EFE
París, Francia.- El estadounidense Lance Armstrong, del Discovery Channel, se despidió ayer del ciclismo profesional a los 33 años después de dar su séptima vuelta de honor consecutiva en los Campos Elíseos de París, donde terminó la vigésima primera y última etapa del Tour de Francia, en la que se impuso el kazako Alexander Vinokurov.
Armstrong, después de 13 años de profesional y 11 participaciones en el Tour con 22 triunfos de etapa, se jubiló vestido de amarillo, en la cumbre más alta jamás alcanzada en la prueba más importante del mundo. Puso la bandera de su país en una altura que difícilmente será superada por ningún otro ciclista, lo que le confiere el aura de irrepetible.
Dominador de principio a fin, con los rivales impotentes ante su dominio y más conservador que en anteriores ediciones, cumplió su reto personal y su compromiso con el patrocinador, por lo que se marcha dejando abierta la línea de sucesión y debate sobre quien será su heredero.
El corredor de Texas se hizo la foto de honor junto a dos viejos conocidos, el italiano Ivan Basso (CSC), segundo clasificado a 4.40 y el alemán Jan Ullrich, ?ese corredor que se descentra en las primeras etapas? tercero a 6.21. El líder del T-Mobile, vencedor en 1997 y 5 veces segundo, estrenó el único puesto del cajón que no conocía.
El resto de los podios de honor se repartieron de la siguiente manera: el danés Michael Rasmussen sucedió a Virenque en el premio de la montaña. Fue la revelación hasta la contrarreloj de Saint Etienne, pero después de dos caídas y tres cambios de bicicleta, el apodado ?pollo? pasó del tercer al séptimo puesto de la general.
El maillot verde fue a parar al noruego Thor Hushovd, el más regular de los corredores completos que se dejan notar en las llegadas masivas, aunque se fue de vacío. El mejor joven fue el ucraniano Yaroslav Popovych, del Discovery, de 25 años, según Armstrong su sucesor. Y por equipos el T-Mobile se llevó los galones por delante del Discovery, con la propina final de Vinokurov.
En la etapa, como es habitual en la jornada de clausura, ambiente festivo, esta vez bajo la lluvia, copas de champán en homenaje al campeón y charlas varias entre los 155 componentes del pelotón, entre los que rodaba el farolillo rojo, el español Iker Flores (Euskaltel), quien pasará a los libros de historia con su apartado propio, cosa que no consigue, por ejemplo, el clasificado en el puesto 73. Algo es algo.
Pero no faltó el susto de rigor, ya que Armstrong estuvo a punto de sufrir una caída cuando tres de sus compañeros, con Hincapie y Popovych al frente y a 65 kilómetros de meta, se fueron al suelo en una curva por culpa del asfalto mojado. El texano se quedó a un palmo del aterrizaje forzoso.
Su triunfo oficial se adelantó al primer paso por la meta de los Campos Elíseos, ya que la organización paró el cronometro con antelación por las malas condiciones climatológicas y el correspondiente peligro de accidentes. Los Campos Elíseos eran una auténtica pista de patinaje.
Vinokurov, que atacó a dos kilómetros de meta y ya no hubo forma de alcanzarlo, invirtió un tiempo de 3h40:57. Era su segunda victoria después de la alcanzada en Briancon. Y así se cerró la edición número 92, la del final del ciclo del emperador Lance Armstrong. Sus seguidores le despidieron con calor. ?Hasta siempre, Lance?.