltrados en Los Pinos además de otros tantos en dependencias federales.
La pregunta que queda en el aire es por qué las autoridades no esperaron más tiempo para seguir los pasos del soplón de Los Pinos y emprender una cacería que incluyera a los grandes capos, en este caso a los miembros del clan Carrillo Félix.
Será clave además investigar a fondo la llegada a Los Pinos del sospechoso Acosta Lugo porque seguramente en sus antecedentes políticos podría haber evidencias de infiltraciones del narco en otras esferas de la vida pública nacional.
En Agua Prieta como en otras poblaciones fronterizas es muy común que en la política se inmiscuya el narcotráfico. En las contiendas electorales es de sobra conocido que los dólares en efectivo circulen profusamente sin importar colores ni siglas partidistas.
Hace una semana comentamos en este espacio que lejos de cantar victoria, el Gobierno de Fox estaba obligado a profundizar su lucha contra el narcotráfico y más ahora con el caso Acosta Lugo que evidencia el poder y alcances del narco en México.
A Fox le quedan dos años de Gobierno aunque sólo uno efectivo porque en 2006 la sucesión presidencial arrasará al país. Nada fácil será en ganar en doce meses lo que Fox califica como la madre de todas las batallas en contra de las mafias.
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