La tasa de muerte súbita es diez veces mayor en el primer mes que sigue a un ataque cardíaco que dos años después, dijeron los investigadores en un estudio.
LOS ANGELES (AP) .- Los pacientes que sufren un ataque cardíaco tienen mayores posibilidades de perecer de muerte súbita en las cuatro semanas siguientes al infarto, pero el tratamiento que podría impedir ese tipo de muerte no se aplica entonces por ser considerado demasiado riesgoso, dice un nuevo estudio.
La nueva investigación debe inducir a los médicos a reconsiderar cómo se trata a los pacientes en esos cruciales días postoperatorios. La tasa de muerte súbita es diez veces mayor en el primer mes que sigue a un ataque cardíaco que dos años después, dijeron los investigadores en un estudio publicado en la revista New England Journal of Medicine.
"Necesitamos considerar terapias y estrategias... que puedan proteger a los pacientes durante este período vulnerable, en las semanas que siguen a un ataque cardíaco", dijo el doctor Scott Solomon, cardiólogo del hospital Brigham and Women's de Boston, que encabezó el estudio.
La mayor parte de los ataques cardíacos son causados cuando algo bloquea las coronarias e impide el paso de la sangre y el oxígeno al músculo cardíaco. Los tratamientos pueden despejar las arterias bloqueadas y restablecer la corriente sanguínea, pero los daños al tejido cardíaco ocasionado por el infarto producen en ocasiones ritmos anormales que pueden parar el corazón sin previo aviso.
La muerte súbita es responsable ahora de dos de cada tres muertes por problemas cardíacos en los Estados Unidos, que suman un total de unos 450,000 casos anuales.
Varios estudios han demostrado que los desfibriladores injertados pueden impedir la muerte súbita al dar de nuevo al corazón un ritmo normal.
Pero esos estudios han sido realizados en los pacientes varios años después de haber sufrido un infarto.
Los lineamientos del Colegio Estadounidense de Cardiología recomiendan que los médicos esperen entre uno y tres meses para implantar un desfibrilador en los pacientes de infarto cardíaco.
En cambio, el doctor Kenneth Ellenbogen, que no está vinculado al estudio, dijo que el mismo "demuestra que los pacientes que acaban de sufrir un infarto corren el mayor riesgo de muerte súbita cardíaca, y que se niega a esos pacientes la posibilidad de obtener un desfibrilador".
"Es un terreno que debemos estudiar más detenidamente", añadió Ellenbogen.